Luis “Toto” Caputo y Nicolás Posse dejaron la Casa Blanca a pie y caminaron en dirección al Fondo Monetario Internacional (FMI), distante apenas un par de cuadras. Fue una de las imágenes que dejó el paso de Javier Milei y su comitiva por Washington: durante todo el día, Caputo y Posse se movieron como una pareja inseparable, una dupla en la cual Milei depositó la confianza de encarar los contactos con el Fondo y el Tesoro, y que se encamina a ocupar un lugar estelar en su futuro gobierno.
A media mañana, Caputo y Posse dejaron el hotel Hay-Adams junto con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Stanley –prácticamente un miembro más de la comitiva de Milei–, y fueron hasta el Tesoro, a su primera reunión. “Fue una muy buena reunión”, dijo Caputo sobre el encuentro en el Tesoro, al regresar al hotel, sin detener la marcha y sin dar más detalles. “Excelente reunión”, completó Stanley, un rato después, también sin querer dar más detalles. Caputo y Posse acompañaron por la tarde a Milei a la Casa Blanca, y después caminaron hasta el Fondo, donde vieron a la subdirectora gerente, Gita Gopinath, y a Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, los dos funcionarios del staff con quienes Caputo debería renegociar el programa argentino, virtualmente congelado.
“Han debatido los complejos retos que se enfrenta el país y los planes para reforzar urgentemente la estabilidad y sentar las bases de un crecimiento más sostenible”, indicó un portavoz del FMI sobre la reunión. “Ambos equipos seguirán colaborando estrechamente en el futuro”, completó.
Además de Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental, y Cubeddu, subdirector, en la reunión estuvieron Ashvin Ahuja, jefe de misión para la Argentina, y Ben Kelmason, el representante del Fondo en el país.
Las reuniones en el Tesoro y el Fondo fueron tildadas de “protocolares” en la comitiva de Milei, pero lejos de una simple presentación, comenzaron a perfilar el trabajo que comenzará el 10 de diciembre luego que de Milei se calce la banda presidencial, y Caputo, seguramente, se mude al quinto piso del Palacio de Hacienda. El Fondo solo puede negociar con una autoridades de un país, y con futuros presidentes o ministros. A sabiendas de que la Argentina aparece en un estado delicadísimo y el tiempo apremia, tanto desde el gobierno de Joe Biden como del Fondo dejaron en claro su predisposición a cooperar con el país.
La nueva negociación con el FMI arranca bajo una enorme presión: en enero y diciembre, la Argentina tiene que pagar casi 4000 millones de dólares para poder mantener el programa vigente a flote y encarar la nueva renegociación con el organismo. Sólo en diciembre, el nuevo gobierno de Milei deberá afrontar un pago de 900 millones de dólares, y esos dólares todavía no están.
El primer contacto cara a cara de Caputo y Posse con el staff llegó unos días después de que Milei mantuvo una charla virtual por alrededor de una hora con la directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Milei dijo que esa charla había sido “excelente” y el Fondo se había mostrado colaborativo para resolver los problemas de la economía.
La conversación, indicaron a LN fuentes cercanas a Milei, duró alrededor de una hora, y abarcó alguno de los problemas más críticos que enfrenta la economía, incluidos la apertura del “cepo” y la unificación cambiaria, el ajuste fiscal inmediato y el de mediano plazo, con eje en la reforma del Estado, la modernización del mercado laboral, y cómo resolver los desequilibrios en el balance del Banco Central y abordar el frente inflacionario.
Esa charla virtual, primero, y la reunión que mantuvieron Caputo y Posse con el staff marcaron el puntapié de una nueva negociación, la tercera desde que la Argentina volvió a golpear la puerta del Fondo a principios de 2018 en medio de la corrida cambiaria que se llevó puesto el programa de Mauricio Macri.
El Fondo siempre reclamó un plan “sólido y creíble”. Luego de cuatro años de trabajo con el gobierno de Alberto Fernández, el Fondo se prepara ahora para arrancar prácticamente de foja cero con el equipo económico de Milei, un presidente que parece dispuesto a atacar los problemas estructurales con una intensidad inédita. Pero las negociaciones con el Fondo siempre ofrecen motivos para la tirantez, y Luis Caputo, expresidente del Banco Central y ministro de Finanzas durante el gobierno de Macri, no es un personaje desconocido en los pasillos del organismo. Aunque la designación de Caputo como Ministro de Economía –que aún debe ser confirmada– fue muy bien recibida por los mercados, su gestión al frente del Central estuvo marcada por los choques con el staff del FMI, que en ese momento tenía como referentes principales para la Argentina a Alejandro Werner y Roberto Cardarelli.
A diferencia de sus dos antecesores, Macri y Fernández, Milei tendrá un margen mucho más estrecho en el Fondo, pero encontrará una predisposición similar. Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, reiteró hace poco el reiterado pedido de un plan “sólido y creíble”, con un fuerte respaldo político. Y Jay Shambaugh, subsecretario para Asuntos Internacionales del Tesoro y un colaborador de la secretaría del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso en septiembre que el Fondo “debe estar dispuesto a retirarse si un país no toma las medidas necesarias” para ser eficaz, un mensaje unívocamente leído como un punto aparte con la Argentina. Pero Milei también llega con una visión –y un paquete de reformas– mucho más alineada con la filosofía del FMI que la de Fernández, o, incluso, la de Macri.
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