jueves 28 marzo 2024

EE.UU. Los últimos días de la presidencia de Donald Trump

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Por Atilio Molteni-Embajador

El lunes 11 de enero los demócratas presentaron una moción para promover un segundo juicio de destitución del presidente Donald Trump en la Cámara de Representantes, que se basa en un único artículo bajo el cargo de incitar a la violencia contra el Gobierno de los Estados Unidos.

La moción está contenida en un documento donde se expresa que, el 6 de enero, Trump formuló reclamos falsos sobre fraudes en las elecciones, afirmando que él las había ganado totalmente, y exhortando a sus simpatizantes, reunidos fuera de la Casa Blanca, a tomar medidas extraordinarias con el fin de detener el cómputo de los votos electorales.

Luego, dicho texto afirma que la acusación dio lugar a las acciones delictivas de la turba que irrumpió violentamente en el Capitolio, mientras los congresistas celebraban una reunión conjunta para ratificar la victoria electoral del 2020 de Joe Biden, no solo amenazando a los miembros del Congreso, sino también causando muertos y heridos.

Esta moción va a ser votada el miércoles 13 de enero, salvo que previamente los republicanos en dicho Cuerpo no bloqueen otra propuesta formal independiente de su presidenta, Nancy Pelosi, que solicita al vicepresidente Mike Pence que gestione ante el Gabinete que Trump deje el poder por aplicación de la Enmienda 25 de la Constitución (prevista para casos de incapacidad de un mandatario). El propósito de esta acción sería obtener que intervenga para lograr su renuncia, por no estar en condiciones de ejercer la presidencia, pero se descuenta que no va a ser aceptada por los representantes republicanos, ni nadie en ambos Partidos espera que Trump de un paso al costado.

La Constitución de Estados Unidos (Artículo II, Sección 40), establece que el presidente “debe ser destituido de su cargo si es acusado de traición, soborno u otros crímenes o delitos graves”, pero no puede ser procesado penalmente durante su presidencia. Trump es el tercer presidente en enfrentar un juicio por destitución, después de Andrew Johnson (en 1868) y Bill Clinton (en 1998), a quienes el Senado no encontró responsables de un comportamiento indebido. Distinto es el caso de Richard Nixon, quien renunció en agosto de 1974 a consecuencia de la evolución del escándalo Watergate ya que, en esa oportunidad, el Partido Republicano le retiró el apoyo y el mandatario evitó con su decisión que se completara la acusación en el poder legislativo.

El proceso (“impeachment” en inglés), como tal, no lleva a la remoción automática de presidentes u otros funcionarios, sino es la primera parte de un juicio político, con la formulación de cargos por los Representantes (435 bancas) como cámara acusadora, quienes votan a favor de la destitución o la absolución por mayoría simple. Si se aprueban los cargos, se presenta la acusación al Senado, cuyos miembros funcionan como un tribunal bajo la conducción del presidente de la Corte Suprema.

En septiembre de 2019, los demócratas ya habían impulsado la destitución de Trump por la Cámara de Representantes, que aprobó una resolución para enjuiciarlo por los delitos de abuso de poder y obstrucción al Congreso debido al denominado “Ucraniagate”, originado tras una denuncia anónima de un miembro de la CIA, quien reveló una conversación que Trump mantuvo el 25 de julio con su colega de Ucrania, Volodymyr Zelensky, la que demostraría la existencia de un inapropiado quid pro quo (Tomar una cosa por otra). Tras varias etapas, el 31 de octubre la Cámara aprobó las normas para llevar a cabo la investigación del juicio político. Sin embargo, a comienzos de 2020 la mayoría republicana en el Senado hizo causa común con Trump, aprobando el cierre del juicio y exonerándolo de toda responsabilidad.

El 13 de enero esta nueva moción de los demócratas será tratada y votada por la Cámara de Representantes, una semana antes de que concluya el mandato de Trump. Contaría con la firma de 218 coautores, siendo un tema central de los acontecimientos actuales, y la primera vez que un presidente es acusado en dos oportunidades.

Para los congresistas demócratas, la conducta de Trump demuestra que no dejará de ser una amenaza a la seguridad nacional, la democracia y la Constitución, si se le permite permanecer en el Gobierno. Afirman que las divisiones en el país no podrán superarse si no se hace justicia. Cuando la moción sea aprobada se supone que pasará directamente al Senado, que se reúne recién el 19 de enero, y está sujeta al consentimiento de las dos terceras partes de los 100 senadores que la componen, que contaría con el apoyo de los senadores demócratas y de algunos republicanos que responsabilizan a algunos de sus colegas por haber contribuido al clima de confrontación liderado por Trump.

El verdadero propósito de esta acción de los demócratas es condicionar las posibilidades políticas de Trump en el futuro, impidiéndole presentarse nuevamente como candidato a la presidencia, y reducir su capacidad de movilizar a quienes creen en él, para lo cual no es suficiente que las grandes plataformas sociales no le permitan su utilización.

En 2015, Trump conquisto a gran parte de los votantes con un mensaje de cambio dentro del Partido Republicano, apoyado por un círculo de grandes donantes y algunos medios informativos, dentro de los cuales se destaca “Fox News”. Ahora este Partido está en crisis, pues la mayoría mantiene su solidaridad a Trump y aún no tiene una figura que pueda reemplazarlo y de continuar en acción, dificultará el surgimiento de un nuevo líder conservador.

Pero el escenario de estos acontecimientos es delicadísimo, por la posibilidad de nuevas acciones violentas de los partidarios de Trump. El 15 de enero el Capitolio va a estar custodiado por 15000 efectivos de la Guardia Nacional, que protegerán sus instalaciones cuando se discuta allí esta nueva propuesta. Además, existen informaciones de inteligencia de una ola de protestas armadas en las 50 capitales de los Estados, en los días anteriores a la transmisión del mando.

Por su parte, el presidente electo Joe Biden ha dicho el día 11 de enero que no va a detener el proceso del juicio político, si bien va a tratar de que no afecte la constitución de su Gabinete y acciones de Gobierno, manifestación que respondería al interés de gran parte de los votantes demócratas de que se debe condicionar a Trump y responsabilizarlo por sus acciones que han violado las normas de derecho y el estatus de Estados Unidos en el mundo.

Atilio Molteni-Embajador
INT/cc.rp.

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