El presidente Alberto Fernández en su discurso en el Congreso, dio la instrucción de avanzar sobre el Poder Judicial: «Quiero pedirle al Congreso con muchísimo respeto que asuma su rol de control cruzado sobre el Poder Judicial. Así lo prevé nuestra Constitución Nacional», y agregó: «Institucionalmente, alguien debe ocuparse de ver lo que ha ocurrido y ver lo que está ocurriendo en la administración de justicia de nuestra república. No para interferir en sus decisiones, si no para que sirva cumpliendo el rol que el Estado de Derecho le ha asignado».
El hombre de mayor confianza de la vicepresidenta Cristina Kirchner, el senador Oscar Parrilli, que solo expresa al hablar el pensamiento de la vicepresidenta, lanzó la primera andanada, en declaraciones a Destape Radio, «Como consecuencia del macrismo, en la Justicia tenemos estas fallas estructurales que le complican la vida al ciudadano común» y anunció la creación de un procedimiento de control: «El Presidente pidió una comisión bicameral que investigue a la Justicia. Que la sociedad vea como está funcionando el Poder Judicial y cuáles son los cambios que hay que hacer».
También se sumó a esta carga, para controlar la Justicia, el ministro bonaerense de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, que dijo: «Uno de los pilares de la república es que exista entre los poderes un marco de control y seguimiento (…). Sin ánimos de revanchas, queremos que las instituciones funcionen y que sean creíbles» y fundamento sus dichos, con el latiguillo con el que el oficialismo critica el desempeño del Poder Judicial: «Hay un nivel de credibilidad en la Justicia de los más bajos de la historia. Eso no es bueno para la democracia ni para nadie».
Pero, quién provocó más ruido fue el ministro nacional de Interior, Eduardo Wado de Pedro, que al referirse a los jueces fue lapidario: “Se transforman o llegó la hora de irse”, sonó como aquella frase que Cristina Kirchner le mando a los funcionarios que no funcionan, «Todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor, hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo”.
El entorno del ministro del Interior trató de circunscribir la idea a que De Pedro hacía referencia pura y exclusivamente al problema de los femicidios , sobre los que también dijo: «Hay actores del Poder Judicial y de las fuerzas de seguridad que tienen responsabilidad directa con los femicidios». Pero la frase a los jueces: “Se transforman o llegó la hora de irse” fue de tal contundencia, que rápidamente se expandió por todo el arco político opositor, que cuestiona el mensaje del Presidente en el Congreso, e incluso en los despachos de la Casa Rosada, donde se advirtió sorpresa por los duros términos con que el Presidente se enfrentó a la Corte Suprema de Justicia.
Por su parte, la ministra de Justicia, Marcela Losardo, en declaraciones a Futurock, trató bajar el tono a las derivaciones de los dichos de Fernández en el Congreso: “No hubo algo sorprendente en el discurso del Presidente, está cumpliendo con la promesa de modificar la Justicia”, y completó: “Lo que planteó el Presidente no es más que lo que viene planteando desde la campaña; la Justicia es un tema que nos preocupa y del que nos íbamos a ocupar”.
El ataque al Poder Judicial, de Alberto Fernández en el Congreso, y los manifestaciones de funcionarios que intensificaron el mismo, tuvo una negativa reacción en el mercado, en el que el riesgo país trepo hasta 1560 unidades, guarismo que no se veía desde septiembre 2020, los ADR cayeron en Wall Street hasta un 7%, y la mayoría de los papeles que cotizan en New York, quedaron en rojo. Mientras tanto se aguarda la reacción de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional respecto a los proyectos de control de la Justicia, lanzados por el senador, FdeT, Oscar Parrilli.
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