Brasilia. El expresidente brasileño de extrema derecha Jair Bolsonaro ingresó el lunes en un hospital de Florida cuando más de 1.500 de sus partidarios fueron detenidos en Brasilia después de tomar la capital durante el fin de semana.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva, un izquierdista que asumió el cargo el 1 de enero después de derrotar a Bolsonaro en las elecciones de octubre, prometió llevar ante la justicia a los responsables de la violencia. Las turbas arrasaron el Congreso, la Corte Suprema y las oficinas presidenciales, rompiendo ventanas, muebles y obras de arte.
Bolsonaro acudió el lunes a un hospital en Orlando con dolores intestinales relacionados con un apuñalamiento que sufrió durante la campaña electoral de 2018, dijo su esposa, Michelle, en Instagram. Su médico dijo que tenía una obstrucción intestinal que no era grave y que probablemente no necesitaría cirugía.
Bolsonaro enfrenta varias investigaciones ante la Corte Suprema de Brasil y su futuro en Estados Unidos, donde viajó con una visa emitida a jefes de Estado, diplomáticos y otros funcionarios de gobierno, está en entredicho.
El representante Joaquín Castro, legislador demócrata en el Congreso estadounidense, dijo en CNN que Estados Unidos no debería dar refugio a un «autoritario que ha inspirado el terrorismo interno» y debería enviar a Bolsonaro de regreso a Brasil.
El portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Ned Price, dijo que una persona que ingresó con una visa para funcionarios extranjeros debe salir del país dentro de los 30 días o solicitar un cambio de estatus migratorio si ya no se dedica a asuntos oficiales.
Miles de partidarios de Bolsonaro partieron de un campamento el domingo antes de asaltar el palacio presidencial, la Corte Suprema y el Congreso en el peor ataque a las instituciones estatales desde el regreso de Brasil a la democracia en la década de 1980.
Lula, que estaba de regreso en el trabajo en el saqueado palacio de Planalto, se reunió con su ministro de Defensa y los comandantes de las fuerzas armadas para hablar sobre la violencia que recuerda el asalto al Capitolio de los Estados Unidos hace dos años por parte de los partidarios del expresidente Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se unió a otros líderes mundiales para condenar los disturbios del domingo, calificándolos de «escandalosos», mientras que Bolsonaro , que ahora se encuentra en Florida, negó haber incitado a sus partidarios y dijo que los manifestantes habían «cruzado la línea».
En una llamada telefónica el lunes, Biden invitó a Lula a visitar Washington a principios de febrero, según un comunicado de la Casa Blanca.
Los camioneros pro-Bolsonaro, que han causado estragos intermitentes en las carreteras de Brasil durante meses, realizaron más protestas hasta el domingo por la noche. La policía eliminó el lunes el bloqueo de la carretera BR 163 que atraviesa el principal estado productor de granos de Brasil, Mato Grosso, y otra carretera en el estado de Paraná.
«Todavía hay personas que intentan bloquear las carreteras y el acceso a las refinerías de petróleo», dijo a los periodistas el portavoz presidencial, Paulo Pimenta. La petrolera estatal Petrobras <PETR4.SA> dijo que sus operaciones de refinería y el suministro de combustible no se habían visto afectados.
El juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, ordenó la destitución del gobernador de Brasilia el domingo por la noche por 90 días por presuntas fallas de seguridad y exigió que las plataformas de redes sociales Facebook, Twitter y TikTok bloqueen las cuentas de los usuarios que difunden propaganda antidemocrática.
La matriz de Facebook, Meta (META.O) , y la plataforma de video de Google (GOOGL.O) , YouTube, dijeron el lunes que estaban eliminando contenido que apoyaba o elogiaba las acciones del fin de semana. Telegram dijo que estaba trabajando con el gobierno de Brasil y grupos de verificación de datos para evitar la difusión de contenido que incita a la violencia. TikTok y Twitter no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Los mercados financieros de Brasil se mantuvieron estables después de una caída inicial, con el índice bursátil de referencia Bovespa (.BVSP) subiendo en las operaciones de la tarde y la moneda cerrando un 0,4% más débil frente al dólar estadounidense. Algunos analistas dijeron que la violencia del domingo podría fortalecer políticamente a Lula.
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