jueves 25 abril 2024

El arte de Tana Pujals. La libélula: «un insecto inspirador»

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“Escribiendo con las alas
En las páginas del viento
La esbelta caligrafía
De sus círculos ligeros.
La libélula elegante
Va deslizando su cuerpo “
Salvador Rueda (1861-1933)


Hay un insecto que me atrae mucho: la libélula. La palabra viene del latín y significa “balanza”, término que hace referencia a la capacidad del insecto de mantenerse equilibrado en el aire. En Japón, en la antigüedad, los grabados de libélulas en las armaduras de los samuráis simbolizaban el poder, la agilidad y por encima de todo la victoria. Ya en China se la asocia con la prosperidad, la armonía y la buena suerte. Los nativos americanos ven en la libélula la pureza ya que según ellos se alimenta del propio viento.

Todos estos datos me inspiraron cuando recibí un singular pedido: una serie de libélulas para U.S.A. Antes de sentarme frente a mi tablero, busqué información en libros e internet. Impresionante la cantidad de variedades de libélulas que desfilaron delante de mis ojos! También busqué referencias en el Art Nouveau que amo tanto. Un arte que es el resultado de la búsqueda de una síntesis de dos necesidades en apariencia opuestas: la inspiración naturalista y una forma ornamental de eficacia visual. Esta expresión deriva de la tienda que abrió Siegfried Bing en París en 1895, llamada “ La Maison de l‘ Art Nouveau”. Las creaciones poseían varios puntos en común: líneas que fluían libremente y rechazó a la rigidez.

La libélula resume esto: ligera, dúctil, con líneas sinuosas. Sus colores, como el pavo real, son perfectos: azul, verde, violeta, esmeralda. Por eso es protagonista en el Art Nouveau, resultando en obras etéreas, delicadas y maravillosas transparencias hipnóticas.

No me fue fácil conseguir esta delicadeza y transparencia de las alas divididas en cuatro. Nunca utilicé tanto la goma de borrar. Mezcle el lápiz con la tiza sin mucho resultado. Son esos retos fascinantes a los se enfrenta el artista: “Si otros pudieron porque yo no puedo?”.

Los cuerpos estaban ahí, abandonados a su suerte, sin poder volar. Después de horas y algunos días aparecieron las alas como las quería. Mis libélulas podían salir volando de mi tablero. Esta serie me trajo mucha satisfacción personal pues había conseguido algo que me parecía imposible. Mire con adoración la foto del broche de Lalique “la mujer libélula”. Me pregunto si algún día alcanzaré esa perfección del arte y de la naturaleza.
Tana Pujals.
Artista con pasión por retratar animales.
CC/BN/CC/rp.

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