“La policía nos persigue, nos sacan fotos, nos tratan como si fuéramos criminales. Es tan horrible lo que sucede aquí que es difícil pensar que algo pueda cambiar en los próximos tiempos. Tratan de impedir que rescatemos a los perros vivos. Tenemos que seguir peleando para que esto termine, hasta que toda China deje de comérselos.” Es el primer día del Festival de Yulin, desde un video el creador de “No dogs left Behind” (No quedan perros atrás), Jeff Beri, lanza un pedido desesperado.
Ha empezado el tiempo de descuento, el horror que miles de personas en el mundo siguen estupefactos. El Festival de Yulin, al sur de la China, marca el solsticio de verano, para nosotros del invierno y durante una semana se sacrifican sin parar perros para ser comidos.
Los camiones con jaulas apiladas, llegan desde distintos puntos de la China, especialmente desde Beijing. Muchos de ellos son robados poco antes del Festival, y otros están lastimados o enfermos. Algunos mueren durante el viaje.
Los activistas intentan interceptar los camiones para poder salvar aunque sea a algunos de esos seres desesperados, aterrados, hacinados.
Desde allí los llevarán al refugio que Jeffrey Beri desde su organización “No dogs left behind” ha construido para alojarlos mientras esperan ser adoptados desde occidente. A través de las redes, los activistas muestran lo que sucede cada año para estas fechas, sin demasiada libertad de movimientos.
El Festival de Yulin dura diez días. Los animales no solo son transportados en horribles condiciones, sino que además, son torturados. Quienes participan del Festival, poseen la creencia de que el dolor al momento de la muerte, aportará un mejor sabor a la carne.
Ya en el mercado, las jaulas se amontonan a un costado de los mostradores. Los cadáveres colgando también. Los animales se exhiben vivos, para ofrecer la posibilidad de elegir al que promete ser mejor al paladar o a la salud, y son sacrificados en el momento ante la mirada del resto de sus compañeros.
China es el lugar del mundo adonde mas cantidad de perros son brutalmente sacrificados. Pero esto es solamente la punta del iceberg. Es un mínimo porcentaje de lo que sucede en el sudeste asiático y el sur de Asia en general, adonde regularmente se consume carne de perro. Se acaba de prohibir en Indonesia.
En todo el mundo árabe, son directamente masacrados y es difícil verlos circular por las calles, pues a diferencia de los gatos, a quienes Mahoma veneraba, son considerados impuros por el islamismo.
En el mundo occidental muchas veces nuestra propia comodidad hace que los seleccionemos de acuerdo a raza, pelo, color, sin tener en cuenta a los cientos de miles que deambulan en busca de algo de comida por las calles.
El argumento del veganismo, de que lo único que diferencia este sacrificio con el del resto de los animales es que el perro ha sido desde tiempos inmemoriales el mejor amigo del hombre, mal que nos pese, nos enfrenta a la verdad.
Culturalmente ellos han compartido la vida con nosotros, a diferencia de muchos otros, y se han adaptado a nuestras costumbres. Las miradas inocentes, sin comprender la razón por la cual el ser humano, su amigo, a quien adora, le infringe maltrato o dolor, nos desgarran el corazón.
Quizás el coronavirus haya venido para darnos una gran enseñanza, debido a su contundencia, y el terror en que nos ha sumido. Hace tiempo que el universo nos advierte en vano acerca de nuestros actos, y hacemos oídos sordos manipulando la naturaleza y todos a quien en ella habitan, generando así todo tipo de desórdenes.
Comernos la “agonía animal”, como explicaba aquella mujer, por muchos considerada la mejor escritora del siglo XX , Margueritte Yourcenar, conlleva una consecuencia. Y el mundo ha empezado a despertarse ante esta evidencia…
No dogs left behind – Animal Hope and Wellness -BAWA
Por Isabel de Estrada – Periodista y escritora – Autora de “Aullidos en el Viento”, Correr para vivir, Buenos Aires Guau, Perros sin Collar
Presidente FundacionZorba/Facebook/Instagram
www.fundacionzorba.org
IG/BN/CC/rp.
