lunes 29 abril 2024

Conflicto protocolar, ni Victoria Villarruel ni Cristina Kirchner quieren dar el primer paso para ordenar la transición en el Senado

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Todavía no hay contactos para organizar una reunión entre vicepresidentas que, además, no muestran mucha disposición a encontrarse. En realidad, todos los caminos conducen a que no habrá “cumbre” entre presidentas del Senado y que el paso de la actual administración a la que asumirá se resolverá por el propio peso del calendario, cuando el próximo 10 de diciembre asuma la nueva titular de la Cámara alta.

Villarruel,  está abocada por estas horas a definiciones relacionadas con el nuevo gobierno y el reparto de poder interno en el futuro gabinete, lo que empezó a discutirse en la reunión que esta tarde mantuvo en el Hotel Libertador con Javier Milei y la primera plana de La Libertad Avanza. La actual diputada nacional apuesta a ser una vicepresidenta diferente y tener injerencia y control sobre áreas muy afectas a su formación política e ideológica, como son Defensa y Seguridad.

“La verdad, no la veo a Cristina sentándose a hablar con una persona que defiende a la dictadura y es una negacionista como Villarruel”, dijeron a LA NACION en el despacho de una de las senadoras que más cercanía y que más tiempo comparte con la actual vicepresidenta en sus oficinas del primer piso del Palacio Legislativo, al que apenas unos pocos tienen acceso.

En este escenario, la posibilidad de una reunión entre ambas vicepresidentas se perfila difícil, por no decir imposible. A lo sumo, podría haber una reunión de segundas líneas en la que la administración saliente informe el estado en el que dejará el Senado a los colaboradores que acompañen a Villarruel en su nueva responsabilidad.

En este supuesto, los nombres que podrían escenificar una suerte de transición podrían ser el de la secretaria Administrativa, la pampeana María Luz Alonso, dirigente de La Cámpora y mano derecha de Cristina Kirchner en estos cuatro años en el Senado; y alguna persona que designe la vicepresidenta electa. En el equipo de colaboradores de Villarruel tiene un peso importante el diputado electo Guillermo Montenegro, pero sus intereses están puestos por estas horas en convertirse en ministro de Seguridad del futuro gobierno.

En La Libertad Avanza tampoco se mostraban demasiados entusiastas con la posibilidad de una reunión con la actual vicepresidenta. Además de las diferencias ideológicas, voceros libertarios destacaban la poca predisposición de Cristina Kirchner a aceptar las derrotas. En ese sentido, recordaron la negativa a traspasarle los atributos de mando a Mauricio Macri en 2015 y la mala disposición con la que la entonces presidenta saliente saludó a su sucesor en el recinto de la Cámara de Diputados durante la asamblea legislativa de apertura del nuevo mandato presidencial.

Sin embargo, cuatro años atrás Gabriela Michetti recibió en su despacho a Cristina Kirchner y posaron para una foto que escenificó la transición que después llevarían a la práctica sus colaboradores. “Claro, ahí participó porque llegaba a la reunión como ganadora”, replicó el vocero libertario cuando se le recordó el antecedente.

El cimbronazo que implicó la victoria de Milei en el balotaje todavía se hace sentir en un Senado donde, más allá de la inactividad propia de un día feriado, las certezas son pocas y las definiciones todavía brillan por su ausencia.

En La Libertad Avanza todavía no se sabe quién será el conductor de la bancada de siete senadores que ingresarán el próximo 10 de diciembre al cuerpo y que protagonizarán un hecho inédito en la historia del Senado: nunca una fuerza política a cargo del Poder Ejecutivo tuvo una bancada tan reducida. Los números son tan escuetos –la Cámara alta está integrada por 72 senadores– que los libertarios apenas si podrían cubrir las presidencias de la media docena de comisiones que, por tradición, conduce el oficialismo, por ser consideradas vitales para el gobierno.

Por su parte, en Juntos por el Cambio la victoria electoral de Milei parece haberse convertido en un bálsamo para la ardida piel de la coalición tras el fracaso electoral del 22 de octubre. La derrota de Sergio Massa servirá para galvanizar el interbloque, que encontrará en el respaldo a la decena de gobernadores de la UCR y Pro y en la necesidad que tendrá Milei de buscar apoyos a sus iniciativas legislativas la argamasa para mantenerse unido y evitar deserciones.

Todavía en silencio y mientras se lame las heridas dejadas por la derrota electoral, en el Frente de Todos el kirchnerismo ya puso primera con la idea de avanzar hacia un regreso al rol de oposición dura que encarnó en el tramo final del gobierno de Macri.

P/ag.agencias.ln.gy./gr.

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