Mientras parece crecer la presión de Cristina Kirchner sobre el ministro de Economía, Sergio Massa, por nuevos controles a las empresas para frenar a los precios, la inflación volvió a situarse en niveles altos y marcó 6,2% en septiembre. Fue una leve desaceleración -principalmente porque no incluyó el incremento de tarifas previsto con la segmentación- en un piso elevado y con un fuerte avance de los alimentos, sobre todo verduras.
En lo que va del año acumuló un 66,1% y en doce meses llegó a 83%, el peor nivel desde diciembre de 1991, cuando llegó a tocar un 84%, según los datos oficiales. La medida núcleo –que elimina precios regulados y estacionales- fue de 5,5% y el capítulo de Alimentos y bebidas –el de más peso en el índice- avanzó un 6,7%. Con este número, la suba de precios se consolida en un piso mensual del 6%, con una inflación anual garantizada en tres dígitos.
El Relevamiento de Expectativas del Banco Central (BCRA) elaborado con información del sector privado estimaba para el mes pasado un alza de 6,7% (el top ten de analistas lo estiraba a 6,9%), por lo que la suba de este mes estuvo por debajo de lo esperado por el mercado. Para el año, calculaban un alza de 100,3%, 5,3 puntos porcentuales más que en la última encuesta de agosto. Los mejores pronosticadores esperaban 101,5%. En el proyecto de presupuesto 2023, el equipo del Ministerio de Economía esperaba un avance en el año de 94,5% y una proyección para 2023, optimista, de 60%.
La mayor suba volvió a ser para la ropa. El capítulo de Indumentaria y calzado aumentó 10,6%. En doce meses, acumula un alza de 118%. Detrás vinieron Bebidas alcohólicas y tabaco (9,4%), Bienes y servicios varios (6,8%) y Alimentos (6,7%).
“Es un delirio. Citó [por Massa] a una reunión de sindicatos y empresas de alimentos. Inventan cualquier cosa”, dijeron desde Washington ante la embestida de parte del kirchnerismo, que le pidió al ministro de Economía congelar precios de los alimentos por varios meses. Cerca del secretario de Comercio, Matías Tombolini, no tenían ningún congelamiento en los planes. Sin embargo, no todo el massismo descartó de plano la posibilidad. “El congelamiento o control de precios no es la solución al problema”, dijo el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren y agregó: “Pero si tomás las medidas estructurales, bueno, lo que a vos te permite es construir un puente de plata mientras surten efecto”.
Semanas atrás, cuando se conoció que el nivel de indigencia había avanzado semestralmente, la vicepresidenta Cristina Kichner le pidió a Massa a través de un tuit medidas paliativas para esos sectores y una mayor intervención en el sector alimentario. Para el cristinismo, la decisión de reforzar Precios Cuidados evidentemente no sería suficiente. Sin embargo, cerca del gobernador Axel Kicillof dijero que no empujan un congelamiento. De hecho, recordaron que luego del impulsado por Guillermo Moreno, en 2013, Kicillof “hizo algo completamente distinto” con Augusto Costa.
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