Un informe del Observatorio de la Deuda Social, de la UCA, reveló en un año, aumentó del 40,8% al 44,2% de la población urbana: son 18 millones de pobres. Si se incluye a la población rural, hay 20 millones de pobres. De esos totales la indigencia subió del 8,9% al 10,1%: 4,1 millones indigentes urbanos o más de 4,5 millones si se incluye al sector rural.”
Pero la mayor alarma surge de los datos en los que el informe analiza por grupos de edad, donde sobresale la pobreza entre los menores de 17 años, que subió del 59,5% al 64,1% reflejando “una persistente infantilización de la pobreza en la Argentina urbana”. Son más de 7,5 millones de chicos y adolescentes que viven en hogares con carencias básicas.
Los datos del Observatorio de la Deuda Social, de la UCA (Universidad Católica Argentina) relevados entre julio y octubre de este año y son los más altos de toda la serie que arranca en 2010. Corresponde a la «pobreza de ingresos» que surge de comparar los ingresos de los hogares con los valores de la canasta de indigencia y de pobreza.
El Informe señala que sin los distintos programas sociales (IFE, AUH, tarjeta alimentaria, pensiones no contributivas y otros), la pobreza hubiera saltado del 44,2% al 53,1% de la población urbana. El efecto del IFE es el más sustantivo: 8,3 puntos incidió en reducir la indigencia y 6,4 puntos en la pobreza. Pero el IFE fue anulado por el Gobierno Nacional por lo que se estima que la situación de pobreza podría agravarse. También hay que contemplar que la asistencia al trabajo y la producción (ATP), quedó limitada a pocas actividades y se considera que tendrá un fuerte impacto en las pymes y en el empleo.
Agustín Salvia, director del Observatorio dijo: “Las evidencias presentadas en este informe confirman que bajo el escenario de crisis COVID-19, las capacidades monetarias de los hogares experimentaron un deterioro abrupto y pronunciado, con efecto regresivos sobre la pobreza y la indigencia. El nuevo escenario paralizó aún más la inversión, los consumos y la demanda de empleo en la economía formal, a la vez que frenó toda expectativa de reactivación, afectando especialmente a la pequeña y mediana empresa, profundizando la relación entre informalidad económica, pobreza y exclusión social”.
En este grave escenario el presidente Alberto Fernández, en el cierre de la Conferencia UIA, sorprendió con una inesperada afirmación: “De la pobreza no se sale con el Estado y los planes, se sale con empresarios que inviertan y den trabajo”. Estas declaraciones fueron en Quilmes, durante el cierre de la 26ta. Conferencia Industrial, organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA), para debatir los ejes de una agenda federal para la recuperación y el crecimiento.
En su exposición Alberto Fernández sostuvo que su Gobierno fue “capaz” de “capear el temporal” de la pandemia de coronavirus, al destacar que a lo largo del año pudo “reconstruirse un entramado social que estaba absolutamente quebrado y lastimado” y destacó: ”Seremos recordados por la historia como la generación de la pandemia”.
Sin embargo, los datos de la situación de la pandemia no concuerdan con lo manifestado por el jefe de Estado, la información oficial al día de hoy muestra que en Argentina los infectados por el Covid19 llegan a 1.447.732 con un total 39.305 fallecidos por la pandemia. Y también contradice al presidente la información que surge de informe del Observatorio de la Deuda Social, que muestra un entramado social quebrado por la pobreza que alcanza a la mitad de los argentinos.
Fernández, también, llamó a los empresarios pensar si la opción es que Argentina “se mueva para repetir historias” o si, por el contrario, “este es un momento fundacional para hacer otro país” y enfatizó: ”Argentina tiene que volver al mejor de los capitalismos, ese que se preocupa por invertir, arriesgar, producir, dar empleo y ganar, y todos esto mejorando la distribución del ingreso”.
Los empresarios miraban en silencio la alocución del primer mandatario, y a su turno el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, señaló: “Necesitamos acordar una política de estado que cruce desarrollo territorial con desarrollo productivo. Esta tarea no la resuelven un presidente o un ministro o un gobernador por si solos. Tampoco los empresarios ni los sindicalistas ni los medios de comunicación. Es una tarea que requiere acuerdos de largo plazo con una estrategia integral que nos permita salir de la coyuntura y orientar los esfuerzos hacia el desarrollo productivo”.
No hubo por parte del titular de la UIA una referencia directa al “impuesto a la riqueza”, en trámite en el Congreso, si en cambio ver: «de qué manera diseñamos una reforma tributaria que incentive la producción en lugar de penalizarla.Que promueva la inversión a largo plazo y que nos permita exportar bienes con valor agregado a todo el mundo.»
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