Dubai. Irán ha abierto una línea directa de comunicación con los rebeldes del nuevo liderazgo de Siria desde que su aliado Bashar al-Assad fue derrocado, dijo el lunes a Reuters un alto funcionario iraní, en un intento de «prevenir una trayectoria hostil» entre los países.
El avance vertiginoso de una alianza de milicias encabezada por Hayat Tahrir al-Sham, ex afiliada de Al Qaeda, marcó uno de los puntos de inflexión más importantes para Oriente Medio en generaciones. La caída de Assad como presidente eliminó un bastión desde el cual Irán y Rusia ejercían influencia en todo el mundo árabe.
Horas después de la caída de Assad, Irán dijo que esperaba que las relaciones con Damasco continuaran basándose en el «enfoque prudente y con visión de futuro» de ambos países y pidió el establecimiento de un gobierno inclusivo que represente a todos los segmentos de la sociedad siria.
Hay pocas dudas sobre la preocupación de Teherán sobre cómo el cambio de poder en Damasco afectará la influencia de Irán en Siria, el eje de su influencia regional.
Pero no hay pánico, dijeron a Reuters tres funcionarios iraníes, mientras Teherán busca vías diplomáticas para establecer contacto con personas a las que uno de los funcionarios llamó «aquellos dentro de los nuevos grupos gobernantes de Siria cuyas opiniones son más cercanas a las de Irán».
«La principal preocupación de Irán es si el sucesor de Assad alejará a Siria de la órbita de Teherán», dijo un segundo funcionario iraní. «Ése es un escenario que Irán está dispuesto a evitar».
¿Cómo lograron los rebeldes su ofensiva?
Una Siria hostil post-Assad privaría al grupo armado libanés Hezbollah de su única ruta de suministro terrestre y negaría a Irán su principal acceso al Mediterráneo y a la «línea del frente» con Israel.
Uno de los altos funcionarios dijo que los gobernantes clericales de Irán, enfrentando la pérdida de un aliado importante en Damasco y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, estaban abiertos a dialogar con los nuevos líderes de Siria.
«Este compromiso es clave para estabilizar los lazos y evitar más tensiones regionales», dijo el funcionario.
Teherán ha establecido contactos con dos grupos dentro del nuevo liderazgo y el nivel de interacción se evaluará en los próximos días después de una reunión en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, un importante organismo de seguridad, dijo.
Dos de los funcionarios iraníes dijeron que Teherán temía que Trump utilizara la destitución de Assad como palanca para intensificar la presión económica y política sobre Irán, «ya sea para forzar concesiones o para desestabilizar a la República Islámica».
Después de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 con seis grandes potencias en 2018, el entonces presidente Trump aplicó una política de «máxima presión» que provocó dificultades económicas extremas y exacerbó el descontento público en Irán. Trump está llenando su futura administración con halcones en contra de Irán.
En 2020, Trump, como presidente, ordenó un ataque con drones que mató a Qassem Soleimani, el comandante militar más poderoso de Irán y cerebro de los ataques en el extranjero contra los intereses estadounidenses y de sus aliados.
«A Irán ahora sólo le quedan dos opciones: replegarse y trazar una línea defensiva en Irak o buscar un acuerdo con Trump», dijo Ali Vaez del International Crisis Group.
La caída de Assad puso de manifiesto la cada vez menor influencia estratégica de Teherán en la región, exacerbada por las ofensivas militares de Israel contra Hezbolá en el Líbano y el grupo militante palestino Hamás en Gaza.
Los gobernantes clericales de Irán gastaron miles de millones de dólares apuntalando a Assad durante la guerra civil que estalló en Siria en 2011 y desplegaron sus Guardias Revolucionarios en Siria para mantener a su aliado en el poder y mantener el » Eje de Resistencia » de Teherán ante Israel y la influencia de Estados Unidos en Medio Oriente.
La caída de Assad elimina un eslabón crítico en la cadena de resistencia regional de Irán que servía como ruta de tránsito crucial para que Teherán suministrara armas y financiara a sus representantes, en particular a Hezbolá.
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