jueves 25 abril 2024

EE.UU. La elección más disputada en la historia del país mantiene al mundo en vilo

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Por Atilio Molteni
Finalmente llegó el día de la elección presidencial en Estados Unidos. Muchos de los votantes la consideran la más importante de sus vidas y un referendo acerca de la gestión del presidente Trump por las características de su liderazgo, que enfrenta a su contrincante demócrata el exvicepresidente Joe Biden.

Ambos tienen una visión diametralmente opuesta sobre el futuro de Estados Unidos, que está condicionado por una nueva realidad, representada por uno de los peores momentos de la pandemia (93.000 casos diarios ayer), la crisis económica y las protestas originadas por problemas raciales. El país está tan dividido que muchos comercios urbanos han protegido sus establecimientos temiendo una violencia posteleccionaria, y no hay garantías de una transmisión pacífica del poder, aunque ha sido una constante en su historia. Está en juego la supervivencia de la democracia en ese país, si el candidato vencido no acepta su resultado legítimo.

Es una elección indirecta, pues los votantes no elijen al futuro presidente sino a los 538 electores que integran el Colegio Electoral, donde los Estados tienen un número variable que responde a su población. Las delegaciones estaduales se reúnen individualmente el 14 de diciembre en cada uno de ellos, (el candidato que gana en un Estado cuenta con todos sus electores, salvo en dos, que se dividen proporcionalmente a los votos obtenidos por cada uno). Los contendientes deben asegurarse 270 votos en dicho Colegio o un número superior. El 6 de enero de 2021 el Congreso proclama al nuevo presidente sobre la base de los votos remitidos por los representantes del Colegio desde cada Estado, quien el 20 de enero debe tomar posesión de su cargo.

Conforme con varias encuestas anteriores a la elección, Biden estaba al frente en la intención de voto superando a Trump por más de siete puntos en el escenario nacional, con márgenes consistentes desde marzo (50.7 % contra 44 %). Una situación similar se presentó en 2016, cuando Trump compitió contra Hillary Clinton quien tuvo más votos en el país en su conjunto y en los días anteriores a la votación también lo superaba en las encuestas en los Estados claves, pero en esa ocasión el actual presidente venció en el Colegio Electoral al obtener 304 electores.

Los encuestadores han perfeccionado sus técnicas, pero la elección de ayer demostraría que sigue siendo un ejercicio teórico inexacto y que, en algunos Estados, es muy difícil llegar a conclusiones válidas, por ejemplo, por las características raciales o ubicación de su población en ciudades o en zonas rurales, o porque los encuestados han ocultado su intención real acerca de su candidato preferido.

Alrededor de 20 Estados son tradicionalmente republicanos y un número similar son demócratas, lo cual les asegura a los candidatos los electores correspondientes a los mismos. La elección se decide en los 10 restantes, considerados el “campo de batalla” real, los cuales pueden oscilar en su voto en favor de uno u otro de los candidatos.

Ayer a la noche concluyó la elección que tuvo un desarrollo bastante pacífico, cuando cerca de 100 millones de personas ya habían votado por anticipado, sobre 160 millones de los votos registrados. Va a pasar cierto tiempo hasta saber con certeza quién es el posible ganador, teniendo en cuenta, entre otras razones, la cantidad de Estados “pendulares” donde las diferencias de votos eran mínimas y dentro del margen de error estadístico, en los casos en que la legislación local les permite computar los votos por correo días después de la elección, o existen otros plazos para su recepción, como es el caso de Carolina del Norte, Pensilvania, Michigan y el Estado de Washington.

Trump, ha criticado la utilización masiva del voto por correo pues supone que favorece a sus oponentes, afirmando que llevará a la votación más fraudulenta y poco fiable de la historia. Sólo aceptó este sistema para las personas ausentes que puedan justificar su no concurrencia a votar, pero no como una opción aplicable a todos. En cambio, los demócratas argumentaron que los ciudadanos no tienen por qué elegir ente su salud y su voto. Este tema está dando lugar a cuestionamientos judiciales, que dificultarían determinar al ganador en un plazo breve, que podría postergarse por semanas e incluso llegar a la Corte Suprema, como ya anunció hoy el presidente Trump para frenar el recuento de votos y al proclamar su victoria por anticipado.

Hay seis Estados pendulares que pueden decidir la elección pues tienen 101 votos electorales en su conjunto: son tres Estados industriales del Norte, que en la elección anterior contribuyeron a darle la victoria a Trump. Fueron Pensilvania (20 elec.), Michigan (16 elec.) y Wisconsin (10 elec.), donde ganó por unos 80.000 votos en total. En Wisconsin ahora Biden podría estar al frente por un margen muy estrecho, pero en ninguno de ellos finalizó el recuento de votos, donde tienen especial relevancia los emitidos por correo. Si Biden gana en Pensilvania y Michigan, podría contrarrestar si pierde en otros Estados clave y aún alcanzar la presidencia.

Otros tres Estados del sur también muy significativos: son Florida (29 elec.), En el primero de ellos, ganó Trump por un margen muy estrecho, donde el voto latino que tiene distintos orígenes nacionales fue esencial, (se encuentra dividido en su intención de voto), a pesar de que Biden contó con el apoyo de otros sectores de votantes.En Carolina del Norte (15 elec.) está ganado Trump por 1.4 puntos con el 95 % de los votos escrutados. En cambio, en Arizona (11 elec.), Biden tendría una ventaja de 5 puntos, pero en las elecciones de 2016 en ambos ganó Trump. El mejor escenario para el presidente sería conservar las ventajas de la elección anterior, e incluso tendría un margen para perder en un par de Estados que son pendurales en su voto.

Los encargados de la campaña de Joe Biden tomaron en cuenta los errores cometidos por Clinton en 2016, por lo cual el candidato demócrata se empeñó en recorrer varios Estados clave hasta concluir la campaña el 2 de noviembre, pero hay que esperar los resultados definitivos para saber si esta acción tuvo éxito.

Texas (38 elec.) es también un Estado decisivo ya que es el segundo por el número de electores aporta, pero la última vez que venció un demócrata fue Jimmy Carter en 1976. Trump, ya ganó por 9 puntos las elecciones de 2016, ahora las ganaría por 6 puntos, en una victoria muy significativa para lograr su reelección. Finalmente, el actual presidente ganó por más de ocho puntos porcentuales en Ohio (18 elec.). En Iowa (6 elec.) y Georgia (16 elec.) estaría nuevamente al frente, sin que haya terminado el recuento de votos.

Otro dato significativo es que hasta esta mañana Biden contaba con 238 electores y Trump con 213, pero esta cifra se modifica al conocerse los resultados de los Estados que están siendo todavía escrutados.

Los republicanos conservarían su mayoría en el Senado, donde actualmente tienen 53 bancas y los demócratas 47 (se disputan sólo 35 cargos, pues 35 senadores demócratas y 30 republicanos todavía no han concluido sus mandatos), mientras los demócratas seguirían controlando la Cámara de Representantes. Para el proyecto político demócrata, en el caso de ganar Biden, sería importante contar con la mayoría en ambas Cámaras, debido a su objetivo de reconstrucción del país, restablecer las normas de derecho y lograr que Estados Unidos vuelva a ser un ejemplo de liderazgo en un mundo que enfrenta grandes desafíos.

Para el electorado las prioridades son la situación económica y política interna, la respuesta gubernamental ante la pandemia, la desigualdad racial, el cambio climático y la protección ambiental. Sin embargo, todo no está dicho, pues como ocurrió en 2016 están en marcha campañas de desinformación internas y externas. En este último caso originadas en Rusia, China e Irán, que además siembran dudas sobre la legitimidad del proceso de votación. Además, los medios sociales difunden noticias falsas y teorías conspirativas, mientras algunos Estados que tienen Gobiernos republicanos utilizan métodos para restringir los votos de sus oponentes. En un país muy dividido, el peor escenario sería que Trump, que no se ha comprometido a dejar el poder si pierde la elección, invoque la existencia de fraude y provoque una gran confrontación política y social que no tiene precedentes.
Atilio Molteni – Embajador
IN/BB/CC/rp.

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