El Gobierno confirmó el cierre de las exportaciones de harina y aceite de soja para dar paso a una inminente suba de las retenciones, de 31 a 33%. Ante esta próxima decisión los productores advierten que reapareció la figura de la 125, posible detonante de una protesta de magnitud. Recuerdan aquella resolución impulsada en marzo de 2008 por el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, destinada a incrementar las retenciones que derivó en una pelea con la administración de Cristina Kirchner que se extendió por cuatro meses.
Hay un malestar subyacente en el Campo que en algún momento va a surgir porque cuando el productor tenga que volver a sembrar con lo que hoy vale $50.000 de la producción de soja, se va a dar cuenta que le va a alcanzar poco con la combinación de costos en alza, retenciones y brecha cambiaria. Dieter Von Pannwitz, productor de Carcarañá y uno de los referentes del grupo de autoconvocados, expresó: “Tenemos demasiados argumentos como para salir a protestar. Vamos a evaluar las medidas que podríamos llegar a tomar y lo que resolvamos va a ser transmitido a otros grupos que están a lo largo y ancho del país, para en conjunto ver cómo seguimos adelante”.
“No estamos hablando de cortes de ruta porque creemos que ya la sociedad está demasiado golpeada como para que nosotros vengamos con algún tipo de medida que la perjudique más todavía, pero sí con medidas contundentes hay muchas posibilidades. Puede ser desde no entregar mercadería, hasta movilizaciones hacia Buenos Aires, pero todavía no está nada definido”, afirmó Con Pannwitz..
Para el productor, en caso de que se suban las retenciones a la harina y al aceite de soja, que pasarían de tributar un 31% al 33% al igual que paga el grano de soja, se afectaría a los productores. “Es infantil pensar que a eso lo va a absorber la industria, eso se va a trasladar a los precios de mercado y lo va a terminar pagando, como pasa siempre, la producción primaria”, sostuvo.
En coincidencia, Diego Pascuale, otro de los productores dijo: “Estamos muy cansados que el gobierno meta la mano en el bolsillo, que el campo sea la única caja de recursos, más en un año como este, que tenemos la inmensa posibilidad de exportar alimentos a todas partes del mundo, por el conflicto de la guerra, y lo único que hacen es cerrar, aislarnos”. Vale recordar que la Sociedad Rural Argentina (SRA), junto a otras entidades del campo en el interior, como la Rural de Jesús María, presentó en la Justicia Federal de Córdoba un recurso de amparo para pedir la inconstitucionalidad del cobro de los derechos de exportación al sector.
Mientras tanto, ante el creciente malestar en el Campo, el presidente Alberto Fernández y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, evalúan que hacer con las retenciones, en tanto voceros oficiales se esfuerzan por desmentir que ya se haya definido una suba en las retenciones a la soja el trigo y el maíz y respecto al cierre de las exportaciones de aceite y harina de soja ante la estampida de los precios internacionales enfatizaron que: «Es una medida transitoria» y que justifican, en el marco del análisis de medidas para contener el impacto que puede tener esa suba -especialmente del trigo y maíz, en la inflación.
Con todo en Balcarce 50 aseguran que, a pesar de haber dispuesto el cierre de exportaciones, “no va a haber una suba de retenciones”, como se especuló durante el fin de semana. La alícuota para el trigo y el maíz, según esas versiones, pasaría del 31 al 33 por ciento, lo que podría suponer unos 400 millones de dólares adicionales en la recaudación en lo inmediato para el Gobierno, pero que según interlocutores del sector va a generar una merma en el ingreso de divisas.
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