Jerusalén. Yossi Landav, de 55 años, ha trabajado en búsqueda y rescate durante 33 años, pero nada podía prepararlo para lo que vio tras un ataque de Hamas en el sur de Israel que mató al menos a 1.300 personas.
Landav dijo que estaba tan perturbado que no podía quitarse las imágenes de la cabeza. «Es como si todavía estuviera delante de mis ojos», dijo a Reuters.
Los socorristas de la organización de búsqueda y rescate ZAKA fueron enviados al sur mientras el ejército israelí todavía luchaba contra miles de militantes de Hamas en varios lugares a lo largo de la frontera.
Su tarea era rescatar personas cuando fuera posible, pero sobre todo recuperar cuerpos.
«Ya no estoy seguro de poder contar cuántos cuerpos vi», dijo Landav, añadiendo que entre ellos había «niños, bebés, madres, padres, personas mayores y personas discapacitadas».
El ataque del grupo militante palestino Hamas fue el más mortífero en los 75 años de historia de Israel. La mayoría de los muertos eran civiles.
En respuesta, Israel ha bombardeado la Franja de Gaza, el enclave palestino bloqueado y controlado por Hamás, matando a casi 3.000 personas. Hamas dijo que un ataque a un hospital el martes mató a 500 personas. El ejército israelí dijo que aún no tenía detalles sobre el hospital.
La tradición judía exige que el entierro se realice lo antes posible después de la muerte, pero muchos de los casos que vio Landav requirieron un análisis forense profundo para identificar a la persona para poder informar a la familia y encontrar la causa de la muerte.
Los voluntarios de ZAKA fueron el primer punto de contacto en ese proceso, que puede ser largo dependiendo de la gravedad de las lesiones.
Itzik Itah, quien dio su título de comandante de ZAKA, describió cuerpos mutilados en casas.
«Abrimos una puerta y vimos a un hombre adentro, todo quemado, con los dedos cortados. Significa que le cortaron los dedos, pudo correr hacia la habitación segura y luego fue quemado dentro de la habitación, vivo». él dijo.
Los socorristas dicen que los residentes del kibutz Beeri fueron víctimas de un ataque particularmente violento.
«En una (casa) había una pareja atada con la ropa bajada, y se puede ver claramente que la mujer fue violada», dijo Itah.
«Cuando está desnuda boca abajo y claramente no le ha quitado la ropa, se trata de una mujer que ha sido violada».
Landav dijo que vio niños que habían sido quemados vivos.
«Fue una masacre que no podía imaginar», dijo Mendy Habib, voluntario de ZAKA. «La gente fusilada, quemada. Se les ve en las viviendas, fuera de las viviendas, en el césped, en el camino. Es decir, en todo el pueblo, casa por casa. Gente muerta, cadáveres por todas partes».
INT/ag.agencias.rt.europapress/rp.
