miércoles 24 abril 2024

“Vamos por todo” lanzó Cristina Kirchner en febrero de 2012

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Familiares y amigos “del poder actual” están siendo instalados en toda la estructura del Estado, sin que importe su capacidad y preparación, para ocupar un puesto. Se percibe sin dudas el nepotismo, entendido como uno de los males más dañinos de la función pública y de la política (aunque no se reduce a ella).  

El decreto 93/2018, firmado por el entonces Presidente Mauricio Macri, prohibió en todo el sector público nacional las designaciones, bajo cualquier modalidad, de personas que tuvieran algún vínculo de parentesco, tanto en línea recta como en línea colateral hasta el segundo grado, con el presidente, el vicepresidente de la Nación, con el jefe de Gabinete, con los ministros y demás funcionarios de rango y jerarquía de ministro.

A pesar del mencionado decreto la Administración Fernández ha instalado funcionarios en todos los niveles con estrechos vínculos familiares con los “hombres del poder”, sin si quiera tomar en cuenta su capacidad para ejercer el cargo que se le asignó. Basta solo un ejemplo: un chef por ser sobrino de Alicia Kirchner, Gobernadora de Santa Cruz, se convirtió en Director del Banco de La Nación Argentina. 

El actual Jefe de Estado, Alberto Fernández, mantiene en vigencia el mencionado decreto pero ignora su aplicación, mientras sus asesores legales miden los efectos del mismo en los actuales nombramientos. El Presidente deslizó que anularía el Dto 93/2018, esta medida aún no se concretó y no hay indicios acerca del momento en que ocurrirá.

Lo cierto es que el decreto vigente no tuvo mayor impacto en términos cuantitativos. En cualquier caso sigue pendiente la construcción de un mapa del nepotismo.

Esta tarea debería comprender no solo al PEN, sus organismos descentralizados y las empresas públicas, sino también alcanzar al resto de los poderes del Estado, infectados por este flagelo.

Desde luego, esta investigación no estaría completa si no se extendiera a cada una de las administraciones provinciales en todos sus niveles. El diagnóstico que entregaría este mapa del nepotismo permitiría conocer la extensión y la profundidad del problema, pero al mismo tiempo resultaría de vital importancia para empezar a ponerle límites.

Los datos que se obtengan abrirán el camino para relacionar al nepotismo con la discrecionalidad, la arbitrariedad y la corrupción, entre otros factores de riesgo institucional.

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