viernes 26 abril 2024

Ataque a Cristina Kirchner. Sorprenden las fallas de la custodia de la vicepresidenta que la dejaron indefensa

Más Leídas

Sin reacción, los encargados, de la Policía Federal, de proteger y cuidar a la vice no solo no pudieron evitar que el acusado, Fernando Sabag Montiel,  le pusiera el arma a centímetros de la cara sino que después tampoco la aislaron y se fueron caminando junto a ella casi sin protegerla a pesar de que el riesgo no había terminado.

El primer error fue que el operativo -según los expertos en seguridad- no contó con los anillos de protección que se requieren para custodiar a un funcionario de alto rango.

Los dispositivos para cuidar a jefes de Estado tienen una serie de protocolos y perímetros para evitar que un agresor se pueda acercar. Los anillos van filtrando posibles riesgos. Pero nada de eso funcionó el jueves por la noche frente al departamento de Recoleta donde vice Cristina.

El segundo error en la noche del jueves fue que falló el cordón exterior de la Policía Federal, con personal vestido de civil y uniformados, que debía detectar posibles amenazas. En esa línea, también erraron los custodios de la primera línea, que presuntamente son los más calificados: se quedaron inmovilizados ante el ataque. Incluso, según las imágenes del video del atentado, los oficiales estaban mirando a Cristina Kirchner y no a la multitud que es el lugar de donde podía aparecer una agresión.

El tercer error, y quizá el más grosero, se dio luego de que el hombre sacara el arma e intentara disparar. A pesar de que todos los manuales de custodia sostienen que se debe «encapsular» y armar un pasillo de salida para que la posible víctima pueda salir, los oficiales se quedaron sin reacción. Ninguno se arrojó sobre la vicepresidenta -como indican los protocolos- para protegerla de un posible impacto de bala. Tampoco despejaron la zona.

Incluso evitaron meterla dentro del auto de la custodia que estaba justo atras de Cristina Kirchner. Era un Toyota Corolla blanco donde podía refugiarse y salir con mayor velocidad ante la posibilidad de que existieran más agresores.

Los instantes que siguieron son aún más alarmantes y hablan del poco expertise de la vigilancia oficial.

Se trata del cuarto error de los custodios. La vicepresidenta, tras el ataque, sigue caminando entre la gente a paso lento y los oficiales apenas la cubren con sus manos. Ni siquiera despejan con firmeza a los militantes que llegan a tocar a la vicepresidenta. Cristina tiene en su manos su libro «Sinceramente» y recorre unos 50 metros casi sin protección hasta entrar a su domicilio.

Tras el episodio de las vallas del sábado pasado, el juez porteño Roberto Gallardo ordenó que la Policía de la Ciudad se corriera de la custodia del domicilio y el operativo quedara en manos de la Federal, la fuerza que depende del ministro de Seguridad Aníbal Fernández.

Una de las primeras medidas que tomó Fernández fue poner 20 custodios más solo para proteger a la vicepresidenta y su departamento de Recoleta.  Cristina ya tenía unos 100 custodios a disposición para ella y su familia. A pesar de ese número de efectivos, el operativo estuvo plagado de irregularidades.

El ministro de Seguridad, tras el episodio, quedó señalado como el gran responsable y empiezan a crecer las críticas por su accionar. La Cámpora y el entorno más cercano de la vicepresidenta están furiosos por el accionar de Fernández. Hebe de Bonafini lo puso en palabras: «Por inepto y descuidado, exijo la renuncia de Aníbal Fernández. Y ojalá muchos me acompañen para lo mismo, porque no supo cuidar a la presidenta».

Todo el dispositivo de seguridad de la ex mandataria está en manos de la División de Custodia Vicepresidencia que depende de la Federal. En paralelo, el jefe de custodia de Cristina Kirchner es el comisario Diego Carbone quien está junto a ella desde que era presidenta. Es su hombre de confianza. Hoy está retirado de la Policía Federal y es peleador de Kickboxing. Su rol el jueves por la noche quedó desdibujado.

En las imágenes del episodio no se lo ve en los primeros puestos de protección. Llegó más tarde vestido de sport y no con el traje que suele usar cuando tiene está en servicio y al mando de la seguridad de la vice. 

Un dato se suma a los problemas con la seguridad de la vicepresidenta. Y le da forma al quinto error de la seguridad de la vice. En la esquina de Juncal y Uruguay, donde vive Cristina, no hay cámaras de seguridad. El Gobierno de la Ciudad las tuvo que retirar, en noviembre de 2018, luego de que la vicepresidenta denunciara que estaban puestas en esa esquina para «espiarla».

Las imágenes de esas cámaras habrían ayudado a reconstruir los movimientos del atacante. ¿Llegó solo al lugar? ¿Estuvo con otras personas antes del ataque? ¿Tenía otros cómplices? ¿En qué se movilizó? ¿Alguien lo esperaba para escapar? Por ahora, esas preguntas quedarán sin respuesta.

P/ag.cl.ln.ifb.vfn/gr.

Últimas Noticias

Cuaderno de opiniones: “La recesión democrática”

De acuerdo al reporte anual del semanario The Economist el indicador democrático es el peor desde que se inició...

Más Noticias