Cuando un alto el fuego trajo calma a las ciudades en ruinas de Gaza, Hamás salió rápidamente de su escondite.
El grupo militante no sólo ha sobrevivido a 15 meses de Guerra con Israel —una de las más letales y destructivas que se recuerdan— sino que sigue teniendo el firme control del territorio costero, que ahora parece un páramo apocalíptico.
El gobierno dirigido por Hamás dijo el lunes que coordinará la distribución de ayuda humanitaria a la desesperada población de Gaza, tras la promesa de un aumento de la ayuda humanitaria como parte del acuerdo de alto el fuego.
Pese a todo el poderío militar que Israel desplegó en Gaza, no logró derrocar a Hamás, uno de sus objetivos bélicos centrales. Eso podría hacer más probable un retorno a los combates, pero los resultados podrían ser los mismos.
Hubo un elemento de teatro en ;la entrega el domingo de tres rehenes israelíes a la Cruz Roja, cuando docenas de combatientes de Hamas enmascarados que llevaban cintas verdes en la cabeza y uniformes militares desfilaron frente a las cámaras y contuvieron a una multitud de cientos de personas que rodeaban los vehículos.
Las escenas en otras partes de Gaza fueron aún más notables: miles de policías uniformados dirigidos por Hamás reaparecieron, haciendo notar su presencia incluso en las zonas más destruidas.
“La policía estuvo aquí todo el tiempo, pero no llevaba sus uniformes” para evitar ser blanco de Israel, dijo Mohammed Abed, padre de tres hijos que regresó a su casa en la ciudad de Gaza más de siete meses después de huir de la zona.
“Estaban entre los desplazados que estaban en las tiendas de campaña. Por eso no hubo robos”, explicó.
Otros residentes dijeron que la policía había mantenido oficinas en hospitales y otros lugares durante la guerra, donde la gente podía denunciar delitos.
Israel ha culpado repetidamente a Hamas por el alto número de muertes de civiles y los daños a la infraestructura porque los combatientes y las fuerzas de seguridad del grupo se incrustan en barrios residenciales, escuelas y hospitales.
Las encuestas de opinión muestran que sólo una minoría de los palestinos apoya a Hamás, pero este grupo militante islámico, que no acepta la existencia de Israel, está profundamente arraigado en la sociedad palestina y cuenta con un brazo armado, un partido político, medios de comunicación y organizaciones benéficas que datan de su fundación a fines de los años 1980.
Durante décadas, Hamas funcionó como una insurgencia bien organizada, capaz de lanzar ataques relámpago contra las fuerzas israelíes y atentados suicidas en el propio Israel. Muchos de sus principales dirigentes han sido asesinados y rápidamente reemplazados. Obtuvo una victoria aplastante en las elecciones parlamentarias de 2006 y al año siguiente arrebató Gaza a la Autoridad Palestina respaldada por Occidente en una semana de batallas callejeras.
Hamás estableció entonces un gobierno de pleno derecho, con ministerios, policía y una burocracia civil. Sus fuerzas de seguridad rápidamente sometieron a las poderosas familias de Gaza y aplastaron a los grupos armados rivales. También silenciaron a los disidentes y dispersaron violentamente las protestas ocasionales. .
Hamás se mantuvo en el poder durante las cuatro guerras anteriores con Israel. Con la ayuda de Irán, mejoró constantemente sus capacidades, amplió el alcance de sus cohetes y construyó túneles más profundos y largos para esconderse de los ataques aéreos israelíes. Para el 7 de octubre de 2023, tenía un ejército de decenas de miles de personas en batallones organizados.
En la sorpresiva incursion terrorista que desencadenó la guerra, sus combatientes atacaron el sur de Israel por aire, tierra y mar, matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles. Los militantes liderados por Hamás secuestraron a otras 250.
En respuesta, Israel lanzó una guerra aérea y terrestre que ha matado a más de 47.000 palestinos, según funcionarios de salud locales, y ha reducido barrios enteros a campos de escombros.. Alrededor del 90% de la población de Gaza ha sido desplazada, a menudo varias veces.
Casi todos los días de la guerra, el ejército israelí anunció que había matado a docenas de combatientes, eliminado a un comandante de nivel medio, desmantelado un complejo de túneles o destruido una fábrica de armas. Las fuerzas israelíes mataron al máximo líder de Hamas, Yahya Sinwar, , y a la mayoría de sus lugartenientes. Pero el liderazgo en el exilio está prácticamente intacto y, según se informa, Mohammed Sinwar, su hermano, ha asumido un papel más importante en Gaza.
El ejército dice que ha matado a más de 17.000 combatientes —aproximadamente la mitad de las filas estimadas de Hamás antes de la guerra—, aunque no ha aportado pruebas.
Los militares culparon a Hamas de las bajas civiles, pero los supervivientes del bombardeo, hacinados en tiendas de campaña después de que sus casas quedaran destruidas, eran una fuente de reclutas potenciales.
A principios de este mes, el secretario de Estado Antony Blinken dijo en un discurso preparado que Hamás había reclutado casi tantos combatientes como los que perdió durante la guerra.
Michael Milshtein, experto israelí en asuntos palestinos y ex oficial de inteligencia militar, dijo que Hamas ya no tiene la capacidad de lanzar un ataque al estilo del 7 de octubre, sino que ha regresado a sus raíces insurgentes, utilizando tácticas creativas como recolectar municiones israelíes sin explotar para fabricar bombas caseras.
“Hamás es un camaleón. Cambia de color según las circunstancias”, afirmó.
“La guerra está terminando con una fuerte percepción de éxito para Hamás”, añadió. “La capacidad de reclutamiento será increíble. No podrán manejarlo”.
Los críticos palestinos de Hamás han dicho durante mucho tiempo que no hay una solución militar al conflicto de Medio Oriente, que es varias décadas anterior al nacimiento del grupo militante.
Argumentan que los palestinos tendrían más probabilidades de romper con Hamás si tuvieran un camino alternativo para poner fin a la ocupación israelí que dura décadas y que se ha afianzado aú más durante la guerra.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuyo gobierno se opone a la creación de un Estado palestino, ha asegurado que no será así.
Ha rechazado las propuestas de Estados Unidos y de países árabes amigos para que una Autoridad Palestina reformada gobierne tanto Gaza como partes de la Cisjordania ocupada antes de que finalmente se convierta en Estado. En cambio, ha prometido mantener un control de seguridad ilimitado sobre ambos territorios.
Avi Issacharoff, un veterano periodista israelí y cocreador del éxito de Netflix “Fauda”, dijo que la negativa de Netanyahu a hacer planes para el día después fue la “mayor debacle de esta guerra”.
“Israel está despertando de una pesadilla y se está convirtiendo en la misma pesadilla”, escribió en el periódico israelí Yediot Ahronot. “Hamás seguirá en el poder y seguirá construyendo más túneles y reclutando más hombres, sin que surja ninguna alternativa local”.
Netanyahu ha amenazado con reanudar la guerra después de la primera fase de seis semanas del alto el fuego si no se cumplen los objetivos de Israel, mientras que Hamás ha dicho que no liberará a las docenas de cautivos restantes sin una tregua duradera y una retirada israelí de Gaza.
No hay motivos para pensar que otra campaña militar produciría un resultado diferente.
A principios de octubre, las fuerzas israelíes cerraron las ciudades septentrionales de Beit Lahiya, Beit Hanoun y Jabaliya, impidiendo casi toda ayuda humanitaria, obligando a miles de personas a huir y destruyendo casi todas las estructuras a su paso, incluidas escuelas y refugios, según testigos que huyeron.
El ejército había llevado a cabo importantes operaciones en los tres lugares anteriormente, pero los militantes se habían reagrupado. Al menos 15 soldados israelíes han muerto en el norte de Gaza solo este mes.
Cuando los residentes regresaron a Jabaliya el domingo, encontraron una extensa escena de devastación con solo unas pocas estructuras inclinadas en un mar de escombros grises.
Decenas de policías de Hamás vigilaron su regreso.
INT/ag.agencias.ap./rp.