EL 2 DE ABRIL DE 1982, La visión del diplomático que hizo todo lo posible para evitar tan trágico desenlace. Capítulo III

Por Atilio Molteni – Embajador

El día 2 de abril a las 17 horas, en mi carácter de Encargado de Negocios, fui citado por el Secretario Permanente de la Cancillería británica, Michael Palliser, circunstancia que informé de inmediato a la Cancillería, con la evaluación de que su propósito sería el rompimiento formal de las relaciones diplomáticas.

Las formas en la diplomacia tienen relevancia. En este caso presentaron características destacables, pues debí esperar por más de media hora en un salón adornado por cuadros de las victorias británicas en el proceso de formación de su imperio, quizás con el propósito de crear en el representante argentino un clima que reflejara las características singulares de lo que estaba ocurriendo en el Atlántico Sur y de lo que sobrevendría.

Una vez comenzada la reunión, el Secretario Permanente Palliser con gran hostilidad me notificó sobre un desenlace previsible, demostrando que el orgullo imperial estaba profundamente herido. Me hizo entrega de la nota en la cual constaba que el Reino Unido rompía sus relaciones diplomáticas con Argentina, y que el personal diplomático a mi cargo debía abandonar Londres, a lo que respondí que nuestro país actuaría de igual manera.

Cuando me solicitó una explicación de lo ocurrido por nuestra acción en Malvinas, afirmé que Argentina había vuelto a lo que histórica y legalmente le pertenecía. Fue entonces que me aseveró que esa situación sería discutida en la ONU y en otros lugares, lo cual confirmó mi apreciación que muy pronto se desencadenaría un conflicto armado en el Atlántico Sur, evaluación que explique días más tarde en Buenos Aires al entonces Canciller Nicanor Costa Méndez, cuando todavía el Gobierno argentino especulaba que era posible una solución negociada.

Dos días antes, el representante de Aerolíneas Argentinas en Londres me informó que se habían suspendido los vuelos desde Buenos Aires y solicitó mi consejo acerca de la actitud a adoptar con los fondos de la compañía en Londres. Le hice saber mi apreciación: debían ser transferidos a otro destino.

Un suceso destacable relacionado con lo anterior ocurrió el 2 de abril que, demostró, una vez más, que la intención original de la Junta no fue permanecer en las islas, pues no se había tomado decisión alguna sobre el destino de los fondos argentinos en Londres. Por ello, ordené que fueran transferidos de inmediato a otros centros financieros, en coordinación con el Banco Central.

Fue así como, el día 2 de abril la tercera parte de los 1500 millones de libras disponibles depositados en el Banco de Inglaterra, fueron retirados por el Banco de la Nación Argentina, nuestro agente financiero en Londres. Medida afortunada, ya que al día siguiente el Parlamento dispuso el embargo de todos los fondos argentinos públicos y privados en el Reino Unido, circunstancia que se destaca expresamente en el Informe Franks.

El día 3 de abril, el Gobierno británico obtuvo la conformidad del Parlamento para el envío de una Fuerza de Tareas al Atlántico Sur (cuya organización estaba prevista con anticipación). Con esta decisión, la Primer Ministro, hizo caso omiso de las críticas de quienes opinaban que su Gobierno debía renunciar en pleno por el mal manejo de la crisis. La excepción fue el entonces Canciller Lord Carrington, quien asumió la responsabilidad política por lo sucedido.

En ese momento, la Primer Ministro sólo contaba con el 23 % de aceptación popular y su futuro político pasó a depender de una acción militar decisiva, mientras la Armada británica, que contemplaba un programa de reducción de sus efectivos, una ofensiva naval le permitía demostrar su capacidad, pese a los inconvenientes y riesgos concretos que debía enfrentar.

Finalmente, el 3 de abril con la aprobación de la resolución 502 por el Consejo de Seguridad de la ONU, (10 votos a favor, uno en contra -Panamá- y cuatro abstenciones -URSS, China, Polonia y España-), el Reino Unido obtuvo un triunfo diplomático y logró legitimar internacionalmente su acción militar. Respondió al pensamiento de la Primer Ministro que, además de dirigir el Gabinete de Guerra mantuvo una actitud favorable a una solución militar de la crisis. Su posición influyó decididamente en evitar alcanzar una solución diplomática a través de las distintas gestiones que se realizaron.

Ese mismo día en Buenos Aires se produjo una formidable presencia popular en la Plaza de Mayo, muy favorable a la recuperación de las Islas (no hacia el Gobierno), que se reflejó también en todo el país y provocó un ambiente de triunfalismo en gran parte de la población.

Esta realidad condicionó al presidente Galtieri y a los demás jefes militares, que luego preferirían la derrota militar antes que enfrentar a su pueblo, por lo cual se dejó de lado el propósito inicial de la denominada “Operación Rosario”, consistente en una acción militar de fuerza y luego una retirada para negociar.

También el día 3 de abril se decidió reforzar el despliegue militar argentino en las islas Malvinas. La respuesta británica tuvo lugar cuatro días después cuando se puso en marcha un bloqueo naval, que teóricamente se ejercería de inmediato por medio de submarinos nucleares que navegaban hacia el Atlántico Sur.

En los días siguientes previos a mi partida de Londres, debí negociar con el Foreign Office las características que tendrían la Sección de Intereses de cada país, que en el caso de Argentina correspondió a la Embajada de Brasil. En esa ocasión se renovó el ambiente poco amistoso de los diplomáticos británicos hacia nuestra delegación, en la cual ambas partes se notificaron de la ruptura de relaciones consulares. También aceptaron levantar los embargos a las cuentas bancarias de la Embajada, debido a que habíamos gestionado una medida similar por parte de nuestro Banco Central en Buenos Aires.

El día 7 de abril, después de arriar el pabellón argentino de la Embajada y reemplazarlo por la enseña brasileña, acompañado de nuestros colegas, partí hacia Buenos Aires con la íntima convicción de haber hecho todo lo posible para evitar tan trágico desenlace, del cual ahora dependería la vida de tantos de mis compatriotas.
Atilio Molteni – Embajador
P/BN/vfn/cc.rp.

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