Managua – Este lunes, Daniel Ortega juramentó nuevamente como presidente. Tras una ceremonia en la Plaza de la Revolución en Managua, Nicaragua, el político le dio paso a su quinto mandato, el cuarto consecutivo. La posesión se da tras unas elecciones caracterizadas por la persecución política a la oposición y consideradas «ilegítimas» por buena parte de la comunidad internacional.
De completar su nuevo mandato, Daniel Ortega cumpliría 26 años en el poder. Este lunes, su juramentación le abre la puerta a convertirse en el mandatario nicaragüense con más años en la silla presidencial.
La ceremonia de posesión, de su cuarto mandato consecutivo, se llevó a cabo en la Plaza de la Revolución en Managua, la capital del país centroamericano. Dándole el comienzo a un nuevo periodo de cinco años que terminará en 2027. Esta vez, su esposa, Rosario Murillo, será su vicepresidenta.
Al evento asistió el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel y el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández. También contó con la asistencia de un enviado especial de China y representantes del Gobierno de Irán.
«Aquí el presidente es el pueblo, y por eso tenemos que ir juntos para seguir con nuestro objetivo para acabar la pobreza y el hambre», dijo el presidente en su discurso. También en la ceremonia, Ortega saludó a su homólogo cubano y se criticó al «bloqueo» estadounidense a dicha nación. Además, le pidió una indemnización al presidente estadounidense, Joe Biden. «Nosotros los nicaragüenses no somos enemigos de Estados Unidos», afirmó Ortega. Además, condenó la detención del empresario colombiano, Alex Saab, que ha sido acusado de lavado de activos por la justicia estadounidense.
También hizo referencia a la críticas que le han hecho otros países a la vulneración de los derechos humanos. «Somos defensores de los derehcos humanos, lo primero que hizo la Revolución (Sandinista) fue llevar la alfabetización a los niños y a los adultos que están en el analfabetismo», sentenció. Igualmente, hizo referencia a la salud en el país y aseguró que China donará nuevas vacunas para hacerle frente a la crisis sanitaria que atraviesa el país por el Covid-19.
La posesión se dio después de unas elecciones marcadas por la persecución política. Por lo que fueron tildadas de “ilegítimas” por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, Estados Unidos y otros 40 países. Según Urnas Abiertas, una organización independiente que dio seguimiento a las cuestionadas elecciones, solamente participó el 18,5 por ciento de los 4,9 millones de convocados a votar, aunque el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua afirma que la participación fue del 65% de la población, y que Ortega ganó con el 75,87 % de los votos frente a sus contrincantes, caras poco conocidas en el país.
Desde junio de 2021, el mandatario arrestó a 36 líderes de la oposición, incluidos 7 precandidatos presidenciales, acusándolos de delitos como lavado de dinero o traición a la patria, lo que generó una ola de sanciones económicas a varios funcionarios de su Gobierno por parte de países como Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.
Tras las elecciones, su Gobierno fue felicitado por aliados como Bolivia, Corea del Norte, Cuba, Irán, Palestina, Rusia, Siria, Venezuela y Vietnam.
Una de las particularidades de la ceremonia de juramentación fue la presencia de representantes del Gobierno de Xi Jinping. Recientemente, Nicaragua rompió relaciones con Taiwán, uno de sus principales donantes, para alinearse con China y ésta es la primera visita oficial tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
La asistencia china fue catalogada por Ortega como «histórica» y añadió que «la Revolución china y la Revolución Sandinista (en Nicaragua) son unas revoluciones con un mismo norte, con un mismo destino, que es acabar con la pobreza».
La presencia de mandatarios en la toma de posesión de Ortega ha disminuido considerablemente desde la primera vez que celebró el acto público. En 1985 fueron tres mandatarios quienes lo acompañaron, entre ellos Fidel Castro de Cuba. En 2007 figuras como Álvaro Uribe de Colombia, Hugo Chávez de Venezuela y Felipe Calderón de México fueron algunos de los 13 líderes de Estado que asistieron.
Pero a medida que Ortega se ha consagrado en el poder, menos presidentes lo han acompañado. En 2012 solamente asistieron nueve y en 2017 fueron seis.
El mismo día de la posesión, Estados Unidos impuso sanciones a varios funcionarios nicaragüenses, incluyendo al ministro de Defensa. Además, el país norteamericano también volvió a criticar las elecciones que tildó de amañadas. Las nuevas medidas en contra del mandatario fueron coordinadas con la Unión Europea y buscan aumentar la presión sobre Nicaragua. En su discurso de posesión, Ortega hizo referencia a las sanciones que catalogó de injustas y arremetió contra Estados Unidos y la Unión Europea.
El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken dijo en un comunicado que: «En concierto con las democracias en la comunidad internacional, Estados Unidos continuará denunciando los continuos abusos del régimen de Ortega-Murillo y desplegará herramientas diplomáticas y económicas para apoyar la restauración de la democracia y el respeto por los derechos humanos en Nicaragua ”.
Por su parte, el Departamento del Tesoro de EE. UU. sentenció en un comunicado separado que impuso sanciones a seis funcionarios de Nicaragua por acusaciones de actos estatales de violencia, desinformación y ataques contra medios independientes.
Opositores rechazan la posesión de Ortega
El domingo pasado la Asamblea Nacional juramentó en el cargo a los diputados que fueron electos en los comicios de noviembre pasado. Brenda Rocha, presidenta del Consejo Supremo Electoral, los juramentó en un acto televisado para el período legislativo 2022-2026, mientras en países como España, Panamá y Costa Rica, decenas de disientes se manifestaron para rechazar la toma de posesión de Ortega.
«La dictadura no ha dado ningún mensaje de flexibilidad en su rumbo dictatorial y dinástico, y más bien ha endurecido su posición en las semanas recientes», declararon las organizaciones opositoras como la Unidad Nacional Azul y Blanco, UNAB, el Movimiento Campesino, la Articulación de Movimiento Sociales.
Los opositores demandan la liberación de 170 prisioneros políticos, el regreso de los organismos internacionales de derechos humanos, la devolución de los medios de comunicación confiscados por el gobierno desde 2018 y la asistencia de garantes internacionales de organismos como la OEA, UE y Naciones Unidas, entre otras cosas.
Los familiares de los presos políticos emitieron un comunicado denunciando las pésimas condiciones de los detenidos, entre los que figuran empresarios, exguerrilleros, líderes de partidos políticos y movimientos sociales.
«Sus causas no aparecen aún reflejadas en el sistema del Poder Judicial con el objetivo de invisibilizarles y mantener su indefensión. Aún no se les ha permitido reunirse con sus defensas técnicas y se continúan practicando interrogatorios en ausencia de sus abogados. Todas las peticiones presentadas por sus abogados son denegadas o no resueltas», cita la comunicación.
Varios de los detenidos son personas de la tercera edad con padecimientos crónicos. Casos como el de José Pallais, un ex canciller de la República, que según sus familiares ha perdido más de 90 libras de peso y sufre desmayos constantes.
Mientras que la opositora Violeta Granera, de 70 años, perdió sus dientes en prisión, «se le dificulta comer y tiene manchas rojas en la cara por falta de sol», dicen los familiares. Aunque otros más jóvenes como el abogado Roger Reyes, a quien mantienen en una celda de aislamiento, sufre psicosis de forma transitoria y está perdiendo la memoria, según denunció su esposa.
En este contexto, los partidarios de Ortega se reunieron en la popular Plaza de la Revolución para festejar la continuidad del mandatario a cargo de Nicaragua por otros cinco años. Aunque para algunos será un festejo, para otros, es una sentencia al silencio o al exilio.
INT/ag.europapress/rp.