Hace ocho meses que Martín Soria asumió el ministerio de Justicia. Su primera visita protocolar su cumplió hoy con un tenso encuentro con los cuatro cortesanos que se extendió por treinta minutos. Soria no midió sus palabras y directamente criticó el funcionamiento de los magistrados del Supremo Tribunal de la Nación que tienen «una crisis de funcionamiento que atenta contra su legitimidad» dijo y acusó a los jueces de “retrasar fallos de enorme trascendencia” mientras resuelven “en tiempo récord fallos que solo son urgentes para la corporación judicial”.
En su embate contra la Corte, Soria, sostuvo: “El Congreso puede sancionar todas las leyes que sean necesarias para reformar la Justicia pero, si en última instancia, la Corte no tiene la voluntad y el compromiso de aplicarlas, seguiremos en la misma situación”.
Desde el Gobierno, en línea con los dichos del titular de Justicia, remarcaron: “La Corte retrasa durante años fallos de enorme trascendencia social, como el caso Blaquier o como hace ahora con el caso Maldonado. Mientras tanto, resuelve en tiempo récord fallos que solo son urgentes para la corporación judicial, como el caso de los jueces Bruglia y Bertuzzi. La Corte tiene la posibilidad y la responsabilidad institucional de establecer plazos máximos para resolver, más aún cuando esta Corte resuelve más del 70% de los casos sin dar fundamentos”.
Martín Soria, que reemplazó a Marcela Losardo cuestionada por la vicepresidenta, ingresó al Gobierno con la misión, sin éxito hasta ahora, de impulsar la renovación de la Corte y hoy al concluir su frío y confrontativo dialogo con los cortesanos, en la redes sociales, publicó que en la cita expresó «preocupación por la gravedad institucional a la que llegó la Justicia en los últimos 5 años, consecuencia directa de la Mesa Judicial que conformó el gobierno anterior para presionar jueces», en otro tuit escribió: “Necesitamos una justicia ágil, que trabaje de cara a la gente. Una justicia que se ocupe de los problemas que les preocupan a todos los argentinos”.
El encuentro, que fue pedido por Soria, se dio justo cuando la Corte prepara un fallo que declararía la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura, un proyecto de Ley, impulsado por la entonces senadora Cristina Kirchner, que se votó en 2006. En esa Ley el kirchnerismo le daba más poder a la política dentro del organismo para poder controlar a los jueces. La Corte retrotraería la conformación del Consejo a los 20 miembros originales y la presidencia volvería a ser ocupada por el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El poder Ejecutivo busca adelantarse al fallo de la Corte, y remitió al Congreso un proyecto propio, con un Consejo con 17 miembros pero la presidencia en manos de un consejero elegido internamente. Soria, según fuentes al tanto del encuentro, casi no hablo de la iniciativa de la Casa Rosada que aparece con dificultades para que sea aprobada con la nueva conformación del Congreso. Fuentes judiciales sostenían que podía terminar como los proyectos de ley de reforma judicial y cambios en la Procuración, sin chances de ser aprobados.
La relación del oficialismo con la Corte fue fría desde que asumió Alberto Fernández. Cuando el máximo tribunal era presidido por Carlos Rosenkrantz, desde los sectores más duros del Gobierno vinculados al kirchnerismo, lo acusaban de estar vinculado a Cambiemos ya que su nombramiento había sido impulsado durante la gestión de Mauricio Macri. La situación no cambió con la llegada de Rosatti a la presidencia, incluso en fuentes judiciales estiman que el quiebre se ha profundizado.
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