viernes 26 abril 2024

Las encuestas favorecen Biden frente a Trump, después del último debate presidencial

Más Leídas

Por Atilio Molteni

El 22 de octubre tuvo lugar el segundo y último debate entre el presidente Trump y el candidato demócrata Joe Biden, con anticipación a las elecciones del 3 de noviembre, cuando cerca de 50 millones ya han votado por correo o personalmente.

Biden tiene a su favor 7.9 puntos en varias encuestas para la votación del país en su conjunto, y entre 4 a 5 puntos en aquellos Estados que se consideran claves para decidir la elección, márgenes que se han mantenido desde marzo. Los analistas suponen que ya cuenta con los 270 votos para un triunfo en el Colegio Electoral.

El debate presencial tuvo lugar en la Universidad Belmont, en Nashville (Tennessee), una práctica cuyos orígenes en la política estadounidense se remontan a 1848, pero difícilmente tenga grandes consecuencias en los votantes todavía indecisos.

En las dos semanas previas Biden se preparó para este evento, mientras Trump continuó con una campaña vigorosa y buscando más aportes, debido a que sus fondos (44 millones) han decrecido en relación con los que dispone el candidato demócrata (162 millones), quien puede gastar más en los Estados claves, donde es muy importante motivar a los ciudadanos para que concurran a votar, en un país donde el sufragio no es obligatorio.

Para evitar lo sucedido en el debate de septiembre, en el cual Trump interrumpió a Biden en forma constante convirtiéndolo en un caos, la “Comisión para los Debates Presidenciales” decidió que al comienzo de los seis segmentos en que se dividió, cada uno de los candidatos tendría dos minutos para referirse al tema, período durante el cual se podía silenciar el micrófono de su oponente, y luego la conductora haría preguntas a ambos por un término de 11 minutos, donde la discusión sería abierta.

Los temas fueron la lucha contra el Covid-19, la situación de las familias estadounidenses, el problema racial, el cambio climático, la seguridad nacional y el liderazgo. La fórmula elegida fue eficaz para dar lugar una discusión más normal. Trump cambió de actitud y contuvo sus emociones, mientras el debate fue conducido por la moderadora Kristen Welker, de la cadena NBC, quien lo hizo con singular capacidad y profesionalismo.

Sin embargo, ambos contrincantes reflejaron una visión totalmente distinta sobre el futuro estadounidense. Esa situación también se constata en las encuestas, según las cuales el 39% de los republicanos están satisfechos por la marcha del país, el 14% de los independientes, mientras los demócratas sólo lo están en un 5%.

La pandemia volvió a tomar preponderancia, ya que ha segado más de 223.000 vidas en Estados Unidos. El presidente sostuvo que el virus, en definitiva, era responsabilidad de China, al ser el país donde comenzó el brote, que de inmediato se transformó en un problema mundial. Con el objeto de quitarle gravedad, recordó que el mismo estuvo hospitalizado y sostuvo que “el 99% de la gente se recupera” y que la tasa de mortalidad bajaba (sin embargo, existen ahora mayor número de casos diarios y el Covid-19 se expandió). Aseguró que la vacuna estaría lista en cuestión de semanas, y también afirmó que estaba en marcha la Operación “Warp Speed”, por la cual el Gobierno ayuda a su desarrollo con el objetivo de que pasen las pruebas clínicas rápidamente, se industrialicen y se distribuyan.

Biden sostuvo una posición totalmente contraria, recordando que Trump era la misma persona para quien la enfermedad acabaría antes de Pascuas, pero “vamos hacia un invierno oscuro y no tiene un plan” señaló, mientras aseguró que sus propuestas incluyen la vacunación gratis para todos los ciudadanos, la utilización obligatoria de máscaras y que el Gobierno Federal propicie una respuesta económica frente al virus.

Durante el debate Biden negó que estuviera opuesto al sistema de “fracking”, que consiste en la fractura de la tierra para obtener petróleo y gas por medios hidráulicos, que tiene consecuencias ambientales. Este método es importante electoralmente porque se utiliza en su extracción en varios de los Estados en juego y da origen a miles de puestos de trabajo. Trump aprovechó para afirmar que reiteradamente había mencionado este propósito que constituye una amenaza para la industria. Ante este cuestionamiento. Biden dijo que sólo se había referido a utilizar esta tecnología en tierras federales, en la obtención de subsidios o con relación a nuevas licencias para buscar petróleo o gas en el mar.

Este tema se conecta con la promesa que el candidato demócrata ha hecho de hacer del cambio climático una prioridad de su Gobierno, invirtiendo billones de dólares en energías renovables y en otras tecnologías, en sus cuatro años de mandato. Responde a un cambio notable del paradigma energético en el mundo que está en transición y al interés de sus partidarios en esa política, debido a los desastres meteorológicos que se demuestran en incendios, inundaciones y huracanes. El plan de los demócratas incluye también mejores automóviles y edificios, un impuesto para reducir el nivel de emisiones de carbono y otras medidas conservacionistas, basadas en la relación entre la actividad humana y el medio ambiente.

La posibilidad de llevar adelante este programa depende de ganar la elección, pero también en que los demócratas alcancen el control de Senado, para el cual están en juego 35 de sus 100 bancas, donde las encuestas siguen estando muy parejas, y todo indica que no van a contar con el apoyo republicano, ya que mantienen una posición negativa sobre los alcances de la lucha en favor del medio ambiente, lo que llevó a Trump a retirarse de Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

Por otro lado, las previsiones indican que la electricidad renovable (solar o utilizando el poder del viento) va a crecer del 5% actual al 25% en 2035, mientras va a disminuir el consumo de carbón y petróleo, y aumentará el del gas. Para Trump, que defiende la producción petrolera, es un plan sin sentido que no fue elaborado por gente inteligente y que costará billones de dólares, mientras que, a su juicio, Estados Unidos tiene el mejor medio ambiente.

Trump también criticó duramente el plan económico y las futuras normas regulatorias de Biden, advirtiendo que gran parte del gasto del Estado sería compensado por aumentos de impuestos, hasta alcanzar a los 2000 billones de dólares, recurriendo a anular las reducciones otorgadas por la Administración republicana y afectando a las personas de grandes ingresos.

La acción del Estado demócrata se dirigiría a mejorar la infraestructura “verde”, a políticas de renovación industrial, a una educación más accesible y a otras medidas, como el aumento del salario mínimo. Además, el ex vicepresidente sostuvo que el Gobierno federal va a gastar todo lo que sea necesario para sostener a las ciudades y a las administraciones locales.

Un punto saliente de la discusión de los candidatos fue cuando Biden se refirió a que la Administración Trump no ha podido ubicar a los padres de más de 500 niños que habían sido separados de sus padres al ser interceptados en la frontera. El presidente sostuvo que había sido consecuencia de contrabandistas que los habían cruzado ilegalmente. Pero Biden, en cambio, afirmó que los padres estaban con ellos, y fueron apartados por las autoridades afectando al prestigio de Estados Unidos como Nación. Al mismo tiempo, no se hizo responsable de la falta de una legislación apropiada sobre inmigración, comentando que los demócratas durante la Administración Obama no pudieron superar a un Senado republicano.

Trump trajo al debate la conducta del hijo de Biden (Hunter), que mantuvo vínculos con una compañía ucraniana, mientras era vicepresidente, afirmando que si eso era verdad esta conducta cuestionable podía haberse extendido a otras relaciones que mantuvo como Rusia, China y países como Iraq, lo que demostraba que era un político corrupto. De todas maneras, estas críticas formaron parte del ambiente de confrontación propio de estos debates, donde Trump, por su parte, no dio explicaciones convincentes acerca del pago de sus impuestos y las razones por las cuales no suministró la información impositiva necesaria para justificar sus ingresos.

Durante el debate los temas internacionales ni el papel de Estados Unidos en el mundo tuvieron gran significación. Pero luego los dirigentes republicanos se mostraron satisfechos por la conducta y las argumentaciones de Trump. Pero el interrogante es si podrá cambiar sus posibilidades faltando tan pocos días para la elección, cuyo resultado está muy relacionado con la personalidad de presidente y su respuesta con relación a la pandemia.
Atilio Molteni
Embajador
IN/BN/CC/rp.

Últimas Noticias

Cuaderno de opiniones: “La recesión democrática”

De acuerdo al reporte anual del semanario The Economist el indicador democrático es el peor desde que se inició...

Más Noticias