Por Agronomo Francisco Rebollo Paz
Hoy en día, pensar en ciudades sustentables es casi una utopía en la mayoría de las ciudades de muchos países. No por eso debemos dejarnos estar y bajar los brazos, pues es una batalla que debe ser librada día a día y codo a codo.
Cuando digo “día a día” me refiero a que no es algo que se pueda solucionar con decisiones drásticas tomadas de un día para el otro, sino que son maniobras que deberán ser llevadas a cabo durante un largo tiempo para poder ver los resultados positivos; y cuando digo “codo a codo” es porque deberemos aprender a dejar de lado más de una diferencia política para poder tirar juntos hacia objetivos comunes que puedan revertir, en parte, el enorme daño que ya hemos ocasionado al planeta y tratar de disminuir al máximo los impactos negativos que dejamos a cada paso.
Los temas para analizar son infinitos, RSU, energías renovables, movilidad sustentable, transporte público por sobre el transporte en vehículos particulares… y así podríamos armar una lista interminable de temas a desarrollar que harían de este texto un compendio más que una nota periodística.
Por eso es que prefiero centrarme en un par de asuntos puntuales que tienen que ver con mi actividad profesional y que son los temas que conozco y que he tenido oportunidad de experimentar en mi paso por la localidad bonaerense de San Antonio de Areco, ejerciendo la función de Director de Espacios Verdes de la municipalidad, durante más de 7 años.
El arbolado urbano es fuente de numerosos beneficios y motivo de muchas de las quejas más comunes en los centros de atención al vecino de las ciudades. Lograr amigarnos con los seres vivos que componen el arbolado de hilera o alineación y los árboles de plazas y parques nos dará un abanico de soluciones a problemas cotidianos, ya que los árboles bajan la temperatura de las veredas y de los frentes de los edificios, aumentan el valor de las propiedades, filtran olores y polvo que suelen estar en el aire, brindan O2, retienen agua de lluvia en sus copas y absorben gran cantidad de agua del suelo.
Pero claro, como todo tema genérico tiene sus detalles puntuales: las especies del arbolado urbano deben ser de Árboles Nativos. Si buscamos sustentabilidad, debemos tener en cuenta que los Árboles Nativos son de bajo costo de producción y de bajo o nulo costo de mantenimiento (son los que están adaptados a los suelos y los climas de cada región). Con este punto sobre la mesa, cabe aclarar que el 98% de los árboles que caen por tormentas o vientos fuertes son especies exóticas (estadística obtenida en 7 años de gestión en San Antonio de Areco y 1 año en Pilar, ambos en Provincia de Buenos Aires).
Uno de los mayores reclamos en las ciudades es “el árbol me rompe la vereda”. ¿Nos hemos puesto a pensar en la importancia de regular el tamaño mínimo de planteras o cazuelas dependiendo del ancho de vereda? Pues esa relación es fundamental, no solo para el buen desarrollo del ejemplar arbóreo implantado, sino para la absorción del agua de lluvia en una zona de exceso de asfalto o cemento que favorece el escurrimiento del agua a gran velocidad hacia los cursos de agua.
Y siguiendo con este tema, ¿se nos vino alguna vez a la mente por qué los boulevards, las rotondas o las plazas son a “sobre nivel” y no en “bajo nivel”? si toda esa agua de lluvia que escurre pudiera ser absorbida por los espacios verdes circundantes, evitaríamos o retardaríamos la llegada de ese gran volumen de agua a los ríos y arroyos, limitando sus desbordes.
Siguiendo con el tema del agua de lluvia, ¿se nos ocurrió pensar en retardadores o retenedores de agua en vía pública o en obras particulares? Imaginemos una ciudad que reduzca los espacios de estacionamiento en los centros urbanos para crear espacios para la plantación de árboles nativos y favorecer la absorción de agua. Imaginemos la habilitación de obras privadas donde el agua de lluvia deba ser retenida en tanques que sirvan para agua de riego, para lavar la ropa, la vereda o el auto, o más aún, que tengan hecha la conexión con las mochilas de los inodoros; pensemos por un minuto que todo eso, hasta apretar el botón del inodoro, lo hacemos con agua potable.
Creo que por hoy, hemos planteado demasiadas cosas… tenemos mucho para pensar y para analizar. Para empezar debemos evitar reducir el suelo absorbente a toda costa y elegir bien el arbolado urbano. Con eso ya habremos dado un gran paso!
Francisco Rebollo Paz Agrónomo, dedicado al paisajismo
IG/BN/CC/rp.
