Jerusalén. El primer ministro israelí rechazó las condiciones de Hamás para un alto el fuego que comprendía un acuerdo de liberación de rehenes, calificándolas de «delirantes» y criticando duramente cualquier acuerdo que deje al grupo en control total o parcial de Gaza tras la guerra.
Las declaraciones se dan a conocer poco después de su encuentro con el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, de visita en Israel y en medio de una gira con el objetivo de impulsar un acuerdo de cese de hostilidades en Gaza.
Tras el no a la propuesta de Hamás, Netanyahu ordenó al Ejército israelí que «prepare» una ofensiva sobre Rafah, donde están hacinados cientos de miles de palestinos desplazados del norte de la Franja de Gaza.
«Nuestros heroicos soldados están luchando actualmente en Khan Yunis, el principal bastión de Hamás. Hemos ordenado a las FDI que preparen una operación en Rafah y en dos campos (de refugiados), los últimos bastiones que le quedan a Hamás», dijo el mandatario en un discurso televisado.
Reforzando su posición, Netanyahu agregó que “la victoria está al alcance de la mano. No es cuestión de años ni de décadas, es cuestión de meses», dijo el día en que la guerra en Gaza cumple cuatro meses y más de 27.700 muertos.
Este miércoles más temprano se dio a conocer la contrapropuesta del grupo islamista Hamás para un cese de hostilidades en el enclave palestino. Según un documento citado por Reuters, el movimiento planteó un alto al fuego dividido en tres etapas, cada una de 45 días, para un total de 135 días.
Durante ese tiempo, se llevaría a cabo el intercambio de los rehenes restantes en manos del grupo que controla Gaza por palestinos presos en cárceles israelíes.
Hamás pidió la liberación de 1.500 prisioneros, un tercio de los cuales seleccionaría de una lista de palestinos condenados a cadena perpetua por las autoridades israelíes.
En cuanto a los secuestrados –capturados en Israel el 7 de octubre– el grupo señaló que todas las mujeres, los hombres menores de 19 años, los ancianos y los enfermos serían entregados durante la primera fase, a cambio de la liberación de las mujeres y niños palestinos en las cárceles israelíes.
Los rehenes masculinos restantes serían puestos en libertad durante la segunda fase. En la tercera etapa, debe registrarse la entrega de los cuerpos y restos mortales entre las dos partes del conflicto. Al final de la tercera etapa, Hamás espera, a través de los mediadores, haber llegado a un acuerdo con el Ejército israelí sobre el fin de la guerra actual.
Por tanto, el movimiento planteó que la tregua debería conducir a un cese total de las hostilidades en curso y con ello debería iniciar la reconstrucción del enclave palestino, así como el retiro por completo de las tropas israelíes.
El plan se estrella contra la negativa del premier israelí y conduce el conflicto a una inminente prolongación de los bombardeos en la devastada Franja de Gaza.
Biden había calificado la propuesta de Hamás como “exagerada” . Los detalles de la contraoferta de Hamás se conocieron públicamente un día después de que Qatar calificara la propuesta del movimiento islamista como “positiva”.
Sin embargo, el plan de Hamás ya había encontrado piedras en el camino.
El martes 6 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, gran aliado de Israel, tildó la réplica de Hamás como excesiva. “Ha habido una respuesta de Hamás, pero parece un poco exagerada. No estamos seguros de dónde está. Hay una negociación en curso en este momento”, señaló el mandatario estadounidense.
Asimismo, el pasado lunes 5 de febrero, sin especificar cuáles eran las peticiones de Hamás, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que su Gobierno “no aceptará” las demandas que el grupo islamista presentó para la liberación de los rehenes restantes que se encuentran en Gaza.
Un comunicado del partido oficialista Likud citó al premier señalando que los términos para la entrega de los más de 100 secuestrados que quedan en el enclave palestino «deberían ser similares al acuerdo anterior».
Una referencia a la tregua del pasado noviembre, en la que se intercambiaba aproximadamente un rehén por cada tres presos palestinos. Todos los liberados de cárceles israelíes fueron mujeres y menores de edad.
A este escenario se suma la postura de Arabia Saudita, que este miércoles señaló que no establecerá vínculos con Israel sin que sus tropas se hayan retirado de la Franja de Gaza. Incluso, la nación intensifica sus demandas y pone como condición el reconocimiento de un Estado palestino.
“El Reino ha comunicado su firme posición a la Administración estadounidense de que no habrá relaciones diplomáticas con Israel a menos que se reconozca un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como su capital, y que la agresión israelí a la Franja de Gaza cese y todas las fuerzas de ocupación israelíes se retiren de la Franja de Gaza”, dice el comunicado.
Los condicionamientos del reino son significativos, ya que –además de la tregua– la normalización de relaciones entre el país rico en petróleo y el gran aliado de Washington en Oriente Medio ha sido uno de los ejes centrales de la agenda del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, que la semana pasada medió en Riad por ese asunto.
Blinken llega a Israel en medio de discusiones sobre una tregua con Hamás. Es su quinta visita a la región desde que las hostilidades en curso detonaron hace cuatro meses y su parada en Israel coincide con la expectativa después de que se conociera la contraoferta de Hamás.
El máximo representante de la diplomacia estadounidense llegó durante la madrugada de este miércoles al territorio israelí, después de reunirse con los líderes de Qatar y Egipto, en el impulso diplomático más serio de la guerra hasta el momento, destinado a alcanzar una tregua ampliada.
Recientemente, en su parada en Doha, el secretario de Estado afirmó que “aún queda mucho trabajo por hacer”, pero resaltó que seguía creyendo en que “un acuerdo es posible y, de hecho, esencial».
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