ROMA. Durante dos décadas, la aerolínea no obtuvo ganancias anuales y funcionó a duras penas luchando contra la competencia de las compañías de bajo costo y enfrentando a su propia fuerza laboral de alto costo y muy movilizada. Los problemas de Alitalia la acompañaron hasta su último día: esta semana fueron cancelados 100 vuelos gracias a huelgas de empleados descontentos con la creación de la nueva aerolínea de bandera nacional, ITA, que significa Italia Trasporto Aereo, que le costó al Estado italiano la inyección de 1350 millones de euros.
“Nos gustaría informarles que debido a las actuales movilizaciones sindicales y al compromiso contextual con la formación profesional, en la nueva aerolínea ITA, de parte de la tripulación de vuelo, pueden ocurrir inconvenientes en la prestación de los servicios de Alitalia”, informó el sitio oficial en un comunicado. “Pedimos disculpas a los pasajeros por las molestias ocasionadas”.
Para dar luz verde a la inversión de capital para la creación de ITA, que comenzará a funcionar a partir de mañana, la Comisión Europea exigió que la nueva empresa suponga una ruptura sustancial con Alitalia, que se ha beneficiado de una serie de rescates estatales.
La aerolínea se creó poco después de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en la transportista de estrellas de cine italianas y estadounidenses en pleno apogeo de la época de la dolce vita en Roma.
Además, fue el transporte aéreo de una sucesión de Papas que la eligieron para enseñar al mundo los colores de la bandera italiana presentes en el logo distintivo de la empresa. El flamante papa Francisco voló a Hungría el mes pasado y luego a Eslovaquia con Alitalia.
No obstante, muchos italianos parecen celebrar la desaparición de la compañía y no ven la hora de que el portaaviones cese sus funciones. Un ex funcionario del gobierno lo calificó de “vergüenza nacional” poco tiempo atrás, mientras otro lanzó: “¿No puede Lufthansa simplemente hacerse cargo de ellos ahora?”.
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