Covid-19. Para Evo Morales el régimen chino ganó la Tercera Guerra Mundial

El ex presidente de Bolivia, asilado político en Argentina, que se convirtió durante su mandato en un aliado estratégico del gobierno de Xi Jinping, aseguró que Beijing triunfo en la “guerra biológica” y derrotó a sus enemigos occidentales. Fuentes diplomáticas se preguntan si Evo es parte de las operaciones mediáticas desplegadas por Beijing para diluir sus “responsabilidades” en la pandemia mundial.

Morales durante su gestión, que se extendió desde 2006 a 2019, tejió una sólida alianza con el régimen chino, con acuerdos militares y Aero-espaciales, que superaron las relaciones comerciales, ya que para China la ubicación geográfica de Bolivia, situada en pleno corazón de Sudamérica, la convirtió en un objetivo trascendente de características geoestratégicas.

Los acuerdos, que anudó Evo, determinaron que actualmente China sea para Bolivia el mayor socio de importación, su segundo socio comercial y su proveedor bilateral más importante. Las inversiones chinas se reflejan en 60 empresas instaladas en proyectos estratégicos como la minería, la energía y los hidrocarburos.

Entre ellas está la asociación de las empresas Yacimientos de Litio Bolivianos y Xinjiang TBEA Group Company, para construir dos plantas industrializadoras de litio en Coipasa, Oruro y Pastos Grandes, Potosí, cuya inversión asciende a 2.390 millones de dólares, ya que Bolivia tiene las mayores reservas de todo el mundo, alrededor de 21 millones de toneladas de litio.

Pero estos convenios, económicos comerciales, solo son una cortina detrás de la cual se encuentran acuerdos vinculados con Defensa y Seguridad tales como: el Contrato de Préstamo Concesional para el “Proyecto Sistema Integrado de Comando y Control para Seguridad Ciudadana Sub Nacional”, donaciones de equipamiento bélico para las Fuerzas Armadas y capacitación a oficiales bolivianos con asistencia a institutos militares chinos.

Sin embargo, la alianza de mayor trascendencia está en el campo espacial. En diciembre de 2013 en Amachuma, a 35 kilómetros al oeste de La Paz, Evo Morales inauguró la estación terrena espacial, construía con asesoramiento la Agencia Nacional China de Lanzamiento Seguimiento y Control General de Satélites, una división de las fuerzas armadas, junto con la cual se diseñó y lanzó el primer satélite de comunicaciones, bautizado “Túpac Katari” que costó unos 300 millones de dólares, financiado por el Banco de Desarrollo de China.

Los datos precedentes que son solo limitados ejemplos de los vínculos entre Xi Jinping y Evo Morales, llevan en medios diplomáticos a sospechar que las declaraciones de ex mandatario de Bolivia, a un medio en Argentina, forman parte de una operación mediática internacional con la que el régimen de Beijing intenta diluir las críticas mundiales por el ocultamiento sistemático que hizo de la pandemia en un principio y la poca información que dio a otras naciones para combatir el letal coronavirus.

En sus argumentos en defensa de Beijing, Morales dijo:» Yo escuché varios debates a nivel internacional, especialmente en manos de transnacionales. En la política del nuevo orden mundial es importante, dicen ellos, una planificación para la reducción de la población innecesaria. ¿Y cuál es la población innecesaria? Los abuelos, las personas de la tercera edad, los viejitos…” e insinuó que gran parte de la responsabilidad de la pandemia por el COVID-19 era de los Estados Unidos y de corporaciones “transnacionales” a las que no identificó.

Evo Morales, que de dirigente sindical de los cocaleros en el Chapare llegó a la presidencia de Bolivia, a la que tuvo que renunciar por fraude electoral en 2018, se animó a decir en una radio en Buenos Aires: “Siento que es una guerra biológica y económica de las potencias. Ahora hemos visto que los Estados Unidos no es una potencia mundial como creíamos. Estados Unidos tiene que pedir ayuda a Rusia, a China… Siento que China ganó la Tercera Guerra Mundial sin disparar ni un arma. Todos ahora rumbo a China a comprar accesorios, insumos, equipos de bioseguridad” , última frase que hace recordar a Evo en su época de vendedor de heladeras.

Sin lugar a dudas, el ex mandatario boliviano oculta que insumos para la salud vendidos por empresas del gigante asiático fueron devueltos por su baja calidad y por no cumplir con las certificaciones internacionales, y que el régimen de Xi Jinping demoró el alerta sobre el desarrollo del Covid-19 que se originó en Wuhan e incluso sancionó a los médicos que advertían sobre la peligrosidad del coronavirus.

Las declaraciones de Evo Morales resultan suspicaces, insisten fuentes diplomáticas, y no hacen más que incrementar las sospechas que Beijing impulsa una batalla mediática para tratar de licuar su responsabilidad de no haber con tiempo informado, internacionalmente, los riesgo del Covid-19, que hubiera evitado la pandemia que provocó una crisis de salud y socio-económica en el mundo, cuyas consecuencias finales todavía resulta difícil estimar.
rp.

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