miércoles 22 enero 2025

Siria: casi todo el Medio Oriente sorprendido

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Por Luis Domenianni*****

Todos los actores fueron tomados por sorpresa. Nadie supo predecir que un grupo islamista radicalizado, que en su momento formó parte de la Al Qaeda de Ossama Bin Laden, fuese capaz de lanzar una ofensiva fulminante para derrocar al inoxidable dictador sirio Bachar Al-Assad.

Hayat Tahrir Al-Cham (HTC) es la milicia en cuestión. Desde el comienzo de la guerra civil siria en 2011, HTC pudo hacerse fuerte y retener la norteña provincia de Idlib, fronteriza de Turquía.

Pese a los bombardeos de la aviación gubernamental y de su par rusa, Idlib no cayó. Y ahora, el HTC emprendió una ofensiva que, al decir de su jefe Ahmed Al-Chara, pretende tomar Damasco, la capital siria, y el sur del país.

Dicho sea de paso, Al-Chara dejó de usar su “nom de guerre” Abu Mohamed Al-Julani, para emplear su nombre original en un intento de “blanquear” la situación del HTC, considerado por varios miembros de la comunidad internacional como organización terrorista.

Pero, como siempre, aún en la sorpresa, todo presenta un antecedente. En este caso, y en lo más inmediato, se trata de la masacre perpetrada por los terroristas del Hamas palestino contra civiles israelíes.

La posterior y despiadada reacción israelí cambió por completo las relaciones en el Medio Oriente. Los ataques militares de Israel dejaron casi fuera de combate al Hamas, debilitaron sensiblemente al Hezbollah libanés y pusieron al descubierto al régimen de Al-Assad.

Ya no fue posible el contrabando de armas iraníes destinadas al Hamas, al Hezbollah y al propio gobierno sirio. Además, el Hezbollah, comprometido por los ataques israelíes y una eventual invasión del Líbano, retiró casi la totalidad de sus combatientes de Siria.

Lo propio hizo Rusia, preocupada por su guerra en Ucrania, con los aviones estacionados en sus dos bases ubicadas en la provincia mediterránea de Lataquia, vecina de Idlib y hogar nacional de los alauitas, la rama del Islam a la que pertenecen los Assad.

De los casi 50 aparatos que utilizaban los rusos para bombardear a las unidades paramilitares del HTC, hoy solo continúan con sus misiones una docena. El resto, pelea en Ucrania.

Avanzada fulminante

Lo cierto es que, con alta velocidad, en una semana, el HTC encadenó la conquista de Alepo, la segunda ciudad del país. Luego, Hama, la cuarta. Ahora, se dirige a Homs, la tercera. Y se encamina para Damasco, la primera. De norte a sur. En línea recta. Si cae Homs, la situación de Damasco es comprometida. Y la del gobierno más aún.

La sorpresa en la guerra civil siria deja descolocados, merced a su debilitamiento por distintas razones a casi todos los actores de la región, menos a Israel y a Turquía.

Israel cumplió su parte. De su lado, Turquía emerge como el único de los tres garantes de la estabilidad siria. Los otros, Rusia e Irán, pierden capacidad de acción. Militar y política.

Rusia, con el retiro de sus unidades aéreas, no garantiza nada e Irán, preocupado por Israel, menos. Sabido, casi con certeza, que las monarquías árabes del Golfo no moverán un dedo para salvar al régimen pro iraní de Assad.

Y Turquía, para estabilizar la situación, reclama ciertas garantías, en particular la creación de una “zona tapón” en la frontera sirio-turca que aleje a los combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) quienes controlan gran parte de dicha frontera.

El gobierno turco considera al YPG como emanación del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), su enemigo interno dentro del propio territorio. Hasta ahora el YPG cuenta con el aval de los Estados Unidos.

Lo cierto es que, tras casi catorce años de guerra civil, la dictadura de la familia Assad -el padre de Bachar, Hafez, gobernó Siria desde 1971 al 2000 y su hijo, desde entonces hasta ahora- parece estar a punto de caer.

Probablemente, a manos del menos deseado de los actores locales. Si hasta ahora la pregunta era válida acerca de quién califica peor, si la dictadura de Assad o la milicia islámica del HTC, el interrogante quedó casi resuelto con el hundimiento de la dictadura.

El resto del mundo

La semana transcurrió con una suerte de aventurerismo político del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol que en mucho se parece al que intentó, por estas latitudes, el encarcelado ex presidente peruano Pedro Castillo.

Sencillo. Yoon, como Castillo, intentó un golpe de Estado para hacerse de la suma del poder público. En ambos casos, los Parlamentos resistieron. En ambos casos, el oficialismo pegó la vuelta. Castillo fue destituido, Yool está a punto de serlo.

Para decretar la aplicación de la ley marcial, Yool blandió la amenaza norcoreana como la razón de ser. Nadie le creyó. Es que el blanco apuntado no era Corea del Norte sino la oposición surcoreana.

Mientras tanto, vuelco de situación en Rumania con la decisión de la Corte Suprema de invalidar los resultados de la reciente elección presidencial y de reportar todo el proceso electoral -doble vuelta presidencial y elección legislativa- para nueva fecha.

El fallo de la Corte se basa en las pruebas aportadas por los servicios de inteligencia rumanos sobre la intromisión de la red china TikTok en el proceso electoral.

Era por demás obvio. El candidato pro ruso Calin Georgescu pasó, en el último mes de un desconocimiento casi total a ganar la primera vuelta. ¿Cómo? Con una operación de envergadura en la red con “influencers” pagos, con inundaciones de falsos comentarios favorables, con la popularización de palabras clave.

Una batalla perdida para el autoritarismo, aunque de final incierto. No fue la única. La resistencia en Georgia, ante el avance pro ruso, no ceja. Fue la octava jornada de movilización tras la decisión del gobierno de postergar hasta el 2028 la negociación para el ingreso del país a la Unión Europea.

Desarrollo parecido al de Venezuela. Fuerte sospecha de fraude electoral. Movilizaciones de protesta. Represión gubernamental. Difícil predicción de un triunfo pro democracia y libertad.

La protesta suele ser importante, pero no determinante. Aunque en el caso georgiano existe un actor que no se verifica del lado venezolano. Se trata de la presidente pro europea Salomé Zurabichvili que considera ilegal el resultado que dio ganador al partido pro ruso Sueño Georgiano.

Zurabichvili fue tajante. No piensa abandonar la presidencia el próximo 29 de diciembre -fecha de expiración de su mandato- en la búsqueda de un compromiso con Bidzina Ivanichvili, el oligarca pro ruso amigo de Vladimir Putin y verdadero jefe de Sueño Georgiano.

Ahora, Georgia. Nueva sede de las escaramuzas entre el autoritarismo y la institucionalidad en el mundo,

INT/ag.luisdomenianni.vfn/rp.

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