viernes 18 abril 2025

La Iglesia bajó el tono pero siguió con las críticas al Gobierno en una misa en La Matanza donde advirtió la crisis en los comedores

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Con una misa en el corazón de La Matanza, para transmitir un fuerte respaldo a las madres que atienden los comedores comunitarios y en muchos casos constituyen la última frontera contra el avance narco, el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, puso en primer plano el costado de la sensibilidad social de la Iglesia frente a la crisis y los reclamos por la distribución de alimentos.

Con su estilo mesurado, alejado de estridencias, pidió un plan nacional alimentario para que la comida llegue a las familias que lo necesitan y logró que quedaran en un prudente segundo plano las expresiones agresivas contra las políticas del gobierno de Javier Milei que se cantaron la semana pasada en dos parroquias porteñas.

Se trata de un tema que cruza al interior de la Iglesia, no estrictamente por alineamientos políticos o ideológicos, sino tal vez por diferencias en los estilos pastorales. Esa diferencia está en el tono, los modos y los destinatarios de los reclamos.

“Nos dicen que no es política, no es partidismo, pero se le parece bastante”, graficó un obispo consultado por LN, al revelar el malestar que generaron en sectores de la Iglesia las misas con cantos y expresiones de tinte político, con la consigna “La patria no se vende”, como ocurrió en la iglesia de la Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal, y en la parroquia Inmaculado Corazón de María, en Constitución.

La fuerte repercusión que tuvieron esas imágenes viralizadas llevaron a activar en las últimas horas los canales de comunicación entre el Episcopado y el Gobierno para atenuar posibles desbordes y hacer prevalecerla prudencia, al menos en la celebración que presidió monseñor Ojea, acompañado por varios obispos del conurbano y 40 sacerdotes, en la iglesia Virgen de los Milagros de Caacupé, en Ciudad Evita.

 “Estas misas con signos partidistas no ayudan a crear un clima de diálogo y distensión”, estimó otra fuente eclesiástica. Y profundizó su visión crítica: “Muchos pobres había también durante el gobierno anterior y no recuerdo que se hicieran tantas demostraciones”.

Varias voces eclesiásticas coinciden en que tampoco ayudaron las imágenes que llegaron desde Roma, con el papa Francisco posando para una foto en su residencia de Santa Marta con dirigentes sindicales y una bandera en contra de la privatización de Aerolíneas Argentinas, cuyo futuro se discutía ese día en el Senado. A eso se sumó la ausiencia con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, aunque algunos interpretan esa imagen como una muestra de distanciamiento del kirchnerismo.

A diferencia de las exteriorizaciones de la semana pasada, el clima en la misa de La Matanza se mantuvo dentro de los cánones habituales, sin agresividades, ni consignas políticas, lo que reflejaría una decisión expresa para evitar esos desbordes.

El propio arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, había rechazado las expresiones políticas en los templos de su jurisdicción, un día después de la celebración que su obispo auxiliar y vicario general, monseñor Gustavo Carrara, presidió en la iglesia Inmaculado Corazón de María, en la que se cantó con aplausos la consigna contra la administración libertaria.

“La misa es algo sagrado, porque está en las entrañas más profundas de la fe de nuestro pueblo […] Por eso no está bueno usar la misa para dividir, para fragmentar, para partidizar. No está bueno usar la misa para que terminemos separados como hermanos”, fue el mensaje de García Cuerva.

P/ag.agencias.ln.cl.ifb./gr

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