El fuego arrasan diariamente una superficie equiparable a la de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). causando un impacto económico y ecológico aún incalculable porque también se le debe sumar la prolongada sequía que causó graves pérdidas en diferentes producciones agropecuarias.
Tres técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que prestan servicios en la Estación de El Sombrero, cerca de la Ciudad de Corrientes, le pusieron cifras a la catástrofe provocada por las incontrolables llamas: entre el 15 de enero y el 7 de febrero los incendios destruyeron un promedio de 19.067 hectáreas diarias.
En un documento, Griselda Saucedo, Ruth Perucca y Ditmar Kurtz advirtieron que “desde mediados de enero el área (quemada) se incrementó más de seis veces, pasando de unas 80 mil hectáreas a cerca de 519 mil” y que en los últimos diez días el daño fue mayor en zonas de esteros y bañados -más de 50.000 hectáreas de humedales- por sobre malezales y campos donde pastorean animales. En ese sentido, dijeron que eso podría deberse a que ocupan mayores superficies, son zonas de difícil acceso o bien porque su importancia económica es menor.
En otro párrafo del informe que se elaboró en base a imágenes satelitales, “tanto los focos de calor como las superficies afectadas por las quemas presentan una tendencia lineal y positiva, lo que hace suponer que, de no revertirse las tendencias meteorológicas actuales, el área quemada puede seguir incrementándose. La evidencia satelital indica que hay un aumento continuo de la superficie total afectada por las quemas desde el inicio del año 2022, a razón de un promedio de casi 20 mil hectáreas por día”, agregaron.
Desde el INTA, Saucedo, Perucca y Kurtz, trazaron un panorama sombrío en el corto plazo. “Además del efecto directo de las pérdidas por el fuego, y considerando las tendencias señaladas, más los pronósticos poco alentadores de lluvias abundantes en el corto y mediano plazo, se debería considerar también muy activamente la comunicación sobre recomendaciones de planificación para los próximos meses” para los sectores rurales. En ese sentido, dijeron que podría adelantarse la venta de hacienda ante la falta de brotación de los pastizales en los campos arrasados por los incendios.
Del informe se desprenden algunos datos que marcan una leve disminución en la superficie que se quema diariamente: después de alcanzar un promedio de 19.767 hectáreas entre el 24 y 28 de enero, en los últimos siete días bajó a 17.742 hectáreas. La disminución coincide con el arribo de más brigadistas y aviones hidrantes enviados por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación después del fuerte reclamo que realizó el gobernador Gustavo Valdés.
De mantenerse las hectáreas diarias que se incendiaron en los últimos días, a fin de febrero Corrientes superará el 10 por ciento de su superficie arrasada por el fuego.
Según el relevamiento realizado por el INTA en base a los mapas satelitales, entre el 28 de enero y el 7 de febrero la superficie de pastizales quemados en la zona nordeste de la provincia pasó de 7.895 hectáreas a 13.784 (+74%); seguido de 123.567 hectáreas de esteros y bañados destruidos por las llamas (+69%); 123.567 hectáreas de malezas (+69%).
También creció fuerte la destrucción de forestaciones: se pasó de 8.404 hectáreas quemadas a 12.536 (+49%). El fuego también arrasó 22.509 hectáreas de montes nativos, y de ese total 6.232 corresponden a los últimos diez días.
Desde el INTA indicaron que “las escasas precipitaciones en los últimos dos años y las elevadas temperaturas registradas desde fines de 2021 e inicios de 2022, propiciaron las condiciones para la proliferación de incendios, espontáneos o intencionales”.
Los pronósticos no prevén precipitaciones abundantes para las próximas semanas y algunos especialistas advirtieron que la sequía podría prolongarse hasta el mes de abril. Las consecuencias podrían ser aún más desastrosas.
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