sábado 4 mayo 2024

Ante la tibia posición de la administración Fernández frente a Putin se reclama “Por el fin de la invasión” rusa a Ucrania 

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«POR EL FIN DE LA INVASIÓN»

Documento Fundación Alem (*)

El mundo está conmocionado por la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra que se desencadenó. Sus consecuencias son múltiples y profundas. Por su dinámica misma y la velocidad de los hechos, las conclusiones que hasta ahora se pueden sacar del conflicto y de sus resultados son a la vez provisorias e inestables.

A pesar de ello, desde la Fundación Alem de la Unión Cívica Radical quisimos elaborar este documento para orientar en la toma de decisiones y en las propuestas que puede realizar nuestro partido y nuestra coalición respecto a qué debería hacer la Argentina en el nuevo escenario que se presenta.

En la madrugada del 24 de febrero el ejército de la Federación de Rusia inició la invasión a Ucrania. Con esta decisión el Presidente Vladímir Putin decidió elevar a su punto máximo el nivel de conflicto que venía sosteniendo con su país vecino.

Previamente, Rusia había rodeado de tropas y armamento la frontera. El 4 de febrero Putin y Xi Jinping firmaron la “Declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las relaciones internacionales: La entrada en una nueva era y el desarrollo global sostenible”.

Este acuerdo desarrolla interpretaciones laxas y relativistas respecto a los conceptos de democracia y libertad, entre otras afirmaciones.

Veinte días después de la firma Rusia dio inicio a la invasión. Putin aludió a una serie de razones -históricas, militares, de seguridad- para legitimar el uso de la fuerza. Entre ellas aludió al peligro que implica para Rusia que Ucrania se una a la OTAN y también al imprudente avance de la OTAN alrededor de sus fronteras.

Si bien es cierto que la OTAN tuvo avances poco prudentes en relación a una construcción duradera de la paz luego de la disolución de la Unión Soviética, y que muchas veces la misma OTAN se piensa a sí misma como si fuese el brazo armado de la ONU (no lo es, y no lo debe ser nunca) con el inicio de las acciones bélicas Putin deslegitima todos sus reclamos y establece un nuevo punto de referencia para rediscutir el marco de defensa militar de los países que pueden sentirse amenazados por Rusia.

Hoy, a poco más de un mes de iniciada, se trata de la guerra más grande en continente europeo desde la última guerra mundial, con la mayor tragedia humanitaria en refugiados en Europa, con un alto número de muertos entre militares y civiles. Se calcula, hasta el momento, que hay más de 3 millones de refugiados. El 90% de ellos son mujeres y niños. Hasta la primera quincena de marzo 1,4 millones de niños huyeron de Ucrania a causa de la guerra, muchos de los cuales debieron partir sin sus familiares. Al menos uno de cada cinco ucranios ha tenido que dejar su hogar debido a la invasión.

A la vez, varios de los países que limitan con la zona de conflicto pertenecen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que pone el conflicto en una zona de altísimo peligro de aumentar su escala a un nivel continental o global e inclusive nuclear. Ucrania recibe ayuda en armamentos, logística, medicamentos e información crucial de países miembros de la OTAN.

Rusia, además de aquel acuerdo marco con China, es probable -de acuerdo a trascendidos- que pueda recibir ayuda militar y financiera del gobierno de Beijing. Ambos países (Rusia y China) desmintieron tal acuerdo militar.

Las fuerzas armadas de Rusia y Ucrania poseen grandes diferencias de volumen y de potencia. Rusia, además, dispone del segundo arsenal nuclear del mundo y se mantiene consolidado en el territorio ucraniano. Sin embargo, ya sea por decisión militar o por evolución de la invasión, Rusia todavía no conquistó las principales ciudades de Ucrania y la moral de civiles y militares ucranianos permanece alta y recibe el apoyo de la enorme mayoría de la comunidad internacional.

El Presidente de Ucrania Volodímir Zelenski demostró capacidad de liderazgo y de encarnar la voluntad de lucha y de defensa de la autonomía y la libertad de todo el país. Además la invasión logró solidificar la unidad y el sentido de la unidad de Europa, logró un rebrote del sentido y el prestigio de la Unión Europea, también mayor prestigio de la OTAN -o al menos más deseos de países de ingresar a ella-, una mayor reputación de la ONU y una vuelta a la militarización de naciones que poco antes no tenían a la defensa militar entre sus prioridades (por ejemplo Alemania y Japón).

La invasión rusa a Ucrania mereció la condena internacional a través de distintos organismos de gobernanza global y regional, pero principalmente una contundente condena de la Asamblea de las Naciones Unidas. Con 141 votos a favor (entre ellos Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), 5 en contra (Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea y Siria) y 35 abstenciones (entre ellos China, Bolivia, Cuba, El Salvador, India, Irán, Irak, Kazajastán, Nicaragua y Pakistán) se aprobó la resolución que “deplora en los términos más enérgicos” la agresión cometida por la Federación de Rusia contra Ucrania.

La guerra está produciendo una tercera crisis económica global en tres años. Las tres crisis se solapan. La crisis del coronavirus, la crisis inflacionaria que están viviendo los países, y esta tercera se desarrolla a través de la oferta de los bienes que exportan Rusia y Ucrania (gas, petróleo, trigo, maíz, aceite de girasol, aluminio, acero, níquel, paladio, cobre y platino) con las consecuentes restricciones de abastecimiento y precios. A esto se suma las sanciones económicas que muchos países le están imponiendo a Rusia. Varios de ellos tienen una alta dependencia del gas y petróleo rusos.

Más allá de la guerra, algunos países de distintos continentes ya están planteando un cambio en sus configuraciones de abastecimiento para no depender de insumos de origen ruso o del esquema de alianzas ruso que se avizora para el futuro. La guerra causará hambruna en los países más pobres, con un alto impacto en el continente africano.

La amalgama entre pronunciamientos públicos y expresiones en organismos internacionales sobre de la guerra, acuerdos previos -como el firmado en febrero entre China y Rusia-, cadena de suministro de bienes y servicios, y afinidades políticas a partir de la interpretación (laxa o intensa) del sentido de democracia, libertad y derechos humanos, empieza a delinear una nueva configuración internacional a partir de dos grandes bloques.

Si bien es demasiado prematuro adelantar escenarios y el problema de abastecimiento trae situaciones extraordinarias (como el acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela), se podría afirmar que la invasión de Rusia a Ucrania clausura el ciclo histórico iniciado con el fin de la guerra fría y da inicio a su etapa posterior.

El 4 de febrero de 2022, diez días antes de que se inicie la invasión, el Presidente argentino Alberto Fernández se reunión con su par Vladimir Putin en Rusia y declaró: “Tenemos que ver el modo en que Argentina se convierta en una puerta de entrada para que Rusia ingrese a América Latina de un modo más decidido”.

Ese día 100.000 soldados rusos fuertemente armados estaban rodeando Ucrania, junto a aviones de combate, misiles, tanques y distintos elementos de transporte blindado movilizados en las fronteras y que les daban soporte. Era la más grande concentración militar europea desde la guerra fría.

Además de esta temeraria e inoportuna declaración presidencial, el gobierno argentino tuvo un comportamiento vacilante y distintos referentes políticos de la coalición gubernamental tuvieron expresiones contradictorias. Algunos de ellos miran con simpatía al invasor.

La República Argentina debe tener posiciones más claras y más firmes respecto a la guerra. En esta dirección afirmamos:

“Rusia invadió un país soberano. Debe poner fin a la invasión. Debe retirar a sus fuerzas armadas y a sus agentes del territorio de Ucrania. El mundo tiene que volver a la paz.

» Se deben retomar las vías diplomáticas y el marco jurídico internacional de resolución de conflictos para brindar una solución duradera a las tensiones que viven ambos países.

»Esta invasión viola el derecho internacional, los Acuerdos de Minsk, el derecho humanitario, los derechos humanos y los principios establecidos en la Carta de Naciones Unidas tales como el respeto a la soberanía y a la integridad territorial de los Estados, la no agresión, la resolución pacífica de las controversias y la no amenaza ni uso de la fuerza militar para dirimir conflictos.

» Argentina debe apuntalar su compromiso con el derecho internacional y las resoluciones que surgen de las Naciones Unidas.

» El derecho a la autodeterminación de los pueblos que alega la Federación Rusa para avalar y reconocer dichas autoproclamadas independencias encuentra su límite en no agraviar la integridad territorial de otro estado, principio elemental del derecho internacional. Esta exigencia es sensible para la Argentina en tanto afecta nuestros intereses en la cuestión Malvinas.

» Se debe suspender todo vínculo militar con las Fuerzas Armadas rusas. Nuestro país debe denunciar el acuerdo de diciembre de 2021 respecto a la formación académica de miembros de las fuerzas armadas argentinas por parte de las fuerzas de dicho país. Argentina no debe avanzar en la compra de material bélico ruso.

» Exigimos que se avance en la investigación de la existencia de crímenes de guerra y de violaciones a los derechos humanos que se cometen durante la invasión.

» Solicitamos al Gobierno nacional que promueva con carácter urgente una cumbre con los presidentes y ministros de relaciones exteriores de los países miembros del MERCOSUR, con el propósito de encontrar una posición común respecto al presente conflicto.

» Asimismo exhortamos al Presidente que, en su carácter de Presidente de la CELAC, cite a una cumbre de dicha Comunidad para emitir una posición conjunta respecto a la invasión.

» Solicitamos que Argentina continúe facilitando el ingreso migratorio a la llegada de migrantes refugiados ucranianos.

» Nuestro país debe participar activamente en las misiones humanitarias que promueva la ONU.

» Nos solidarizamos con el pueblo ucraniano y con la comunidad ucraniana en Argentina.

» Argentina debe auspiciar e impulsar en todos los foros internacionales la vuelta de la paz, el fin de la invasión, el cuidado de la vida y de los derechos humanos en el territorio invadido y en todo el mundo.

» La idea de Europa y también la Unión Europea van a salir fortalecidas de este proceso. Argentina debe consolidar su muy buena relación con la Unión Europea a través de acuerdos y entendimientos formalizados que funcionen tanto de visión general de la relación como de rumbo.

» En la misma dirección debería ir el acuerdo MERCOSUR-Unión Europea. Argentina debe auspiciar que se aproveche la nueva situación para concretar el acuerdo.

(*)Se puede acceder al documento completo de la Fundación Alem en:

http://fundacionalem.org.ar/assets/uploads/documents/por-el-fin-de-la-invasion.pdf

P/ag.fundaciónalem/rp.

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