14 de febrero de 2023
El año comenzó con una significativa aceleración de la inflación. El índice de precios al consumidor (IPC) marcó un aumento de 6% impactado por la suba de los alimentos, algunos valores regulados -como las tarifas de los servicios públicos- y otros estacionales -vinculados a las vacaciones-. Todo en medio de la volatilidad del dólar en el mes.
Se trata de un fenómeno que inquieta en el Frente de Todos, sobre todo en un año de elecciones y cuando todas las encuestas afirman que la suba generalizada de los precios es la principal preocupación de los argentinos.
La medida interanual se mantuvo todavía muy cerca del simbólico 100% y marcó un 98,8%. La inflación núcleo -que no incluye regulados ni estacionales- avanzó un 5,4% (una décima más que en diciembre), mientras que el capítulo de Alimentos y bebidas trepó 6,8%, casi dos puntos por encima de la variación del último mes del año.
Entre los alimentos, la carne, creció un 3,9% en el Gran Buenos Aires, pese a que el mayor salto se dio en la Patagonia, con un 4,7%. Salvo la carne picada (7,4%) las alzas estuvieron por debajo del nivel general. La paleta y el cuadril subieron 3,9%. La nalga avanzó 3,3% y el asado 3,5%. En cambio, se registraron saltos más importantes en frutas y verduras, por caso. La naranja subió 48,9%, mientras que el tomate redondo mostró un alza de 64,8%. Lo más novedoso fue el salto de algunos productos que están bajo vigilancia oficial. Fue el caso del arroz (7,9%), la harina (9%), los fideos (8,4%) y gaseosas (12,6%).
El de enero es un dato preocupante para el Gobierno, sobre todo porque remarca la tendencia creciente de los precios luego de las desaceleraciones en noviembre (4,9%) y diciembre (5,1%). Por otro lado, enero de 2022 había comenzado con un alza de 3,9%, lo que no es un buen augurio, ya que el año pasado terminó finalmente con un alza de 94,8%.
Las mayores subas se registraron en Recreación y cultura, asociado al turismo por vacaciones. Este capítulo subió 9%. Le siguieron detrás: Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustible (8%), Comunicación (8%), Bebidas Alcohólicas y Tabaco (7,3%), Bienes y servicios varios (6,8%), Alimentos y bebidas (6,8%), y Restaurantes y hoteles (6,2%).
El dato publicado por el organismo que conduce Marco Lavagna estuvo por encima de lo que preveía el sector privado. Los analistas consultados por el Banco Centra (BCRA) para elaborar el Relevamiento de Expectativas del Mercado -el mejor termómetro de los privados- habían estimado una inflación mensual de 5,6% para enero. Para 2023 estiman 97,6%. El presupuesto elaborado por el ministro de Economía, Sergio Massa, la ubicó en septiembre pasado en un 60%.
El Gobierno ya había admitido que la inflación de enero iba a ser superior a la de diciembre pasado. “Sí, lamentablemente vemos que la cifra [la inflación de enero] está por arriba de la del mes anterior, eso nos preocupa”, había afirmado el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, en una entrevista radial. El asesor presidencial Antonio Aracre, en tanto, dejó entrever que la inflación se mantendría elevada por lo menos hasta abril, cuando la situó en 4%. Semanas atrás, Massa prometió que la suba de precios de abril comenzaría con un tres adelante, una pauta ya difícil de cumplir.
Por otra parte, el titular del Palacio de Hacienda anunció -en la presentación de un acuerdo por el precio de la carne ayer- que sumará en estas horas nuevas medidas micro y macroeconómicas para estabilizar la economía argentina con el objetivo de apuntalar el orden fiscal, la acumulación de reservas internacionales y la “defensa del valor de la deuda”. Entre las financieras, se prevé un préstamo en dólares (un Repo), que iría directamente a las arcas del Tesoro. Provendría de un banco y con una tasa de un dígito, según informaron fuentes del quinto piso del Ministerio de Economía.
Massa impulsa un ajuste del gasto en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que tiene metas de déficit fiscal (es de 1,9% del PBI este año), emisión monetaria y acumulación de reservas. Esta última será difícil de cumplir para el Gobierno este año en el marco de la sequía. Por otra parte, se empuja una ecuación detrás de las políticas micro que más visibilidad tienen, como los congelamientos controlados por Camioneros y los movimientos sociales. Esa ecuación es una tasa de interés positiva levemente por encima de la tasa de devaluación y de la variación de los precios.
Por otra parte, la secretaría de Comercio dejó trascender hoy que se registraron pocos desvíos, aunque existen algunos, en el programa de Precios Justos, que estableció desde noviembre un sendero de precios mensual de 4%, que ahora fue ajustado al 3,2% hasta fines de junio próximo. A contramano, las empresas reciben dólares oficiales para importar.
La opinión de los privados
“Como se esperaba, se aceleró la inflación respecto del bimestre anterior. La desaceleración de entonces había estado explicada por un intento en reducir la nominalidad, buscando reducir el ritmo de depreciación del tipo de cambio y con acuerdos de precios que intentan extender a salarios. Ahora bien, en este bimestre resulto clave la baja en el precio de la carne a nivel internacional y la sobreoferta producto de la sequía local”, dijo Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO Global Investments. “Analizando los datos de enero, se observa que la categoría de precios con mayores incrementos fue la relacionada con los bienes estacionales, seguido de los regulados”, dijo Marengo
Luego agregó: “Si bien se viene hablando mucho del impacto del precio de la carne en la inflación de enero, esta y sus derivados registraron alzas por debajo de la inflación, con lo que aún no se vio el traspaso de la suba del 45% observado en el precio de Liniers en el índice de precios, en el cual pondera 10%”.
“Con un tipo de cambio depreciando al 6%, con las tasas de interés al 6%, llevando adelante el necesario ajuste de precios relativos para reducir la carga fiscal y con los salarios intentando recuperar el poder de compra perdido en un año electoral, resulta pensar que la inflación vaya a ubicarse por debajo del año anterior. De hecho, la inflación le permite al Gobierno incrementar la recaudación y el financiamiento del déficit fiscal, a la vez de licuar aquella parte del gasto, como jubilaciones, subsidios sociales, salarios, que no se ajusta a la misma velocidad que los precios de la economía”, cerró.
“Según nuestro relevamiento de precios minoristas para GBA, en febrero la inflación de alimentos está subiendo fuertemente, con gran protagonismo de la carne. Por el contrario, los rubros ligados al turismo pierden algo de dinamismo porque febrero es menos importante estacionalmente. De esta forma, la inflación de febrero estaría en torno a 5,5% mensual”, adelantó, en tanto, Camilo Tiscornia, director de C&T.
EN/ag.ln.fj.cl.ifb/gr.