martes 23 abril 2024

Compromisos de pago con el FMI cargados de dudas, en enero u$s 750M, en febrero u$s 380M y en marzo u$s 2.900M

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Sin avances visibles hacia un acuerdo, la negociación entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se pobló de incertidumbre y dudas cuando restan apenas semanas para cerrar un nuevo programa que permita refinanciar los vencimientos de la deuda y evitar un golpe a la economía.

A la falta de precisiones sobre el programa económico –que el Gobierno prometió presentar a principios de diciembre último y aún no lo ha hecho– se agregó un endurecimiento del mensaje oficial con una creciente presión en las últimas declaraciones del Presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, en contra de un ajuste fiscal, una piedra angular ineludible de cualquier acuerdo con el Fondo.

A ellos se sumó Joseph Stiglitz, mentor de Guzmán, quien publicó una columna en Project Syndicate en la cual dijo que el Gobierno había logrado “un milagro económico” y no debería aceptar un giro hacia la austeridad en medio de una pandemia. En consultoras de economistas, tanto a nivel internacional como en el país, esta manifestación del premio nobel de Economía 2001sorprendió, e incluso se la comentó como de cierta irresponsabilidad ante la grave crisis que a traviesa Argentina.

Sin fecha aún para un nuevo encuentro entre el staff del FMI y Guzmán y su equipo –aunque el diálogo es fluido–, la inquietud por el estado y los tiempos de la negociación cobró envergadura ante la cercanía de la fecha límite del 31 de marzo que fijó el propio Guzmán para tener listo el nuevo programa, que antes debe transitar la burocracia del Fondo, ser aprobado por el Congreso y recibir el visto bueno del Directorio Ejecutivo del organismo, controlado por el G7, y donde la postura del gobierno de Joe Biden jugará un rol decisivo. En marzo, la Argentina debe pagarle al Fondo un vencimiento por casi 2900 millones de dólares para el que no hay reservas.

Lejos de despejar dudas, los últimos movimientos oficiales empañaron el panorama. Los bonos de la deuda cayeron tras la presentación de Guzmán la semana pasada, y la retórica oficial se endureció: Alberto Fernández dijo que el Fondo quiere “intenta imponernos un programa”. El FMI, que exige solidez fiscal para garantizar el repago de un préstamo, ha dicho que el plan debe ser del Gobierno y debe tener un amplio respaldo político y social.

“Guzmán apenas enunció objetivos, pero no mostró un programa económico que permitiera construir consensos para apuntalar las políticas necesarias para alcanzar esos objetivos. Y se trató de una reunión con ausencias muy notables. Si para algo sirvió la reunión, fue para mostrar debilidad”, dijo Héctor Torres, quien representó a la Argentina en el board del FMI.

La falta de precisiones y avances deprimió expectativas que ya de por sí eran fantasmagóricas. La idea predominante en Estados Unidos es que la Argentina y el FMI terminarán cerrando un acuerdo “light” que permita patear los vencimientos de la deuda y obtener un poco de alivio, pero sin reformas que ayuden a terminar de encarrilar la economía. Cualquier acuerdo nacerá además con su credibilidad devaluada: se espera que las tensiones y las negociaciones se perpetúen en cada revisión trimestral del futuro programa, y hay quienes anticipan ya un incumplimiento de cualquier meta que firme el oficialismo.

EN/ag.cl.rmr.vfn/gr.rp

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