jueves 25 abril 2024

Cuaderno de opiniones: “Reconfiguración de la Armada Argentina”

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Por José Javier Díaz (*)

El Atlántico Sur representa la vía natural del comercio exterior y un espacio geográfico de altísimo valor -económico y geopolítico- para la Argentina, ya que es la puerta de acceso a la Antártida, a los pasajes interoceánicos y a nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Por ello, resulta imperioso replantear el rol y despliegue de la Armada Argentina para proteger nuestros Intereses Vitales.

Breve introducción

La Armada de la República Argentina (ARA) viene atravesando en los últimos años la mayor crisis logística y operativa de su historia en casi dos siglos de existencia.

La falta de un adecuado presupuesto se ha exacerbado desde la Guerra de Malvinas hasta la actualidad, impidiendo mantener las capacidades militares de la Armada que, al carecer de recursos, no pudo concretar la incorporación de nuevos Sistemas de Armas (SdA), la recuperación y modernización de aquellos que aún cuentan con margen de vida útil, etc.

Después de décadas en que el Estado nacional mantuvo casi dos tercios de los magros haberes del personal castrense en negro, recién el año pasado se concretó el blanqueo de los salarios militares.

Sin embargo, la política salarial para las Fuerzas Armadas continúa siendo una tarea pendiente de los gobiernos democráticos desde 1983 al presente, ya que siguen vigentes cuestiones injustificables en cuanto a la desproporción entre los haberes que percibe el personal de las Fuerzas de Seguridad (FFSS) federales y sus jerarquías equivalentes de las FFAA, con distorsiones de hasta un 30% en detrimento del personal militar en actividad y retiro.

Las capacidades de la Armada hoy

La edad promedio de los buques de guerra que integran el Comando de la Flota de Mar (COFM), espina dorsal sobre la que se constituye el Poder Naval Integrado (PNI), supera los 35 años. Tanto las Corbetas -tres de la clase A-69 adquiridas a Francia a fines de la década de 1970 y seis clase MEKO-140 construidas en Argentina bajo licencia alemana- así como los cuatro Destructores MEKO-360 no recibieron la necesaria modernización de media vida de sus sensores (radares, sonares, etc.) y armamento (artillería, misiles, torpedos).

Un segundo componente del PNI es el Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS), que actualmente no tiene ni una sola unidad operativa, contando en su austero inventario un ejemplar de la clase U-209 (el ARA “Salta”) y uno de la clase TR-1700 (el ARA “Santa Cruz”). Ambos submarinos están imposibilitados de operar en inmersión debido a su falta de mantenimiento y la necesaria modernización de media vida que debieron recibir décadas atrás.

En ese sentido, a la obsecuencia/pasividad de algunos altos mandos navales que sabían la necesidad de modernizar los medios o sustituirlos por otros de nueva generación, se sumó el desinterés y negligencia de los funcionarios políticos que ocuparon cargos en el Ministerio de Defensa (MINDEF) en las últimas dos décadas, dando como resultado el trágico naufragio del Submarino ARA “San Juan” en noviembre del 2017, en la que perecieron sus 44 tripulantes.

El tercer componente del PNI es el Comando de la Infantería de Marina (COIM), que con sus Batallones de Infantería de Marina (BIM), de Artillería Antiaérea, de Campaña, de Vehículos Anfibios, etc., tiene por misión la proyección estratégica de fuerzas para recuperar  y/o conquistar objetivos en territorios insulares, fluviales y costeros mediante operaciones de desembarco y asalto anfibio.

Sin embargo, la realidad actual del COIM muestra un Cuerpo de Infantería de Marina escuálido, cuyos Batallones están -en promedio- al 60% de lo que prevén sus cuadros de organización, ya sea por falta de personal y/o de medios. Así, el COIM hoy sigue vivo gracias a la vocación de servicio y profesionalismo de sus integrantes, quienes hacen todo lo posible por mantener operativos sus escasos y vetustos vehículos de campaña, los sistemas de artillería, comunicaciones, etc.

Al igual que el COFS (que carece de, al menos, un submarino operativo), el COIM hace 25 años que no cuenta con el sistema de armas esencial para cumplir su misión primaria. Esto es así desde febrero de 1997, cuando el Poder Ejecutivo Nacional ordenó -por decreto- desafectar el Buque de Desembarco de Tanques (BDT) ARA “Cabo San Antonio” -construido en Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE)- sin prever su reemplazo con anterioridad ni hasta el presente.

Finalmente, pero no por ello menos importante, el cuarto componente del PNI es el Comando la Aviación Naval (COAN), cuya misión es ampliar el radio de acción de la Flota de Mar con operaciones de exploración aeronaval, cobertura aérea y apoyo en guerra antisuperficie y antisubmarina, así como también proveer sostén logístico aeromóvil, tareas de búsqueda y rescate en el mar, etc.

Al igual que los otros componentes del Poder Naval Integrado, el COAN ha ido perdiendo capacidades en forma parcial y/o total debido a la creciente obsolescencia y desprogramación de sus aviones y helicópteros.

A fin de ilustrar el estado de situación al presente podemos afirmar que las Escuadrillas Aeronavales de Exploración, Antisubmarina y de Caza y Ataque no cuentan, ni siquiera, con al menos un ejemplar de sus sistemas de armas de dotación en servicio (P-3B Orión, S-2T Turbo Tracker y Super Etendard, respectivamente). Las escuadrillas que hoy siguen operativas apenas tienen un promedio de tres ejemplares de cada sistema de armas en servicio (3 helicópteros Sea King y 1 Fennec, 5 aviones Turbo Mentor y 3 B-200).

Por falta de recursos, en los últimos quince años el COAN tuvo que desactivar la Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque (por la baja de los reactores Aermacchi MB-339 en 2007); la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros (por la desprogramación de los UH-1H en 2008); la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil (desde la baja del último Fokker F-28 en 2016).

A la menor cantidad de buques, submarinos, aeronaves y elementos de Infantería de Marina se suma su creciente antigüedad, con la consecuente dificultad para su mantenimiento y operación, además de tornarse obsoletos en términos operativos y tácticos para las características de los conflictos bélicos actuales y futuros.

El éxodo de personal altamente capacitado al sector privado por la gran brecha salarial; el deterioro de la infraestructura y maquinarias; la falta de insumos y componente derivaron en una fuerte disminución de la capacidad de los Talleres y Arsenales navales para realizar el mantenimiento -preventivo y correctivo- de los diversos sistemas de armas en dotación, ni hablar de modernizarlos!!!

La estrechez presupuestaria no sólo redujo la dotación de sistemas de armas sino que también afectó la instrucción y adiestramiento de Oficiales, Suboficiales y Voluntarios, llegando a niveles peligrosamente bajos que dificultan alcanzar las habilidades y experiencias mínimas en Técnicas y Tácticas acordes a cada jerarquía de aquellos profesionales que deben prepararse para ir a la guerra.

La disminución del adiestramiento, tanto a nivel específico (entre elementos y/o componentes de la propia Armada), conjunto (elementos de la ARA operando con los del Ejército Argentino y/o la Fuerza Aérea Argentina) y combinado (con fuerzas de otros países), se aprecia en la baja de los principales indicadores objetivos que sirven de métrica, a saber: días de navegación para los buques, días de campaña para los Infantes de Marina, de inmersión para los submarinistas y horas de vuelo para los pilotos navales. Vale recordar que esta lamentable situación es recurrente también en las otras Fuerzas Armadas argentinas.

No es casualidad, entonces, que en las últimas dos décadas se incrementara tanto la tasa de incidentes y accidentes que reportaron las FFAA, provocando no sólo la destrucción -parcial o total- de vehículos, buques, submarinos, aviones, helicópteros, etc., sino también lesiones (temporales o permanentes) y hasta el fallecimiento de personal militar en cumplimiento de actos del servicio.

La nota completa en https://www.zona-militar.com/2021/11/07/reconfiguracion-de-la-armada-argentina/

(*)El autor se desempeñó como Oficial del Cuerpo Comando de la Armada Argentina y Asesor de los Ministros de Defensa y de Seguridad de la Nación.

SD/ag.gentileza zona-militar.com/gr.rp.

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