Beijing. Los ánimos internos en el Partido Comunista están alterados. Sus dirigentes exhiben caras serias, que recuerdan los pobres datos de la economía de 2015, cuando mostraron un escaso crecimiento del 6.9%, el más bajo en 25 años. Frente a un complejo escenario, a pesar de un repunte económico después de la pandemia del Covid19, Xi Jinping se prepara para una dura batalla, mientras intensifica el plan para desarrollo una carrera armamentista y corporativa.
El estado de ánimo decaído de los funcionarios chinos quedó expuesto cuando en el comunicado oficial del denominado “quinto pleno” se advierte que se está frente a “un profundo ajuste en el equilibrio de poder internacional”. Se toman en cuenta las medidas de Washington, junto otros países occidentales, en contra del fabricante de equipos de telecomunicaciones Huawei, y la aplicación TikTok, los cuestionamientos por la represión en Hong Kong, y las severas críticas sobre China por no haber adoptado tempranas medidas para el control de la pandemia del Covid 19.
Al mencionado cuadro de situación, se debe agregar la creciente preocupación en la industria china de semiconductores, cuando se comienza a tener datos de las restricciones propuestas a las exportaciones estadounidenses del fabricante de chips SMIC. En China tiene muy en cuenta que esa decisión pone en riesgo el crecimiento de la actividad de los productores de semiconductores, como también la prevención internacional respecto a la dependencia de los productos del gigante asiático.
La percepción en la dirigencia china es que la situación tiende a empeorar antes que mejorar. La intención ahora es de dar una significativa trascendencia a la autosuficiencia tecnológica, que fue calificada de “apoyo estratégico” para el desarrollo nacional. Se intenta buscar un camino de protección a las posibles restricciones extranjeras a la importación de productos de China. Esta decisión se verá reflejada en la desviación de fondos del mercado inmobiliario hacia la fabricación de productos de alta gama.
Estas nuevas áreas de énfasis coinciden, sin embargo, con la falta de una meta de crecimiento del PBI, al menos por ahora. De 2011 a 2015, la meta anual fue del 7% en promedio, mientras que durante los cinco años siguientes fue del 6,5%. También se prevé un cambio en los lineamientos de producción, y se buscará privilegiar la calidad más que la cantidad. Un funcionario de primer nivel admitió que este cambio es imprescindible, ya que comentó que los ciudadanos chinos prefiere comprar producto importados a los nacionales.
En el documento de 6200 palabras, emitido por el Comité Central, se destaca el capítulo vinculado con las fuerzas armadas, en el que recomienda que se debe “fortalecerá de manera integral el entrenamiento militar y la preparación para la guerra”. Un respaldo a la política de confrontación que viene aplicando Xi sobre Taiwán y las aguas en disputa en el Mar de China Meridional. En tal sentido sugiere el incremento del presupuesto para la defensa, que este año se ubicó 6.6% y se entiende que ahora será aumentado significativamente.
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