domingo 5 mayo 2024

En apenas dos décadas la Argentina ha duplicado el tamaño de su Estado. “Deuda: Vivir de prestado”

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Por Dr. Agustín Moteverde

 En apenas dos décadas la Argentina ha duplicado el tamaño de su Estado, que a fines de los ’90 seguía siendo elefantiásico.  Para financiarlo, se llevó la presión tributaria a máximos históricos y planetarios, pero no alcanzó. Se expropiaron los ahorros de la gente que administraban las AFJP, pero tampoco alcanzó. Se continuó entonces tomando deuda externa e interna.

• Primero se recurrió a la colocación de deuda en moneda extranjera en los mercados y se tomó un crédito sin precedentes del FMI.

• Cuando los mercados externos se cerraron se recurrió al cautivo mercado interno y —como la inflación trepaba— se colocó deuda indexada por precios.

• Esto terminó generando una crisis, con una salida apresurada de los inversores en esos bonos.

• Recientemente, ofreciendo un bono dual indexado por tipo de cambio oficial o por inflación (el mayor de ambos), Massa logró canjear una parte sustantiva de esa deuda, cuyos vencimientos ahora se agolpan en los meses previos a las elecciones del año próximo.

• Hoy, 80 % de la deuda en pesos del Tesoro está indexada; en 2019 esa porción representaba 47 %.

• Como nada era suficiente para saciar la angurria de la clase política por gastar, se acompañó todo ello con emisión monetaria sin pausa. La base monetaria en sentido restrictivo —sin incluir los pasivos financieros de corto plazo— suma ahora $ 4,3 billones.

• Pero el BCRA no se limitó a emitir moneda sin respaldo alguno: también se dedicó a colocar —a carradas— deuda propia, constituida por letras de corto plazo y pases bancarios a cortísimo plazo. Los países responsables no permiten que sus bancos centrales emitan deuda. porque el pago de intereses genera un nuevo problema, mucho más grave.

• La letras que en una primera etapa emitió el Central eran las Lebac, cuyos compradores podían ser particulares o entidades financieras.

• Cuando las Lebac —luego de reiteradas advertencias de nuestra parte al gobierno de Macri— estallaron, esa administración no tuvo mejor idea que reemplazarlas por letras de plazo aún más corto y que sólo pueden ser compradas por los bancos.

• Se desactivó una bomba de alto poder explosivo reemplazándola por otra bomba, pero esta vez nuclear.

• En su activo, el Central ya no tiene reservas formadas con divisas propias.

• Las que bautizamos, casi quince años atrás, reservas brutas —que la entidad monetaria llama, a secas, reservas internacionales— son puro resultado de un vasto ejercicio de contabilidad creativa.

• Pero esos U$ 37.000 MM de reservas brutas no corresponden a otra cosa que deuda en moneda extranjera del BCRA.

• Sólo sirven para mostrarse como si fueran divisas propias pero en realidad no lo son: son de terceros y el Banco Central no está habilitado para disponer sobre ellas. La deuda indexada hoy representa más del 80% de la deuda en pesos del Tesoro.

 En 2019 ese porcentaje explicaba «sólo» el 47%. Un desafío no menor en un contexto donde la inflación ya viaja al 100% anualizado.

• La realidad es que el total de divisas adeudadas a terceros supera esos U$ 37.000 MM.

• Esto significa que está usando divisas que no le pertenecen, que —si bien el dinero es fungible— podemos razonablemente considerar que son los encajes de los depósitos en moneda extranjera del sistema bancario (a la autoridad monetaria le resulta más fácil manejar la eventualidad de un incumplimiento con las entidades sobre las que ejerce el poder de superintendencia).

• Por el lado del pasivo tiene una deuda a corto plazo en moneda local, entre Leliq y pases, de más de $ 7 billones, lo que equivale a poco más de U$ 50.000 MM al tipo de cambio oficial.

Pasivos financieros en $ constantes

• Esta deuda en pesos crece —por supuesto— a medida que el BCRA esteriliza, para contener la expansión del circulante, parte de la marea de emisión primaria que efectúa.

• Pero no es ese el único origen de los pasivos monetarios; los intereses que genera esa deuda constituyen otra fuente de expansión.

• El BCRA acaba de elevar la tasa efectiva de esa deuda a 100 % anual. Basta que el Banco Central mantenga estas tasas —se descuenta que continuarán ascendiendo— para que deba emitir otros $ 7 billones en los próximos doce meses, sólo para el pago de intereses de su deuda.

. La emisión mensual superará los $ 550.000 MM, mucho más de lo que el gobierno pretende ahorrar por año con la suba las tarifas.

• Vaciado patrimonialmente y usando divisas a las que legalmente no tiene acceso, el Central se ve forzado a emitir, a las actuales tasas el equivalente a algo menos de dos veces la base monetaria estricta para pagar los intereses de su deuda financiera.

• Aun en el caso impensable de que repentinamente el Tesoro no requiriese más de la ayuda del BCRA, la institución monetaria debería emitir ese monto y lograr su refinanciación para evitar volcarlo a la calle.

• Esta bola de nieve es el producto de artilugios para esconder el déficit fiscal a costa del BCRA.

• Esa práctica destruyó nuestra moneda y armó una colosal bicicleta financiera, que ya explotó en varias oportunidades y volverá a expoliar a la masa de ahorristas.

• El déficit cuasifiscal, que se mantendrá en ascenso al ritmo de la tasa de interés y de las ayudas que deba efectuar al Tesoro, ha pasado a ser más alto que el propio déficit fiscal.

• Sólo en la previa a la hiperinflación de fines del gobierno de Alfonsín el quebranto del BCRA superó al del Tesoro.

• El BCRA debería tener prohibido, en su misma ley Orgánica, financiar al Tesoro y emitir pasivos financieros.

EN/ag. P/ag,gentilezaM/M&Asoc/gr.rp

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