Ayer solo se concretó la intención de llegar a un acuerdo. El texto del comunicado del Fondo, compuesto por cinco párrafos, es revelador en el último: “El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas continuaran su trabajo en las próximas semanas para llegar a un acuerdo a nivel del personal técnico. Como siempre es el caso, el acuerdo final sobre un acuerdo de programa estaría sujeto a la aprobación del Directorio Ejecutivo del FMI” .El documento fue emitido por Departamento de Comunicaciones del FMI – Relaciones con los medios, con la firma del oficial de Prensa María Candia.
Desde el Gobierno se trata de presentar un “acuerdo” con el Fondo cuando solo se ha alcanzado una “intención” para consensuar un programa cuyos termines se discutirán en las próximas semanas, más allá, que el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, insista que no se firmó un plan de ajuste, y hable que se trata de un plan de “convergencia fiscal”. que permitirá incrementos del gasto en términos reales. Resulta difícil comprender como la administración Fernández piensa lograr una “convergencia fiscal” sin ajustes presupuestario y además se asegure la continuidad del gasto sin explicar de dónde saldrán los recursos financieros.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, en su rueda de prensa, del último viernes, eludió exponer cómo se iban a devolver los desembolsos que hará el FMI y si Argentina aprueba las revisiones trimestrales del plan de facilidades extendidas. Pero horas después Chodos dio una idea de las características del programa, y cómo se irá pagando. Diferenció el período de 2 años y medio del programa de facilidades extendidas del FMI del período de 10 años en que se deberá pagar la deuda y aseguró: «El plazo para pagar cada desembolso de capital es de entre 4 años y medio y 10 años, en cuotas y amortizaciones iguales, o sea, 12 cuotas de amortización iguales».
Según el ejemplo que dio Chodos, que lo conectó con la asistencia financiera del Fondo, dijo: «Si viene un primer desembolso, la última cuota se va a pagar a los 10 años de cuando venga ese desembolso y como la última cuota de este desembolso va a ocurrir a los 2 años y medio de este proceso de revisión, aproximadamente, la última cuota de repago ocurriría aproximadamente a los 12 años, porque sería entre 4 años y medio y 10 años el repago de cada cuota de desembolso», y afirmó «El total del tamaño del desembolso de este nuevo programa sí va a exceder un poco en el total de la deuda cuando se cierre, en aproximadamente 4.500, 5.000 millones de dólares por año».
Queda claro que Guzmán y Fernández festejan el triunfo que significa que su administración no deberá hacer pagos al Fondo que se reanudarían en 2026. Así, el peso de la deuda con el FMI sobre el futuro de la Argentina será una dificultad que enfrentará el próximo gobierno, que podría estar en manos de la oposición. La credibilidad del acuerdo, todavía a definir, ya esta fuertemente cuestionada. El apremio del Gobierno y la falta de detalles de los anuncios, tanto en Washington como en Buenos Aires, aumentaron las dudas ya que no se sabe cómo se financiará el déficit, o cómo acumulará reservas el Banco Central.
Alberto Fernández se ocupó de vender el acuerdo con un anuncio triunfalista. Dijo, falsamente, que el acuerdo “no nos condiciona” y “no nos impone llegar al déficit cero”. El Fondo siempre impone condiciones y siempre pide superávit fiscal. De hecho, Gita Gopinath, número dos del FMI, dijo después en Twitter que el acuerdo contempla déficit cero en 2025. La Casa Rosada terminará pagando el daño político de otro ajuste prolongado, igual que Macri. Aunque sea más tenue y el Gobierno intente ocultarlo y jamás hable de ajuste, la gente igual lo sentirá.
Dado que el acuerdo con el FMI debe pasar por el Congreso, no está claro que la oposición apruebe postergar cuestiones que luego tenga que enfrentar Juntos por el Cambio en el caso de que se repita en dos años un resultado electoral parecido al de noviembre pasado. El senador radical por Mendoza Alfredo Cornejo, presidente del bloque de JxC en la cámara alta dijo por radio Mitre:. “Si Cristina no apoya esto, nosotros no estamos ni en condiciones de someter a nuestra fuerza a esta discusión”, y agregó que desde la oposición reclaman “que se pronuncie si está a favor o no”.
Cornejo insistió en que todavía faltan los detalles de la letra chica de lo pactado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, con las autoridades del organismo internacional y negó que el kirchnerismo pueda llevar adelante las metas consensuadas sin ningún tipo de ajuste.“El Gobierno está ajustando en este momento, ajusta a los jubilados porque ha afectado su ingreso, ajusta al sector privado aumentando impuestos, creando nuevos impuestos y reiteró que la posición final de JxC se definirá: “cuando sepamos las metas y si el Gobierno las piensa cumplir”.
La posibilidad de que el próximo programa, el vigésimo segundo, resuelva los problemas que arrastra el país desde hace décadas sin un plan de fondo aparece como una utopía ya desde antes de su firma una ilusión más acorde con un pensamiento mágico que con la realidad. Guzmán apuntó a una continuidad en la política económica con retoques –resta ver cuándo y cómo se desarmarán los múltiples “cepos”–, y no a reformas que cambien el rumbo. No se sabe tampoco qué haría la oposición.
Al final, el Fondo –Georgieva, el staff, el G-7– aceptó pagar el costo de un plan que parece lejos de lo que en el organismo consideran óptimo. Todo, con tal de evitar un problema mayor. La misión del Fondo es rescatar países, no enviarlos a un default. Pero, ¿qué le dirá el Fondo a las naciones que quieran las mismas condiciones que la Argentina?.
P/ag.cl.ln.vfn/gr.rp.