El presidente argentino Javier Milei prometió en su primer discurso como presidente electo que «no habrá lugar para medidas a medias» para revivir al país de su peor crisis económica en dos décadas. Pero a menos que pueda sacar provecho de las alianzas políticas, puede que lo único que pueda lograr sean medidas a medias.
El outsider libertario radical encabeza una coalición con una representación limitada en el Congreso. Como tal, se verá obligado a negociar con sus nuevos aliados conservadores y una oposición peronista escéptica para impulsar su agenda.
El economista y relativamente novato en política obtuvo una victoria histórica en la segunda vuelta presidencial el domingo, rompiendo por primera vez en décadas la hegemonía de las dos principales coaliciones políticas en medio de una inflación que se dispara hacia el 150% y una creciente pobreza.
Ha prometido un plan de «motosierra» para la economía, que incluye eventualmente cerrar el banco central, deshacerse del peso local en favor del dólar, reducir el tamaño del gobierno y privatizar empresas estatales como el gigante energético YPF.
Sin embargo, esos planes enfrentarán rechazo y Milei tendrá una posición débil en el Congreso. Su bloque Avanza Libertad sólo tendrá siete escaños en el Senado de 72, y apenas 38 de 257 en la Cámara Baja de Diputados.
«Milei necesitará un realineamiento de alianzas para impulsar leyes en el Congreso. Si no, no podrá gobernar a través del legislativo», dijo el analista político local Raúl Timerman.
Aunque Milei podría utilizar órdenes ejecutivas de emergencia en algunos casos, para la mayoría de los cambios de ley necesitará obtener al menos el 50% de apoyo mayoritario en el Congreso.
Su coalición tampoco tiene gobernadores ni intendentes regionales, algo importante en un sistema fuertemente federal donde las provincias tienen mucho poder. Los senadores trabajan en estrecha colaboración con los gobernadores de sus regiones y sectores como la educación y la salud se administran en gran medida a nivel provincial y no federal.
«El gobierno de Milei seguramente tendrá que depender de sus aliados políticos para empezar», dijo Federico Aurelio, director de la consultora Aresco. «Y luego necesitará entablar un diálogo con todo el espectro político».
Milei dijo el domingo por la noche que daba la bienvenida a «todos los buenos argentinos» a su proyecto, pero su campaña no ha comentado cómo funcionará en todos los partidos políticos y a menudo criticó a otros partidos antes de la votación.
Es probable que Milei enfrente un fuerte rechazo de la derrotada coalición peronista que conservará la minoría más grande en ambas cámaras del Congreso. Es poco probable que los peronistas apoyen los cambios que Milei ha propuesto, incluida la revisión de los sistemas de salud, educación y pensiones.
Sin embargo, Milei ha formado una alianza incómoda con miembros clave del bloque Juntos por el Cambio, incluido el ex presidente Mauricio Macri y la ex candidata Patricia Bullrich. Esa será la clave para desbloquear cualquier cosa. El regateo ya está en marcha, lo que podría afectar la composición de su gabinete.
«Están negociando», dijo a Reuters una fuente del bloque Juntos por el Cambio sobre las posibilidades de que sus funcionarios se sumen al Gabinete que asumirá el 10 de diciembre. Juntos por el Cambio -también dividido sobre el apoyo a Milei- tendrá 94 diputados y 21 senadores en la cámara alta.
«Para iniciar su gobierno tiene un enorme desafío», dijo la analista Mariel Fornoni de la consultora Management & Fit, quien agregó que sería complicado desde el punto de vista logístico negociar con alcaldes y gobernadores de la oposición popular.
«Lo primero que pienso es que necesitará entender las reglas del juego político. Y eso es algo a lo que no está acostumbrado».
P/ag.agencias./gr.
