jueves 18 abril 2024

La CGT se blinda con unidad y se prepara para tiempos de confrontación

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La Confederación General del Trabajo (CGT) se recicló.  En su triunvirato de  conducción,  con  viejos caudillos están, Hector Daer (Sanidad), que reclamó: “Esta CGT tiene que ser parte de la discusión política del país”,  Carlos Acuña (Estaciones de Servicio) que anticipó: «la CGT va a estar en la calle para defender al Presidente si lo atacan»,  y  Pablo Moyano , el  heredero de Hugo (Camioneros), que mostró su clásica predisposición a la confrontación.   “No vamos a ser el apéndice de ningún gobierno”.

Los viejos popes sindicales, que perciben los tiempos difíciles que se avecinan, acordaron  la unidad. Algunos gremios que se había alejado de la CGT volvieron al nido. Camioneros, SMATA y Bancarios, entre otros, resolvieron juntarse para recuperar fuerzas a fin de  negociar en mejores condiciones con el Gobierno, al que en el congreso realizado en Parque Norte le reclamaron una mayor participación del gremialismo.

Rodolfo Daer (Alimentación), hermano del triunviro Héctor, reclamó: “Este movimiento obrero quiere discutir las políticas que se desarrollan en el país”. Es evidente que se sienten marginados por el mismo oficialismo al que apoyan y por eso hubo alusiones a la independencia de la central obrera, pero lo quedó en claro  de qué lado estará la mayoría de la central obrera en la puja Alberto Fernández-Cristina Kirchner, como lo explicitó Gerardo Martínez (UOCRA), al reclamar que haya “un gobierno de una sola voz, la del Presidente”.

Para Cristina Kirchner sonó una advertencia que fue lanzada por  Héctor Daer:  “que nadie se vuelva loco para ver qué pasa con la seguridad social: las obras sociales son un tema inclaudicable”.  Apuntó así a la reforma del sistema de salud que promueve el kirchnerismo y que los sindicalistas temen que signifique apropiarse de los fondos de las obras sociales.

Pero también el ratificado cotitular cegetista le mandó señales a Juntos por el Cambio cuando pidió “sindicatos fuertes” y juzgó “inclaudicables” los convenios colectivos de trabajo, la Ley de Contrato de Trabajo y la Ley de Asociaciones Sindicales, supuestamente en la mira de la oposición. En el espíritu,  de los reciclados dirigentes gremiales, sigue el convencimiento  de que su poder se asienta sobre que nada cambie.  La modificación de la legislación laboral actual sería de alto riesgo e impensable para ellos, a pesar que los convenios que rigen las distintas actividades fueron confeccionados en 1975, y hoy resultan obsoletos, no solo por las nuevas tecnologías, sino también por los procedimientos laborales de la actualidad.

La CGT unida y con más poder, exige estar en la mesa de las grandes discusiones nacionales, se propone rodear a Alberto Fernández para ponerle límites al kirchnerismo y busca tener fuerza para vetar cualquier proyecto que amenace  el modelo sindical y el sistema de obras sociales. Quedó en claro este rumbo cuando el cristinista, jefe de la UOM, Antonio Caló, fue vetado para un cuarteto de conducción, y también sufrieron pérdida de poder Sergio Palazzo (bancarios) y Horacio Arreceygor (televisión).

La imagen de una poderosa y reciclada CGT será exhibida el miércoles de la semana que viene con la movilización a la Plaza de Mayo para respaldar a Alberto Fernández, pero si efectivamente se realiza  algunos caciques sindicales especulaban que el acto de signo albertista estaría garantizado sólo si el Frente de Todos gana o pierde en los comicios por muy pocos puntos ante Juntos por el Cambio. ¿Y si el oficialismo recibe una paliza electoral? “Quizá se cancele -se sinceró un dirigente-. Ya saben cómo somos los sindicalistas. Te acompañamos a la puerta del cementerio, pero nunca entramos”.

P/ag.ifb.rc.vfn/gr.rp.

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