martes 23 abril 2024

Estados Unidos en una elección diferente con repercusión mundial

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Por Atilio Molteni
El 3 de noviembre los estadounidenses votarán para elegir presidente y vice, por un período de cuatro años. El gran interrogante es si Donald Trump va a ser reelecto frente al candidato demócrata Joe Biden, cuando la situación política, económica y racial es muy distinta a la que existía en 2016 cuando venció a Hillary Clinton.

En esa ocasión ganó en Estados no comprometidos con ninguno de los Partidos, y en otros tradicionalmente demócratas. También está en juego el control de ambas Cámaras del Congreso (34 de los 100 senadores y la totalidad de los Representantes).

Trump fue consagrado presidente por el Colegio Electoral, institución integrada por 538 electores, aunque en la elección popular Clinton tuvo más votos, pues es una elección indirecta, donde los votantes optan por una lista de electores, cuyo número varía según los senadores y representantes que tiene cada Estado en el Congreso. Ellos son los que eligen al futuro presidente.

Trump, llegó al Partido Republicano después de otros intentos políticos. Luego aprovechó la crisis partidaria para obtener su candidatura en las elecciones primarias contra todos los pronósticos, cuando muchos votantes no se sentían bien representados por los líderes tradicionales. Pudo interpretar que se sentían amenazados, resentidos y atemorizados ante una elite educada, el multiculturalismo y el secularismo militante. En especial, se apoyó en los trabajadores de raza blanca y de pocos ingresos, que pensaban que la identidad tradicional del país estaba siendo dejada de lado. Por ello, argumentó que los protegería y fue adaptando sus objetivos en el desempeño de su cargo.

El presidente es un populista pragmático y conservador, que actúa con cierta independencia de las ideas políticas y económicas que se perpetuaron en los republicanos desde la época de Reagan, que no fueron modificadas por sus sucesores. Trasladó su experiencia de las negociaciones inmobiliarias al mundo de la política, ayudado por su buen manejo de las noticias por cable y sus “tweets” y una personalidad muy asertiva y enérgica, que fue bien recibida por sus simpatizantes.

Fue capaz de imponer su agenda a los republicanos sobre inmigración, comercio, política exterior, nacionalismo étnico, y conservó otros temas propios del Partido como los relativos a beneficios impositivos para las escalas más altas y límites a la acción del Estado en beneficio de la salud.

La suma de estos componentes podría permanecer vigente aún en el caso que pierda las elecciones, pues la Convención del Partido que comenzó el 24 de agosto reafirmó su decisión de no discutir una nueva Agenda y continuar aplicando la de Trump, cualquiera que ella sea.

La Convención demócrata, que se realizó por medios virtuales la semana pasada confirmó como candidatos a Joe Biden y a Kamala Harris, como presidente y vicepresidente. Son favoritos en las encuestas, por lo que si resultan electos reemplazarán el 20 de enero de 2021 a Donald Trump y Michael Pence.

Este acto partidario se caracterizó por la unidad de sus principales participantes, incluyendo a los progresistas, quienes destacaron las virtudes conciliatorias de Biden y su constante historial de búsqueda de compromisos entre las dos fuerzas políticas, sumadas a las críticas duras a la gestión de Trump. Se reafirmaron los objetivos relativos a los programas de salud, cambio climático, la economía y como enfrentar al Covid-19, mientras los distintos criterios acerca de la plataforma del Partido quedaron para más adelante.

La Convención del Partido Republicano que se prolonga hasta el 29 de agosto es muy importante para Trump, que tiene que movilizar al electorado más allá de su base permanente, compuesta fundamentalmente por la clase trabajadora de hombres de raza blanca, para incluir a las personas de educación universitaria, a las trabajadoras de raza blanca y a los votantes de origen asiático, que están tomando importancia en el electorado, pues los afro-estadounidenses en su mayoría habrían optado por Biden.

Por ello, las declaraciones de los participantes en los primeros días de la Convención republicana tratan de presentar un país distinto al actual: Trump venciendo a la pandemia, mejorando la economía y sin tensiones raciales, a pesar de que nunca tuvo una estrategia nacional frente al Covid-19, que los niveles de crecimiento y empleo no son los de febrero, y que las desigualdades raciales han vuelto a la escena.

Trump, por su parte intenta centrar la elección sobre Biden y el Partido Demócrata. Cuestiona al ex vicepresidente afirmando que es una persona frágil de carácter, que cometió errores constantes de política exterior (especialmente ante China), carente de principios y muy débil frente al sector progresista de su Partido, mientras presenta a éste como campeones del desorden e incapaces frente al crimen, por lo cual van a transformar al país y hacerlo imposible de dirigir, y describe a su programa económico como una amenaza al crecimiento y a la clase media.

El éxito o fracaso de los contendientes en esta elección se va a definir el 3 de noviembre, en lo que va a ser una votación importante para el mundo.
Atilio Molteni
Embajador
P/BN/CC/rp.

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