viernes 29 marzo 2024

Motín de Devoto, la violencia como medio para lograr concesiones

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Cuanto más regulada está la actividad de una sociedad, su producción, su comercio y la actividad financiera, mayor será la expansión del derecho penal porque a una sociedad anómica como la nuestra, sólo puede imponérsele una conducta si su incumplimiento genera un castigo.

En los 90 se observó que era necesario construir cárceles porque el hacinamiento de los presos era, además del claro incumplimiento de las exigencias convencionales, un polvorín que sólo necesitaba a alguien que encendiera la mecha.

Se construyeron algunas y el escándalo de corrupción determinó no sólo que resultaran imputados los únicos funcionarios honestos que aportaron sus conocimientos técnicos para la tarea, y que recién después de muchos años resultaron sobreseídos, sino que el proyecto se paralizara. Desde entonces, habeas corpus colectivos, denuncias y diferentes intentos de motines o huelgas de hambre, intentaron sin éxito poner el tema en agenda.

Varias administraciones prometieron trasladar a la cárcel de Devoto – única cárcel dentro de la ciudad- pero aun hoy alberga 2000 detenidos.

Con la “excusa” del Covid 19 salieron de prisión algunos exfuncionarios condenados por graves delitos de corrupción, mientras que los procesados sin condena que por edad o dolencias integran el grupo de riesgo, miran sus triunfales declaraciones hacinados en pabellones donde el riesgo sanitario se codea con muros enmohecidos, escasez de comida y suciedad por doquier.

El 23 de abril la Cámara de Casación Criminal de Capital (ya antes lo había hecho la bonaerense) decide que es necesario tomar medidas urgentes para disminuir la población carcelaria atento lo aconsejado por el Alto Comisionado de UN. La sobrepoblación carcelaria es un foco de propagación del virus, por lo que indica a los Jueces que realicen acciones para coadyuvar a la pronta disminución de esa población.

En la noche del mismo jueves, como no podía ser de otra manera, comenzó el motín en Devoto. Se subieron a los techos rompiendo lo que encontraban a su paso y agrediendo a los guardiacárceles, hubo focos de incendio y desmanes de todo tipo.

Familiares y amigos de los detenidos intentaban acercarse sin poder trasponer las vallas con las que se cercaron las calles aledañas, gritaban defendiendo los derechos humanos de los presos y respondiendo sin sonrojarse, por ejemplo, que su hermano, por cuyos derechos clamaba, estaba preso por haber cometido dos homicidios.

La desidia de décadas quedó expuesta a la vista de todos. Lugares invivibles, superpoblados y destruidos se paseaban del brazo de la desintegración del Patronato de Liberados y la falta de elementos indispensables para poder facilitar la morigeración de las penas sin descuidar la seguridad de la población.

La improvisación de los funcionarios y la falta de respeto a las víctimas fue el plato mas servido en la mesa de la emergencia. Ordenaron sin vacilar la prisión domiciliaria en la casa vecina a la que vivía la víctima de la violación imputada al liberado.

Las manifestaciones de algunos funcionarios son de una irresponsabilidad tan manifiesta, que es preferible no repetirlas ni aun para marcarla.

Comenzaron a hacerse escuchar organizaciones de víctimas que requerían ser oídos antes de la libertad o al menos, ser notificados de que había ocurrido, para evitar que lo que denunció una víctima: el victimario recién liberado comenzó a amenazarlo telefónicamente.

No anticipar, no tomar medidas previas para poner orden en ese caos, determinó que no hubiera otra forma de parar el levantamiento que integrar una mesa de diálogo. Allí el Secretario de Justicia de la Nación, el director del Servicio Penitenciario, Jueces del Tribunal de Casación, se sentaron a acordar con los representantes de varios pabellones, entre ellos, uno condenado a prisión perpetua por cuatro homicidios.

Se comprometieron que se refaccionaría todo lo que rompieron, que no se tomarían represalias ni traslados contra los que condujeron el motín, y que discutirían morigeración de las penas, conmutaciones y métodos alternativos. Todos compromisos de una sola de las partes reunidas. Otra vez se habilitaba la violencia como medio para lograr aquellas concesiones.

Muchas eran necesidades reales generadas por la falta de respeto a las disposiciones legales y constitucionales por parte de sucesivas administraciones. Sin duda mucho de lo pedido en relación al hábitat, debió haber sido dado sin que la violencia fuese la forma usada para hacerse oír.

Los delegados de los pabellones de Devoto se auto designaron como representantes de todas las cárceles federales del país.

Alguna fuga, otras unidades en estado de alerta, ciento de huelgas de hambre, para decirnos a los gritos que hay temas que no pueden descuidarse indefinidamente con la creencia que las rejas que restringen su libertad ambulatoria impedirán que, cuando la olla de presión explote, lesione todo lo que encuentre. Y como en otras ocasiones los más violentos, lo menos merecedores de privilegios, resultan los más beneficiados.

El presidente de la Cámara de Diputados afirma que como observa que los jueces están actuando de manera irresponsable los someterán a juicio político si las libertades que otorgan no corresponden. Los únicos que pueden actuar de manera irresponsable (por ser amable en la calificación) sin consecuencias, parece que son los políticos.
Marta Nercellas
Abogada, especialista en Derecho Penal y Derecho Penal Económico

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