martes 23 abril 2024

Irán. El régimen de Rohani entre ambiciones de poder y el Covid-19

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Teherán. En política exterior, la ambición iraní pretende consolidar un eje este-oeste que comienza en Irán, sigue con las milicias shiítas del Hachd en Irak, pasa por la dictadura de Bachar al-Assad en Siria y culmina con el Hezbollah libanés.

El 11 de febrero, en el 41 aniversario de la Revolución, muestra un Irán dividido entre quienes apoyan el régimen y tratan de recuperar la iniciativa sobre la base de una unidad post mortuoria alrededor de la “glorificación” del general Soleimani y quienes recuerdan la represión y las muertes -304 según Amnesty International- de noviembre 2019 en las manifestaciones contra el gobierno, el corte de Internet de aquel momento, las carencias económicas, las mentiras sobre el derribo del avión ucraniano.

Todo indica que los duros desplazarán a los moderados. Con candidaturas exclusivamente conservadoras para las elecciones parlamentarias y con un muy probable impedimento de candidaturas moderas en la presidencial de 2021.

21 de febrero: elecciones parlamentarias con la menor participación popular -42,5 por ciento- desde la Revolución de 1979 a la fecha. Obviamente, triunfo conservador, luego de la descalificación de los candidatos reformistas y moderados efectuada por el Consejo de la Revolución. En Teherán, la participación fue solo del 25 por ciento.

Es el final, en la práctica, del gobierno Rohani, es decir de los moderados.

Y llegó el coronavirus. Primeros muertos a finales de febrero 2020. De allí en más una progresión casi geométrica. Jamenei dice que la pandemia es “solo un pretexto para impedir que la gente concurra a votar” en las parlamentarias.

Irán se constituye un uno de los principales focos mundiales de coronavirus por fuera de China. Pero, el 26 de febrero, el presidente Rohani también descalifica la pandemia y afirma que es una “conspiración del enemigo”. Dice que todo se normalizará en pocas semanas.

Para el 03 de marzo, la realidad del cornavirus se impone de manera brutal frente a la negación del gobierno: quince miembros del gobierno resultan infectados, uno de ellos es el vicepresidente de la República. Y cinco fallecen en consecuencia. La momentánea negación aceleró los contagios.

Dos días después, la realidad pesa más que el relato. El gobierno cierra escuelas y universidades. A ese momento, los muertos por coronavirus suman 107. Nadie cree demasiado en las cifras oficiales. Los países vecinos cierran sus fronteras con Irán. Para el 19 de marzo, los muertos “oficiales” por coronavirus suman 1284. El 03 de abril, con 3.294 muertos “oficiales” por coronavirus, Irán intenta llevar a cabo una ofensiva diplomática para que sean levantadas las sanciones norteamericanas.

El 08 de abril, el presidente Rohani dispone el fin del confinamiento parcial, tras dos semanas de inactividad. Es que la economía iraní está en malas condiciones. Además de las sanciones de Estados Unidos, se suma la caída de los precios internacionales del petróleo que Irán exporta aunque en cantidades poco significativas.

El mismo día, el gobierno revolucionario solicita un préstamo de 5.000 millones de dólares… al Fondo Monetario Internacional (FMI). A la fecha, los muertos “oficiales” por coronavirus suman 5.877. Aunque la pandemia no está vencida, la progresión mortal tiende sensiblemente a la baja, según las estadísticas oficiales.
Luis Domenianni

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