El presidente de la Cámara de Diputados afirmó: “Sin duda en Venezuela hay una dictadura”. Que dijo el presidente Alberto Fernández: «Nosotros nunca hemos desconocido la legitimidad del Gobierno de Venezuela”. Pero esta diferencia muestra las múltiples controversias que se agitan en la interna del Frente de Todos. En el eje, de las mismas, quedó atrapado el presidente Fernández que hace equilibrio en su relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Massa fue más allá. Sobre Venezuela enfatizó: “un gobierno que detiene estudiantes que reclaman es un gobierno que no respeta la democracia” y agregó «porque no cumplió con los derechos humanos» y cuestionó el régimen de Maduro: «porque no cumplió con los derechos humanos». Pero el preside Fernández, para mostrarse alineado con el sector más duro del kirchnerismo señaló: «En algún momento planteé que me llamaba mucho la atención que los medios que estaban preocupados porque el Gobierno de Maduro había detenido a 1.800 personas, no estaban preocupados por la detención de más de 2.500 personas en Chile, en situaciones de extrema violencia».
En diálogo con A24, Massa sostuvo: “Sin dudas en Venezuela hay una dictadura; un gobierno que detiene estudiantes que reclaman es un gobierno que no respeta la democracia” y reiteró: “Lo dije una y mil veces, y no voy a cambiar de opinión”, y fue políticamente correcto al afirmar: “la riqueza del Frente de Todos es que podamos convivir en la diversidad aquellos que pensamos distinto”.
Massa fue contundente al afirmar sobre el régimen de Maduro: “es un gobierno que no respeta la democracia”, y dejo en claro cuál es su percepción sobre el actual proceso electoral que está en marcha en Venezuela. Seguro el presidente de la Cámara de Diputados estaba en conocimiento de las declaraciones del actual ministro de Defensa Gral. Vladimir Padrino López y las reacciones que las mismas provocaron en distintos sectores incluso en la Conferencia Episcopal Venezolana.
El 5 de julio, al celebrar el 209 aniversario de la Independencia de Venezuela, el general en jefe Vladimiro Padrino López, el verdadero hombre fuerte del régimen, actual ministro de Defensa a quién responde la cúpula militar, en su discurso se refirió, sutilmente, a todos los partidos de la oposición y en particular al presidente a cargo Juan Guaidó y afirmó: «Mientras exista una Fuerza Armada como la que hoy tenemos, antiimperialista, revolucionaria, bolivariana, nunca podrán ejercer el poder político en Venezuela». Con esta declaración, el poderoso militar, dejó viciado el proceso en curso de elecciones parlamentarias.
El 10 de julio la Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano, difundió un comunicado sobre la situación del país. En su punto 7º dice: “Los venezolanos queremos vivir en democracia. Para ello es necesario celebrar elecciones de modo imparcial para todos los partidos políticos y de respeto del voto ciudadano. El régimen, más preocupado por mantenerse en el poder que en el bienestar del pueblo, ha convocado a unas elecciones parlamentarias, valiéndose de un Tribunal Supremo de Justicia sumiso al Ejecutivo, de un Consejo Nacional Electoral ilegitimo y la confiscación de algunos partidos políticos, así como realizando amenazas y persecuciones a los dirigentes políticos e intentando comprar conciencias. Todo esto además de dibujar una ilegitimidad, provocará la abstención y la falta de confianza ante estas inciertas elecciones parlamentarias.
Pero en el punto 8º la Iglesia fue lapidaria: “Denunciamos como inmoral cualquier maniobra que obstaculice la solución social y política de los verdadero problemas, así como el cinismo de algunos factores políticos de se prestan a este juego desvergonzado, con el cual el régimen se consolida como un gobierno totalitario, justificando que no puede entregar el poder a alguien que piense distinto.”
En el punto 9º el documento afirma: “Ante el deterioro progresivo de la situación política venezolana hemos señalado en nuestras recientes Exhortaciones de julio de 2019 y enero de 2020, que se hace necesaria la salida del actual gobierno y la realización de elecciones presidenciales limpias, en condiciones de trans parencia y equidad”.
La Cancillería argentina parece no haber tomado en cuenta estas declaraciones. Quizás hubiera evitado que el jefe de Estado manifestara: «Nosotros nunca hemos desconocido la legitimidad del Gobierno de Venezuela” y agregado: “Cuando hablamos de que se recupere la convivencia democrática, estamos hablando de que se sienten a dialogar y construyan una democracia. Hay un proceso electoral de medio término donde el gobierno de Nicolás Maduro está flexibilizando posiciones».
Parece que el presidente no tomó en cuenta los informes de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ante la ONU y de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre las violaciones a los DD.HH. De haberlo considerado, quizás, hubieran evitado formular una inapropiada comparación entre la situación que se viven en Venezuela con Chile. Tal vez, hubiera buscado otro recurso para justificar una posición que resultara aceptable para un sector del Frente de Todos.
Por cierto la contraposición de ideas entre el presidente Alberto Fernández y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, va más allá de la misma. Exhibe las tensiones que se viven dentro de la coalición que hoy gobierna a la Argentina. Y deja al descubierto las dudas sobre cuál es la matriz política en la cúspide del poder nacional, con la que se toman las decisiones y la real sostenibilidad de las mismas.
P/gr/rp.
