martes 23 abril 2024

Acto del 25 de Mayo: Cristina Kirchner elevó el tono contra el FMI, atacó a la Corte, a Mauricio Macri, y evitó las definiciones electorales

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Una multitud llenó la Plaza de Mayo para la celebración de los 20 años de kirchnerismo; Kiciloff,  Massa y De Pedro destacaron en la primera fila

Cristina Kirchner no señaló a un candidato ni despejó las grandes incógnitas que desesperan a un peronismo en crisis. El acto en la Plaza de Mayo fue una celebración de sí misma, un alarde del poder de movilización que conserva y una advertencia simbólica a aquellos que amagan con desafiar su liderazgo. Sobre todo al más estridente de los ausentes: Alberto Fernández.

“Si no logramos que el programa que el FMI impone sea dejado de lado, va a ser imposible pagar”, dijo la vicepresidenta en uno de los tramos más celebrados de un discurso centrado en recordar la llegada de Néstor Kirchner al poder, de la que se cumplen 20 años, y repasar su propia gestión al frente de la Casa Rosada.

La advertencia contra el Fondo, otro durísimo ataque a la Corte Suprema, a la que calificó de “mamarracho indigno”, y un llamado al peronismo a elaborar un programa económico distinto al actual fueron los puntos centrales de la presentación de la vicepresidenta, que evitó deliberadamente cualquier definición electoral. No dejó pistas siquiera para especular sobre quién es el candidato que ella prefiere para representar al Frente de Todos este año en la boleta principal.

La lluvia le puso un condimento épico a la celebración. Desde la multitud se escuchaba el insistente “¡Cristina presidenta!”, banda sonora del operativo de la vicepresidenta para garantizarse la última palabra en la estrategia política del peronismo. Ella hacía largas pausas para que se oyera a sus seguidores.

La organización montó un escenario monumental, coronado por unas pantallas LED dignas de un show de Coldplay y con casi 300 dirigentes políticos (diputados, senadores, sindicalistas, ministros, intendentes) a los que se exhibió como si fueran soldados para la batalla interna. En la primera fila resaltaban los ministros Sergio Massa y Eduardo de Pedro, dos de los anotados en la lista de posibles candidatos presidenciales del Frente de Todos. Máximo Kirchner se acomodó al lado de ellos, junto a sus hijos y su sobrina Helena (hija de Florencia). También Axel Kicillof quedó en un lugar bien visible. Pero fue notable la ausencia de otros gobernadores: solo el riojano Ricardo Quintela viajó a Buenos Aires para participar de la escena. También se notó el vacío de gran parte de la CGT y del camionero Hugo Moyano.

La marcha estuvo coordinada por La Cámpora y tuvo una fuerte participación del Movimiento Evita, hasta hace poco la pata territorial del albertismo. Intendentes peronistas del conurbano movilizaron columnas, al igual que organizaciones sociales (como la UTEP) y algunos de los gremios que integran la CGT y la CTA. Todos pugnaron por acercarse al escenario, plantado en la mitad de la Plaza, como si quieran tomar distancia de la Casa Rosada.

Alberto Fernández pegó el faltazo a los festejos a los que él mismo había invitado por Twitter. Desde el kirchnerismo le habían hecho saber que no sería precisamente bienvenido, sobre todo después de que en una entrevista del fin de semana habló de “faltas éticas” de la vicepresidenta por su relación comercial con Lázaro Báez. “Todos tenemos que estar en la plaza. Yo no voy a estar, pero Néstor nos une”, dijo, sin reparar en la contradicción, antes de entrar en la Catedral para el tedeum. Pasado el mediodía partió para Chapadmalal, bien lejos de la movilización del PJ, el partido que él preside.

P/ag.ln.cl.ifb.na./gr.

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