Por décima vez, en el gobierno de Fernández que lleva 15 meses en el poder, las plazas del país, a la que los manifestantes llegaron voluntaria y espontáneamente, volvieron a expresar los reclamos de los ciudadanos. No solo fue la indignación por el “vacunatorio vip”, sino por múltiples razones.
La corrupción que dejó al descubierto las vacunaciones paralelas, la ineficaz cuarenta, más larga del mundo, que a la fecha muestra un saldo 2.107.365 afectados por el Covid-19, y 51.965 fallecidos, la crisis económico-social que hundió la esperanzas de quienes perdieron sus proyectos, el cierre de más de 26.000 Pymes, y miles de comercios, con la consecuente pérdida de fuentes de trabajo, la inculpación que todo ocurre por causa de los periodistas y los medios, el ataque, desde México, a los miembros de la Justicia a los que el Presidente trató de payasos, fueron parte del menú de carteles y declaraciones de los manifestantes, que recordaban que Fernández prioriza “la vida a la economía”.
Pero, lo cierto es que los sonidos de estas manifestaciones son ignoradas en Balcarce 50, donde se olvidó el viejo dicho: “cuando río suena es porque agua trae”. El jefe de Estado busca diluir el mayor escándalo político que está golpeando su gestión, intenta no registrar el robo de vacunas para los amigos, justifica que no hay delito si alguien se cola en una fila, si reconocer que esa fila está bajo control del Estado, en la que muchos tienen en juego su vida, que depende si se aplican la Sputnik V.
Fernández, volvió a minimizar y descalificar las demandas que sonaron en el país, y con su clásico estilo buscó un episodio, para escapar de los reclamos, y lo encontró en las bolsas mortuorias colgadas en las rejas de la Casa Rosada, que simbolizaban los muertos, de personas con riesgo, que no fueron vacunados, y que tal vez hubieran salvado sus vidas, con las dosis que fueron al hombro de los amigos del poder de turno.
Desde Olivos, en su cuenta de redes sociales, el Presidente lanzó: “La forma de manifestarse en democracia no puede ser exhibir frente a la Casa Rosada bolsas mortuorias con nombres de dirigentes políticos. Esta acción lamentable solo demuestra cómo muchos opositores conciben la República. No callemos ante semejante acto de barbarie».
La respuesta a los dichos del Presidente llegó desde JxC, Patricia Bullrich por radio Mitre, dijo: «Lo de las bolsas me parecio mucho pero primero que el Presidente eche a todos los funcionarios que provocaron el vacunatorio vip. Si el Presidente no tuvo indignación por el vacunatorio pero sí por esto, por algo que a mí no me gustó, bueno. Eso es alterar el orden de los factores y sí cambia el resultado» y agregó «Si el Presidente hubiera repudiado tanto lo que pasó, si les hubiera pedido la renuncia (a todos los involucrados), bueno, yo le daría la autoridad para criticar una acción así».
Desde la agrupación Jóvenes Republicanos, que pertenece a la Unión Republicana, que fueron autores de la acción en la rejas de la Casa Rosada, emitieron un comunicado dirigido al Presidente que dice: «Hoy dejamos bultos en la puerta de la Casa Rosada. El texto muestra claramente que representan a los argentinos que murieron por su irresponsable manejo de la pandemia y los nombres de los políticos son los de aquellos que recibieron las vacunas que deberían haberse aplicado a la población de riesgo y no a los privilegiados del poder».
En medio de mutuas acusaciones un hecho, al que no debe perderse de vista, ocurrió frente a la puerta de acceso a la Quinta de Olivos. Por segunda vez, en el primer episodio no pasó a mayores, el sábado un grupo de simpatizantes del Gobierno, intentó desplazar a la nutrida manifestación que fue a reclamarle Fernández por el vacunatorio VIP, y otras demandas. Pero, en esta oportunidad, sindicalista y militantes de La Campora llegaron a la intimidación directa e incluso a violencia física, que bajo el mando de Ricardo Lovaglio, jefe de la CGT zona Norte, incluso por momentos llegaron a desbordar a la policía.
La contramarcha, de la CGT en Olivos, debe ser mirada con atención. El comportamiento violento que se observó debe advertir que podría haber intenciones de liberar la acción de grupos de choques para amedrentar futuras protestas contra el Gobierno. Un episodio sobre el que el Presidente no dijo una palabra, y que puede ser la punta de un iceberg bajo el cual se encuentra el riesgo de una posible confrontación social. Algo que se observa en Venezuela, donde grupos organizados por la dictadura de Maduro, atemorizan a los manifestantes, llegando incluso a situaciones en las que se produjeron muertes.
Alberto Fernández hablará en el Congreso por segunda vez. En principio, se había programado la concurrencia, a la Plaza de los Dos Congreso, de manifestantes que fueran a respaldar los dichos del jefe de Estado. Pero este domingo Fernández resolvió desautorizar la marcha y en su cuenta Twitter escribió:
“Agradezco a todas las organizaciones políticas y sociales que han convocado a acompañarme el lunes próximo en ocasión del discurso que daré para dar apertura a las sesiones ordinarias del Congreso Nacional», y añadió: «Con mi sincera gratitud antes que nada, les pido que sigamos dando el ejemplo y que esta vez cada uno siga mi mensaje en forma remota. Desde sus casas o desde sus lugares de trabajo. La pandemia aún nos ataca. Nosotros cuidemos al prójimo aunque otros no lo hagan».
Está todavía muy presente que la administración Fernández, no cuidó al prójimo, cuando convocó a multitudes para el velatorio de Diego Maradona, que terminó en un escándalo de proporciones internacionales. Habrá que ver, ahora, si los organizadores aceptan desmontar la movilización. Mientras tanto todas las especulaciones políticas giran en torno a qué dirá el Presidente en el Congreso, pero en los «mentideros políticos» se tiene en cuenta que cultiva el apotegma: “No miren lo que digo, miren lo que hago”, apotegma que heredó del fallecido ex Presidente Néstor Kirchner, de quién se considera un discípulo dilecto.
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El Banderazo F#27 sonó en la Casa Rosada, donde no recuerdan que “cuando río suena es porque agua trae”
