En términos de defensa, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), dejó sola a Francia como potencia con armamento nuclear dentro de la UE. Su presidente, Emannuel Macron, aprovechó la ocasión y, no sin recato, ofreció su fuerza nuclear como herramienta de seguridad colectiva europea.
A la avanzada del presidente Macron correspondió el silencio glacial alemán. Es que la historia se repite como en los años del general De Gaulle y del canciller Konrad Adenauer: Francia desconfía y minimiza la OTAN –Organización del Tratado del Atlántico Norte- donde pesa la palabra y la acción de Estados Unidos, mientras que Alemana confía en la OTAN para su defensa, menos que antes, claro, desde que gobierna el presidente Trump.
La OTAN para la defensa exterior y el profesionalismo del BND –el Servicio de Inteligencia alemán-, junto al intercambio de información con otros países, para la lucha contra el terrorismo djihadista.
Así, el 15 de abril 2020, cinco ciudadanos de Tadjikistán fueron arrestados mientras se preparaban para atentar contra instalaciones militares de Estados Unidos en Alemania y para llevar a cabo ataques mortales contra personalidades islámicas moderadas. Los cinco recibían órdenes de dos responsables de Estado Islámico, uno en Afganistán y el otro en Siria. El BND calcula en 11 mil a los islamistas radicalizados que viven en Alemania.
Histórico: el 23 de abril comenzó el proceso, por aplicación de la jurisdicción universal frente a crímenes contra la humanidad, de dos sirios miembros de los servicios de Inteligencia del dictador Bachar al-Asad, por homicidios y violación masiva de derechos humanos. Son los primeros sirios en ser juzgados en el mundo.
Si durante mucho tiempo Alemania experimentó laxismo desde lo internacional, otro tanto ocurrió en materia de blanqueo de dinero.
Luego de años de hacer la vista gorda en aras de una supuesta “tradición del empleo de dinero en efectivo”, el gobierno decidió endurecer los controles en materia de transacciones inmobiliarias, de compra de oro y de pago de alquileres superiores a diez mil euros.
¿Cuánto representan? Unos 100 mil millones de euros anuales que provienen del tráfico de drogas, armas, seres humanos y del fraude fiscal. En 2018, el número de transacciones sospechosas fue de 77 mil. Para no pocos, Alemania es un paraíso fiscal.
El 03 de marzo, Alemania toma conciencia del coronavirus como pandemia en su propio territorio. El país cuenta, en ese momento, con 170 infectados. Primeros dos muertos, el 10 de marzo.
En materia económica, desde el principio, el coronavirus echa por tierra la buena letra alemana en materia presupuestaria. El déficit equivalente al 0,35 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) ya es solo un buen recuerdo.
Para el 14 de marzo, con 3.500 infectados, “a grandes males, grandes remedios”. Así, 550 mil millones de euros comienzan a ser distribuidos entre las empresas en dificultades. Un día después, cierre de fronteras. Las previsiones económicas hablan de una caída del PBI alemán de hasta un 9 por ciento para el 2020. El 20 de marzo, la Unión Europea suspende las reglas sobre disciplina presupuestaria.
La tasa de mortalidad alemana es sensiblemente inferior a la de sus países vecinos, producto de los tests “precoces” practicados apenas iniciada la pandemia.
La estadística alemana muestra 6,9 muertos por cada 100 mil habitantes. Para Estados Unidos, la cifra es de 15,7; en España, de 48,2; en Francia, de 20,1; en el Reino Unido de 28,8; en Bélgica, de 57,6; en los Países Bajos, de 25,1; en Suecia, de 21,3 (sin confinamiento forzoso) y en Italia, de 43.
Alemania se opone a los corona bonos, títulos de deuda que pretenden emitir individualmente los países del sur de Europa pero con una mutualización europea como garantía. Sostiene la posición de ayuda mediante el Mecanismo Europeo de Solidaridad, detrás de la posición intransigente de los Países Bajos.
En otras palabras, la canciller Merkel y el Parlamento alemán no confían en la responsabilidad de los países del sur que podrían utilizar los corona bonos para atender cuestiones ajenas a las consecuencias de la pandemia. Encuesta: el 89 por ciento de los alemanes apoya la gestión del gobierno Merkel frente al coronavirus.
El 05 de abril, el Parlamento vota suspender la obligación constitucional sobre limitación de la deuda pública. La buena letra de todos estos años –pese a las presiones- permite ahora atender la emergencia con mucho menos sobresaltos. Claro que todo dependerá de la duración de la pandemia. El 16 de abril, la canciller Merkel da a conocer un plan gradual para salir del confinamiento con inicio el 20 de abril. Para el 04 de mayo está previsto el retorno parcial a clase.
Luis Domenianni
