Pekín-Washington DC. China aumentó el viernes sus aranceles para importaciones estadounidenses al 125%, en respuesta a la decisión del presidente Donald Trump de aumentar los aranceles a los productos chinos y aumentando las apuestas en una guerra comercial que amenaza con alterar las cadenas de suministro globales.
Los mercados estadounidenses se agitaron a medida que las represalias de China intensificaron la turbulencia económica mundial desatada por los aranceles de Trump . Una encuesta estadounidense a consumidores mostró que el temor a la inflación ha alcanzado su nivel más alto desde 1981.
«El riesgo de recesión es mucho, mucho mayor ahora que hace un par de semanas», dijo Adam Hetts, director global de multiactivos en Janus Henderson.
Los líderes extranjeros se han debatido sobre cómo responder a la mayor perturbación del orden comercial mundial en décadas. La administración Trump se ha mantenido firme, promoviendo negociaciones sobre varios acuerdos comerciales que, según afirma, justificarán su drástico cambio de política.
Los aumentos arancelarios recíprocos de EE. UU. y China podrían imposibilitar el comercio de bienes entre las dos economías más grandes del mundo, según los analistas.. Ese comercio alcanzó un valor de más de 650..000 millones de dólares en 2024.
«El presidente lo dejó muy claro: cuando Estados Unidos recibe un golpe, responderá con más fuerza», dijo el viernes a la prensa la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El dólar se desplomó y se intensificó la venta masiva de bonos del gobierno estadounidense, el mayor mercado de bonos del mundo. El oro, un refugio seguro para los inversores en tiempos de crisis, alcanzó un máximo histórico.
Con el debilitamiento del dólar, la venta de activos estadounidenses fue quizás ejemplificada mejor por la caída de los precios de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, considerados durante mucho tiempo una de las inversiones más seguras del mundo.
La caída impulsó su rendimiento —que se mueve en sentido contrario al precio y es crucial para determinar factores como las tasas de interés de las hipotecas— hasta su máximo en dos meses. En la semana, su rendimiento ha subido más de medio punto porcentual, el mayor incremento semanal en más de cuatro décadas.
Un segundo día de datos sobre la inflación en Estados Unidos mostró que las presiones sobre los precios aún no se estaban acumulando de manera generalizada en la economía estadounidense, aunque el Índice de Precios al Productor de marzo sí mostró que los precios de los metales industriales estaban aumentando debido a los gravámenes a las importaciones de productos como el acero y el aluminio, vigentes desde hace un mes.
«Los aranceles serán mucho más importantes para las perspectivas que los datos retrospectivos», afirmó Bill Adams, economista jefe de Comerica Bank. «Si los aranceles se mantienen, impulsarán la inflación considerablemente al alza en los próximos meses».
La Universidad de Michigan informó que su Índice de Sentimiento del Consumidor bajó a 50,8 este mes desde una lectura final de 57,0 en marzo. Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que el índice caería a 54,5.
En un cambio respecto a las encuestas anteriores, la última también mostró un debilitamiento de la confianza entre los correligionarios republicanos de Trump.
Las expectativas de inflación a 12 meses de los consumidores aumentaron a 6,7% este mes, la lectura más alta desde 1981, desde 5,0% en marzo, según la encuesta.
Esta semana, Trump anunció una pausa arancelaria de 90 días sobre docenas de países, al tiempo que aumentó los aranceles sobre las importaciones chinas al 145%.
China respondió con nuevos aranceles el viernes. El Ministerio de Finanzas chino calificó los aranceles de Trump como «intimidación y coerción completamente unilaterales».
Beijing indicó que esta sería la última vez que igualaría los aumentos arancelarios de Estados Unidos, pero dejó la puerta abierta para otros tipos de represalias.
«Si Estados Unidos realmente quiere dialogar, debería cesar su comportamiento caprichoso y destructivo», escribió Liu Pengyu, portavoz de la Embajada de China en Estados Unidos, en redes sociales. «China nunca cederá ante la máxima presión de Estados Unidos».
Los analistas de UBS en una nota calificaron la declaración de China como «un reconocimiento de que el comercio entre los dos países se ha cortado esencialmente por completo».
Leavitt, a su vez, lanzó una advertencia a Pekín.
«Si China continúa tomando represalias, no es bueno para China», dijo en la reunión informativa de la Casa Blanca.
El jueves, Trump declaró a la prensa que creía que Estados Unidos podría llegar a un acuerdo con China y que respetaba al presidente chino, Xi Jinping. El viernes, Xi hizo sus primera declaraciones públicas sobre los aranceles de Trump, al decirle al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en Pekín que China y la Unión Europea deberían «oponerse conjuntamente a los actos unilaterales de intimidación».
China ha firmado dos protocolos comerciales agrícolas con España que cubren la carne d cerdo y las crezas, en un intento por mejorar un intento por mejorar su tensa relación con la UE, el último mercado importante abierto para sus productos.
La administración Trump ha restado importancia a la turbulencia del mercado, afirmando que alcanzar acuerdos con otros países traería certidumbre. Levitt afirmó que más de 75 países se habían comunicado con la Casa Blanca para buscar negociaciones.
India y Estados Unidos ultimaron los términos de referencia para las conversaciones sobre el primer segmento de un acuerdo comercial bilateral, dijo un funcionario comercial indio.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, ha creado un grupo de trabajo commercial que espera visitar Washington la próxima semana.
Vietnam, con la esperanza de evitar aranceles, está dispuesto a tomar medidas enérgicas contra los productos chinos que se envían a Estados Unidos a través de su territorio, informó Reuters en exclusiva. .
Todo esto ha hecho poco para calmar las preocupaciones de los líderes empresariales sobre el aumento de los costos, la caída de los pedidos y las cadenas de suministro atascadas.
Para las empresas europeas en particular, un euro más fuerte las hace automáticamente menos competitivas en el mercado global.
El euro continuó su alza el viernes y alcanzó su nivel más alto en más de tres años frente al dólar.
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