jueves 25 abril 2024

Cuaderno de opiniones: El fallo de la Corte simula respetar la letra constitucional

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Por Dra. Marta Nercellas

Lorenzetti, Maqueda, Rossatti y Highton de Nolasco volvieron a hacer la misma mueca a la que nos tienen acostumbrados. Aparentar independencia y ceder a las presiones políticas. Hacer como que interpretaran la ley, mientras acomodan entre los pliegues de sus supuestos fundamentos el deseo de los que mandan. Los ( o la) que mandan, lograron doblegar al Poder Judicial, no sólo a los magistrados que integran su permanente corte ( no me refiero aquí a la Suprema sino a la fáctica que los rodea con sus brazos complacientes) sino y sin escalas, a la cabeza misma del Poder Judicial. La República ha dado sus últimos suspiros.

Reinterpretan ahora su propia acordada afirmando que se les preguntó sobre la validez de los traslados y no sobre el carácter transitorio o definitivo de los mismos. Si dos años después el Consejo no los hubiera cuestionado, nunca nos hubiéramos enterado que lo que afirmaban tenía carácter provisorio. Ahora sabemos de la parquedad de los Ministros. Si queremos saber que piensan, debemos hacerle las preguntas expresamente.

Carlos Rosenkrantz nuevamente quedó solo tratando de atisbar los escasos carbones que encendidos intentan iluminar a la justicia. Fue contundente, el Consejo carece de atribuciones para revisar la regularidad de un traslado ya realizado, sólo puede hacerlo el Poder Judicial. Actuó además retroactivamente y en contra de lo que ya había decidido la Corte.

Un Consejo de la Magistratura manejado por la política, un Senado teledirigido por la venganza y un Poder Ejecutivo convertido en CEO de los deseos de quien pretende que la prepotencia es superior a la razón, jaquearon la permanencia de los jueces que tuvieron la osadía de intentar ser imparciales. Su independencia no puede ser consentida, se los debe echar de sus puestos a empujones. Debe ser un mensaje claro.

Mientras se esperaba la resolución trascendió que el Máximo Tribunal no lograba ponerse de acuerdo por temas internos y por medir con quien “quedaría mal”. La descomposición de la Justicia como institución quedaría groseramente expuesta si esas eran sus prioridades.

Las presiones eran intensas. Los miembros de los Poderes Ejecutivos y Legislativos intentaban frenar cualquier resolución que los dejara en posición de perdedores. Un importante grupo de ciudadanos en la calle exigía que resolvieran conforme a lo que ellos mismos afirmaron en la Acordada 7/2018. ¿Qué pedido desecharían?

Nos preguntabamos por qué aceptaban hablar sobre una causa en trámite con los funcionarios a espaldas de las partes? ¿Cuál es el talón de Aquiles que los hace víctima de presiones? La Constitución Nacional los coloca en la cabeza del Poder Judicial pero ellos sin vacilar hacen cenizas sus palabras y se ponen como amanuenses de los otros poderes. Proyectos contradictorios eran enarbolados y desechados en los acuerdos, como si resolver de una manera u otra fuera equivalente. Buscaban una salida para desdecirse de lo ya dicho. Concurso no es lo mismo que traslado. Afirmar que eran válidos no signifca que fueran definitivos.

Resolvieron dejarlos temporalmente en sus cargos sin valorar siquiera que esto es aún peor que rechazar sus razones. Lo entienden, pero parece no preocuparles. Un Juez al que se lo pone en situación de transitoriedad apoya su poder jurisdiccional en un pilar de azúcar, base para que pueden hacer desaparecer conforme el capricho de quien hoy dirige los destinos del país. Del país y de la justicia. La temporalidad humedece con su arbitrario ímpetu la solidez de la jurisdicción.

El fallo de la Corte decide que se inicie el procedimiento para concretar la cobertura de las vacantes. Simula respetar la letra constitucional. Olvida que los que pretende desplazar ganaron sus lugares en cargos de idéntica jurisdicción y competencia y recibieron el aval del Congreso. Pretenden que el respaldo que esa misma Corte les dió era incompleto porque la pregunta fue parcial.

Interpretan su propia acordada haciéndole decir algo diferente a aquello que surge de su letra. Mienten cuando afirman que mantienen la garantía de inamovilidad.

Incluyen, como para disminuir el reclamo por la absurda resolución, la necesidad de llamar a un nuevo concurso para cubrir esos cargos. Si las vacantes se hubieran incorporado al concurso ya abierto, que lleva años de trámite, los reemplazantes podían nombrarse inmediatamente. Pero deja a los Magistrados con una provisoriedad que lesiona su independencia.

Afirma que pueden presentarse a ese concurso. Parece una broma de pésimo gusto ( o en caso contrario, es un plan) El Consejo que los echó a empellones es el que hará la selección. Un Consejo que no respeta reglas. Que sigue los dictados de la política. Que perdona a los amigos aunque existan contra ellos denuncias de corrupción y pruebas de ilícito enriquecimiento. Pero que no duda en cuestionar la validez del título con el que ocupan sus cargos aquellos que lo honraron con la tarea desarrollada. Ese mismo Consejo será el árbitro en esa selección que se propone.

Buen día para resolver. Son tantos los temas que nos preocupan que piensan que los agravios por el fallo que contradice su propia doctrina durarán poco. Lo que ocurre en EEUU no nos resulta indiferente; lo que pasa con la vacuna tampoco. Los debates se extienden en cada tema que nos rodea y todos parecen vitales pero, sin independencia judicial, con el amargo sabor que el dominio sobre la instituciones del pais se extiende sin que exista ningún obstáculo que se atreva a limitarlo, excede en gravedad el resto de nuestras preocupaciones.

La Corte puede modificar el sentido de las palabras ( la Real Academia no opino al respecto pero ellos están convencidos) y también variar el valor del tiempo. Al Consejo de la Magistratura y al Procurador le dió 48 horas para que funden sus planteos porque la gravedad institucional del tema ameritaba acortar cualquier plazo. Esa lógica no parece corresponderse con el mes que se tomaron los magistrados no para resolver el conflicto jurisdiccional, sino para acallar la pelea interna que tienen entre ellos.

Otra vez mas se privilegia sus mezquinos intereses . Mientras tanto los de la república se deshoja en ese tironeo por la avaricia de poder. Siempre las varas son diferentes y no importa los valores que esten en juego.

El Poder Ejecutivo decidió que la Justicia no es una actividad esencial. Esta misma Corte que hoy desoye principios de raigambre constitucional, se subordinó a ese mandato y decretó una feria extraordinaria. La justicia no es prioridad. Este fallo subraya que la independencia judicial tampoco.

Lo resuelto daña la estabilidad, agrede la palabra y envalentona al poder político que continuará sus ataques contra quienes debían garantizarnos que los derechos constitucionales no podían ser avasallados por la lujuria gobernante.

Nuevamente la verdad no importa. Quien ve amenazada su libertad como consecuencia de las tropelías que se investigan, no vacila en probar que no son amenazas, que con un chasquido de dedos sus frases se convierten en acciones.

Los recursos presentados por los Dres. Bruglia, Bertuzzi y Castelli no iban a modificar los planes. No importa si en el camino los Senadores debían desoir la orden dictada por una Juez en un incidente cautelar. La Juez debía entender que es la voluntad de la política lo que importa y lo lograron, lo entendió y rechazó el recurso. Cuando se va tras un objetivo hay que hacer lo que sea necesario. El pragmatismo mata la letra de la ley . Verdad y falsedad tienen idéntico rostro si se logra maquillarlo con el pincel de la apariencia. Y ¿qué mejor barniz que la firma de los togados supremos?.

La degradación institucional es una buena moneda de cambio para saldar las cuentas que la corrupción dejó impagas. No se trata de una solución intermedia como se pretende. Es un despido a plazo. Es darle la razón a la venganza

Es difícil no recordar hoy las palabras del Juez Bonadío: “La ideología es una cosa, el expediente otra” tras lo cual se dedicó a juntar pruebas objetivas que acreditaran la materialidad de los gravísimos delitos que vaciaron las arcas del estado, que colaboraron con la siembra de pobres y la falta de las infraestructuras esenciales para el crecimiento. Creyó seguramente que el abrumador peso de los datos que reproducían la matriz de la corrupción que había devastado no sólo los activos públicos sino las esperanzas de los ciudadanos, impediría cualquier retroceso en los procesos. No contaba con que a los acusados no le importaba el precio a pagar, si hay que incendiar a la república para lograr anular lo hecho, sus impunidades bien lo vale. Están trabajando por la “liberación de la humanidad” , para la “igualdad de todos”( aunque esa igualdad signifique miseria para todos).¿ Cómo pueden entonces tener escrúpulos?. Pensar conforme indican las reglas fue un error de cálculo.

El gobierno le pertenece a quien obtuvo la mayoría sin importa si fue por un voto. Y el gobierno se maneja al antojo de quien gana, no de las leyes.

Ustarroz, impulsó desde el Consejo de la Magistratura un plan. La Corte los ayudó a consumarlo.

Los bombos no suenan a música sino a bronca e impotencia.
Dra. Marta Nercellas
Abogada, especialista en Derecho Penal y Derecho Penal Económico
P/BN/CC/rp





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