La Fundación Alem, es un centro de investigación y estudios de la Unión Cívica Radical, en la que un grupo de profesionales realizaron un trabajo multidisciplinario que fue titulado “ Memoria de un desgobierno”, difundido hoy en un documento público en el que no solo se responsabiliza a la administración de Alberto Fernández, sino también al conjunto de expertos que asesoraron en la toma de decisiones, que fueron severamente calificadas como “irresponsables”.
Al documento compuesto por 51 páginas se accede a través del siguiente link:
http://fundacionalem.org.ar/assets/uploads/documents/pandemia-en-argentina.pdf
En su introducción expresa:
El 11 de marzo de 2020, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la Covid “…puede caracterizarse como una pandemia…”, confirmando el inicio de un escenario mundial tan inesperado como extraordinario. Hasta la fecha, se computan oficialmente a nivel mundial, casi 265 millones de casos y más de 5 millones de muertos, cifras que incluso están subestimadas por problemas de medición.
Las consecuencias de la pandemia son múltiples y, en algunos casos, aún desconocidas. Además de la emergencia sanitaria, hay que registrar el negativo impacto socioeconómico y, también, los efectos institucionales, a escala global, regional, y en cada uno de los países. Está abierta la discusión sobre las implicancias de la pandemia en la distribución del poder mundial y sus repercusiones sobre los organismos multilaterales, así como su impacto en la dinámica actual del proceso de globalización económica y, también, sobre las condiciones y esquemas laborales, entre otros aspectos sustantivos.
A pesar que no sea posible determinar la fecha de finalización de la pandemia, ni el número total de fallecidos que deberemos lamentar, sí podemos afirmar con certeza que:
= Por primera vez en los treinta años que se publica, el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas casi seguro registrará un retroceso en 2020.
= Nunca como ahora, se verificó una regresión en las libertades en tiempos de paz. En nuestra región de América Latina, cuyo primer caso se conoció en Brasil el 26 de febrero del año pasado, el impacto de la pandemia fue mayúsculo. En efecto, con menos del 10% de la población mundial, registra casi 20% de los casos en el mundo y aproximadamente 30% de los fallecidos.
En materia económica y social, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) confirmó una nueva década perdida y la incorporación de más de 40 millones de personas al contingente de pobres en nuestros países.
Por otro lado, el aumento de los miedos individuales y las incertidumbres sociales fue caldo de cultivo, en todo el mundo, para el surgimiento o fortalecimiento de liderazgos autoritarios. Ello llevó a que destacados líderes políticos de varios países suscribieran una declaración alertando sobre la “…regresión autoritaria como consecuencia de las variantes populistas…”.
En el mismo sentido, un documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), publicado en septiembre del año pasado, precisó que la “…efectiva vigencia de los Derechos Humanos exige fortalecer los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas…”.
En nuestro país, la cantidad de contagiados, fallecimientos y el impacto económico social fue, sin dudas, mayor a lo previsto hasta por los más pesimistas. El Gobierno pasó de tener una actitud negacionista, por ejemplo, al señalar que nuestra preocupación debía ser el dengue y no la Covid, a intentar dar explicaciones llenas de prejuicios (responsabilizando al neoliberalismo), para finalmente consagrar un confinamiento irracional, por lo extenso en el tiempo y en el territorio.
Así como se aferró a la cuarentena, el oficialismo ahora ha decretado su final, osiblemente ignorando la evidencia sanitaria internacional observada en estos momentos.
Las decisiones oficiales causaron que Argentina tuviera una de las peores combinaciones mundiales de insuficiencia de testeos, falta de vacunas, cantidad de contagiados y fallecidos, derrumbe de la actividad económica, destrucción del empleo, aumento de la pobreza y afectación negativa de la calidad democrática.
Reconociendo que todos los gobiernos tuvieron que tomar decisiones en un entorno extremadamente difícil, incierto y complejo, este documento indaga y demuestra que las políticas implementadas por el Gobierno Nacional, en muchos casos, ampliaron los padecimientos sanitarios y exacerbaron los costos económicos, sociales e institucionales.
En el próximo capítulo se desarrolla la “estrategia” sanitaria oficial. En el tercero, se analiza el proceso de vacunación, incluyendo el Plan Estratégico de Vacunación. El cuarto capítulo aborda la cronología de la firma de los contratos para la provisión de vacunas, junto con las características principales de cada uno de los convenios y sus posibles incumplimientos. En el quinto se describe el impacto económico y social, incluyendo las medidas fiscales para mitigar los efectos de la pandemia. En el sexto capítulo se examina en detalle la gestión de la pandemia en relación a la educación. En el séptimo, se abordan dos aspectos que reflejan la falta de planificación, la improvisación y la opacidad de toda la estrategia oficial (las previsiones presupuestarias y las políticas de comunicación y transparencia), analizando también el retroceso institucional por el uso excesivo de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). El documento finaliza con un último capítulo de síntesis y conclusiones.
P/gentileza Fundación Alem/rp.
