jueves 25 abril 2024

Buenos Aires. Datos del INDEC activan alarmas en la provincia que preocupan a Cristina Kirchner

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Los números son dramáticos para los argentinos, pero también para la política. Sobre todo para el kirchnerismo, que en los últimos años supo hacer base en la provincia de Buenos Aires. Según un renovado informe del Indec publicado ayer –que extiende la población urbana y permite desagregar por provincias–, el ingreso medio de los habitantes ocupados de la provincia dirigida por Axel Kicillof se hundió casi 10% entre el tercer trimestre de 2021 y el mismo período de 2022.

La conclusión surge de datos procesados por la consultora ExQuanti en base al documento sobre Evolución de la distribución del ingreso elaborado por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre total urbano y no los habituales 31 aglomerados. Según esos números, la totalidad de la población urbana ocupada de la provincia de Buenos Aires perdió 9,72% de sus ingresos en doce meses.

La situación es más trágica si esos parámetros se extienden hasta el mismo período de 2017 (ayer se publicaron además las series). Los bonaerenses ocupados vieron caer sus ingresos tras la corrida cambiaria en tiempos de Macri, la pandemia y el albertismo, un 27,58%.

Los ocupados urbanos de todo el país registraron, en tanto, una caída de 6,76% entre el tercer trimestre del año pasado y el mismo período de 2021. Es una baja levemente inferior a la que refleja el universo de 31 aglomerados (8,57%), sobre el que el Indec informó en diciembre. En cinco años perdieron 26,7%.

Según ExQuanti, la provincia de Buenos Aires fue incluso más perjudicada por la política económica del oficialismo en los últimos doce meses que Córdoba y Santa Fe. En la primera, los ingresos cayeron 1,21%, mientras que en la segunda, la baja fue de sólo un 1,01%.

Los ocupados de la Ciudad de Buenos Aires, que conduce Horacio Rodríguez Larreta, no se salvó del ajuste en tiempos del albertismo. Sus ingresos medios cayeron 8,12% anual en el tercer trimestre del año pasado. Sin embargo, en los últimos cinco años perdieron menos que los bonaerenses (22,8%).

“Ajuste brutal”

Quienes conocen bien de cerca estos números rescatan dos cuestiones. La primera, el “ajuste brutal” que se produjo sobre los ingresos, principalmente con la corrida registrada entre 2018 y 2019. La segunda tiene que ver con la “permanencia” en el tiempo del ajuste. Fundamentalmente, pese a la llegada de un supuesto gobierno peronista con un relato distribucionista, los ingresos siguieron una pendiente descendente. Alberto Fernández no logró la recuperación del ingreso que Cristina Kirchner le cuestiona. Por caso, se mantiene la licuación de los ingresos y más profundamente en la provincia de Buenos Aires, donde la vicepresidente tiene su base electoral.

Según el Indec, la población urbana total llega a 42,3 millones de personas; con ingresos son 26,1 millones. El ingreso medio fue de $80.435 en el total de la población urbana ($92.655 para los varones y $68.310 para las mujeres). El 74,4% de los ingresos son laborales, mientras que el 25,6% son no laborales, según los datos del Indec para el tercer trimestre de 2022.

El total de personas ocupadas en zonas urbanas del país llega a los 18,3 millones de personas. El ingreso medio fue de $76.375. Unos 7,9 millones de personas tienen descuentos jubilatorios (están en blanco), mientras que 4,9 millones viven en la informalidad.

Números que se complican

No sólo la inflación de enero fue mala para el Gobierno, con una aceleración al 6%, sino que la suba de precios para los pobres fue peor, lo que impacta en los ingresos de los que menos tienen. El Indec informó la semana pasada que la Canasta Básica Total (CBT) –que mide la línea de la pobreza- y la Canasta Básica Alimentaria (CBA) –el piso de la indigencia- reflejaron el mes pasado una variación interanual de 108% y 109,8%, respectivamente.

Ambas medidas superaron en el mes al nivel general del IPC del primer mes del año. Tanto la CBT, como la CBA subieron un 7,2%. Para no ser pobre, una familia tipo necesitó $163.539, mientras que, para no ser indigente, esa suma fue de $72.043, según los datos difundidos por el organismo que dirige Marco Lavagna.

Los salarios, en tanto, cayeron un 0,8%, en promedio, durante 2022. Si se abre esa estadística oficial del Indec difundida días atrás, el sector privado registrado empató (0% de aumento); el público avanzó 2,1%, mientras que los asalariados informales perdieron 7,6%. El trabajo informal es el que más creció en 2022. Por eso, quizás la frase de Gabriela Cerruti de la semana pasada fue llamativa. “La gente percibe que ellos en su vida individual están mejor”, dijo.

Los datos del Indec sobre los ingresos son la contracara de los del mercado laboral. Mientras en los últimos años, el empleo mejoró de la mano del cuentapropismo y la informalidad, el verdadero ajuste lo vivieron los ingresos, según demuestran los datos oficiales. Pero esto podría empeorar. “El mes en análisis (noviembre) muestra resultados positivos respecto al mes anterior, aunque disminuye el ritmo de crecimiento. Los datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), a su vez, anticipan un posible primer dato negativo en diciembre”, dice el informe de CEPA -una usina del kirchnerismo- sobre los datos del empleo registrado que procesa el Ministerio de Trabajo.

Luego cierra con una admisión sobre la vitalidad y el dinamismo, que la economía empezó a perder a fines de 2022: “Todavía falta recuperar 13.000 puestos de trabajo registrado privado para alcanzar la cantidad perdida durante la gestión de Cambiemos y unos 30.000 puestos para recuperar los niveles previos a la crisis del gobierno de Cambiemos”.

P/ag.agencias.ln.fj.indec/gr.

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