Grecia. El Papa advirtió que la democracia está en riesgo y condenó los populismos y autoritarismos

 Atenas – “No se puede dejar de constatar con preocupación cómo hoy, no solo en el continente europeo, se registra un retroceso de la democracia. Ésta requiere la participación y la implicación de todos y por tanto exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes”,  en un discurso en el Palacio Presidencial de Atenas, capital de Grecia, donde llegó antes del mediodía después de un vuelo de una hora desde la isla de Chipre, primera etapa de su gira.

El papa Francisco  preocupado por el “escepticismo democrático”, condenó los populismos y autoritarismos en auge en muchas partes del mundo y llamó a un “humanismo renovado”. Alertó también Francisco: “En diversas sociedades, preocupadas por la seguridad y anestesiadas por el consumismo, el cansancio y el malestar conducen a una suerte de ‘escepticismo democrático’”, y pidió recordar la exigencia fundamental de la “participación de todos”. Destacó la importancia de “la buena política” y la urgencia de pasar “del partidismo a la participación”.

Lo escuchaba a su lado la primera mandataria de Grecia, Ekaterini Sakellaropoulou, que en enero del año pasado se convirtió en la primera mujer en alcanzar este cargo y que recibió al Papa con todos los honores.

Francisco también tuvo gestos evidentemente amistosos con la presidenta Sakellaropoulou, quien en la ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial le agradeció al Pontífice la visita, que se da en el marco del bicentenario de la independencia de Grecia del “yugo otomano”, según subrayó, y en la que por segunda vez Francisco irá, mañana, a la isla de Lesbos, símbolo del drama de los migrantes. Al respecto, recordó cómo el Papa argentino, que en 2016 se llevó en su avión a tres familias sirias refugiadas, siempre reconoció “la humanidad de los griegos, así como el peso desproporcionado que han soportado” en cuanto a este tema.

En otro reflejo de las tensiones regionales con Turquía palpables ya en Chipre, en su discurso la mandataria le agradeció al Papa su “caluroso” respaldo para que la Basílica de Santa Sofía de Estambul, que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere convertir en una mezquita, “siga siendo un símbolo ecuménico del culto religioso y un monumento emblemático del patrimonio mundial, accesible a todos”.

En cuanto a la crisis de refugiados, tema central de la gira y de su pontificado, el Papa volvió a tener palabras duras. “La Comunidad europea, desgarrada por egoísmos nacionalistas, más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y sin coordinación”, dijo.

“Si en un tiempo los contrastes ideológicos impedían la construcción de puentes entre el este y el oeste del continente, hoy la cuestión migratoria también ha abierto brechas entre el sur y el norte. Quisiera exhortar nuevamente a una visión de conjunto, comunitaria, ante la cuestión migratoria, y animar a que se dirija la atención a los más necesitados para que, según las posibilidades de cada país, sean acogidos, protegidos, promovidos e integrados en el pleno respeto de sus derechos humanos y de su dignidad”, pidió, ante una platea en la que se destacaba el primer ministro Kiriakos Mitsokatis, de centroderecha, con quien mantuvo antes una reunión, entre otras autoridades y representantes de la sociedad civil del país helénico.

El Papa, que también mencionó la pandemia que castigó a Grecia, país que intenta aún recuperarse de una terrible crisis de deuda, así como los incendios que en el verano pasado devastaron gran parte de su territorio debido a al cambio climático, destacó durante todo su discurso la historia de este país de poco más de 10 millones de habitantes. “Sin Atenas y sin Grecia, Europa y el mundo no serían lo que son: serían menos sabios y menos felices”, afirmó.

INT/ag.europapres.ln.ep.vfn/rp.

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