miércoles 24 abril 2024

La muerte de Nisman se investiga como un asesinato, para la Justicia no hay dudas

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A pesar de eso, el Presidente y su portavoz, Gabriela Cerruti, aseguraron que no hay pruebas que sostengan la teoría del homicidio. El expediente refleja que el fiscal fue sedado con ketamina y ejecutado por al menos dos personas

 “Nisman se suicidó, yo espero que no haga algo así el fiscal Luciani”, dijo ayer el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y volvió a generar polémica por la muerte del fiscal Alberto Nisman el 18 de enero cuando fue encontrado con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento de Puerto Madero.

Luego de históricas contradicciones, esta mañana el jefe de Estado volvió a hablar de la muerte del fiscal del caso AMIA como un suicidio y hasta planteó que su inquietante frase de anoche pone “en riesgo” un “relato” de los medios. Su portavoz, Gabriela Cerruti, se expresó en el mismo sentido: “No hay ninguna instancia judicial que diga que Nisman fue asesinado”. Sin embargo, la realidad es otra. Por el hecho sucedido en enero de 2015, hay una causa judicial que se instruye sobre la base de que se trató de un homicidio.

“Los integrantes de esta junta interdisciplinaria de Gendarmería Nacional Argentina se encuentran en condiciones de concluir que la muerte violenta de quien en vida fuera el Dr. Natalio Alberto Nisman, se trató de un homicidio”. Esa fue la conclusión a la que llegaron en septiembre de 2017 los peritos de Gendarmería Nacional que analizaron el caso tras una junta interdisciplinaria que convocó el fiscal federal Eduardo Taiano, a cargo de la investigación.

Los peritos describieron que a Nisman lo mataron dos personas y describieron cómo fue esa mecánica: una persona lo sostenía con su rodilla derecha en el piso y la segunda le disparó en la cabeza.

Los expertos analizaron además las vísceras del fiscal y concluyeron que antes de su muerte lo durmieron con ketamina y lo golpearon en la nariz (tenía el tabique quebrado), en las piernas y en el hígado, donde tiene una hemorragia interna. También señalaron que Nisman “no utilizó las manos para efectuar el disparo que le causara la muerte violenta”.

Respecto de la ketamina, los peritos no pudieron determinar de qué manera le fue suministrada (si por vía oral o inyectándosela), ni qué cantidad tenía por el paso del tiempo. Gendarmería nacional también concluyó que Nisman no tenía espasmo cadavérico (la posición rígida en la que quedan las manos después de un autodisparo) porque el fiscal sufrió una agonía antes de morir.

Con ese informe el fiscal Taiano pidió la indagatoria de Diego Lagomarsino, el perito informático que trabajaba con Nisman y que le llevó a su departamento el arma Bersa de la que salió la bala. El juez federal Julián Ercolini procesó en diciembre de 2017 a Lagomarisno como partícipe necesario del delito de homicidio simple agravado por el uso de armas.

En su resolución, Ercolini tomó parte del peritaje de Gendarmería para considerar que a Nisman lo mataron: “En pocas palabras, en aquella noche del 17 al 18 de enero de 2015, a Nisman lo habrían matado con el arma de Diego Lagomarsino y éste, a la vez, fue la última persona que ingresó al departamento del fiscal. No obstante, desde el primer momento que cobró notoriedad la aparición sin vida del fiscal Nisman, por razones diversas vinculadas con la coyuntura y la vida pública en nuestro país; de defensa; de coartadas; por pormenores muy particulares del caso, comenzó a impulsarse públicamente la idea del suicidio, la que quedó instalada rápidamente con una serie de situaciones que se multiplicaron y que cimentaron con el tiempo una cuasi unívoca certidumbre pública de que Nisman se había quitado la vida”.

 “La voluntad de quitarle la vida a la víctima también se evidencia por la zona del cuerpo en la que fue dirigido el proyectil”, sostuvo el magistrado y agregó que “al efecto, recordemos que pericialmente también se tuvo por comprobado que el disparo fue realizado en la zona del hueso temporal derecho, a 3 centímetros por encima de la implantación del pabellón auricular derecho”.

“Debe afirmarse que se encuentra descartado que el fiscal Nisman hubiera tenido una tendencia de personalidad suicida, ni tampoco existen indicadores que lleven a conjeturar en este proceso que hubiera sobrevenido en aquellos momentos una inclinación a quitarse la vida”, agregó Ercolini entre sus argumentos.

Los peritos de Gendarmería también señalaron que Nisman murió cerca de las dos de la mañana. A esa hora Lagomarsino ya no estaba en el departamento del fiscal. Se había retirado cerca de las 8 de la noche, según quedó registrado en las cámaras de seguridad del edificio Le Parc. Así, la justicia busca determinar quien fue el autor de lo que para la investigación judicial fue un crimen.

INT/ag.ifb.cl.ln.na.vfn/gr.

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