Bogotá. El antiguo jefe de la disuelta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Carlos Antonio Lozada, también conocido como Julián Gallo, ha comparecido este jueves ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en el marco de un caso sobre reclutamiento de niños soldado durante el conflicto en el país.
Se trata de la tercera versión que da Lozada ante la JEP y la segunda vez que comparece de forma pública, según informaciones del diario ‘El Tiempo’. Durante la sesión podrán intervenir la Fiscalía, así como las víctimas, que podrán realizar preguntas al exguerrillero.
En anteriores compareccencias Lozada reconoció que hubo reclutamiento de menores, pero que no era una política de la organización. El excombatiente ha dicho que los frentes de las FARC estaban ligados por relaciones familiares y de amistad con las comunidades y que cuando eran reclutados jóvenes era común que los familiares se acercaran a preguntar por ellos.
En este sentido, defendió que todos los reclutados se unían a la guerrilla de forma voluntaria. «Les decíamos aquí no vamos a tener a nadie obligado, se le preguntaba a la persona y se quería ir, pues se dejaba ir», manifestó.
Asimismo, señaló que por razones de seguridad en algunos momentos se prohibió el ingreso de civiles a los campamentos y que en la Octava Conferencia de la guerrilla se estableció que se debía facilitar la reunión de los combatientes con sus familias.
El exguerrillero aseguró que los padres de los menores que se oponían al reclutamiento no eran considerados enemigos y «se veía eso como algo normal, como una reacción lógica, independiente de la edad de la persona que se vinculaba».
«Nosotros no aceptamos el ingreso de menores, ni hicimos un trabajo para reclutar menores», afirmó antes de insistir en que tampoco se usaron menores para hacer labores de Inteligencia u otras operaciones realizadas en el marco del conflicto.
Lozada recalcó que en las zonas en las que estaba la guerrilla, que en su mayoría eran rurales, había cultivos legales e ilegales que eran de las familias y que las FARC no intervenían en esos negocios ni promovían el uso de menores de edad para los mismos.
Colombia sufre una ola de violencia debido a la pugna entre grupos rivales para apoderarse de los antiguos territorios y negocios de las FARC, cebándose no ya solo con antiguos guerrilleros que optaron por dejar las armas, sino también con líderes sociales y defensores de los Derechos Humanos.
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